miércoles, 10 de septiembre de 2014

Al estado del bienestar de Noruega se le acaba la gasolina




  • Los pozos de petróleo se secan, pese a las inversiones multimillonarias
  • El país aún no ha resuelto cómo cuadrar menos ingresos con un gasto disparado
  • Cerca de 600.000 personas viven directamente de subsidios públicos




  • Noruega ya sabe lo que es el pico de Hubbert. La forma predicha para la curva de producción de petróleo, formulada por el geofísico estadounidense que le da nombre, se cumplió fielmente y a comienzos de la pasada década el crudo empezo a dejar de fluir. Ahora, el país nórdico se enfrenta al dilema de cómo sufragar su estado del bienestar.

    Por el momento, en Oslo nadie ha puesto el grito en el cielo. El estado escandinavo supo aplicarse el cuento de la Cigarra y la Hormiga, y supo apartar un fondo de 860.000 millones de dólares (618.000 millones de euros) para el previsible final de 'El Dorado' petrolífero.

    Noruega cuenta además con una salud financiera envidiable, con superávits presupuestarios, un desempleo tan bajo que en España sería inverosímil (por debajo del 4%), y con su deuda pública calificada con la triple A en los mercados internacionales.

    Pese a ello, su economía no ha resuelto aún el enigma de cómo superar la dependencia del petróleo y al mismo tiempo mantener el nivel de bienestar animado por el sector público. De hecho, ni siquiera parece haberse planteado este más que previsible choque de trenes.

    Desde el lado de los ingresos, las multimillonarias inversiones en el sector petrolífero no están consiguiendo los resultados deseados, y la compañía estatal Statoil se ha visto obligada ya a replegar las inyecciones de dinero para intentar llegar a bolsas de crudo en el mar del norte, ya que cada vez resultan más inalcanzables.


    Inversiones inútiles, gastos estáticos


    Así que muchos analistas empiezan a dar por hecho que los ingresos tributarios por el crudo, del que Noruega es el séptimo exportador mundial y cuyo volumen de producción ha caído ya a niveles de finales de los años 80 del pasado siglo, comenzarán a secarse pronto.

    Mientras tanto, el gobierno niega la debacle fiscal al mismo tiempo que se ve políticamente incapaz de recortar un sistema de subsidios del que se calcula que viven directamente 600.000 personas, en un país poblado por 5 millones.

    Las comparaciones, odiosas, hacen que suenen con fuerza sugerencias como la de que Noruega debería plantearse una situación de reconversión total como la que vivió Finlandia o, al menos, poner sus barbas a remojar: su vecino, Suecia, ya ha comenzado a recortar las prestaciones por desempleos, y ha bajado al mismo tiempo los impuestos de la renta a personas y sociedades, dejando la presión tributaria por debajo de la de Francia.

    Con el silbido del crudo sonando cada vez más bajo entre los embates de las olas, la sociedad noruega tiene pendiente aún afrontar que su sistema social podría haber tocado su propio pico de Hubbert.


    elEconomista.es | Reuters   8/05/2014


    http://www.eleconomista.es/interstitial/volver/xtbjun/economia/noticias/5763550/05/14/Al-estado-del-bienestar-noruego-se-le-acaba-la-gasolina.html#.Kku8lqfaFtQhKZE


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