sábado, 24 de noviembre de 2018

Black Friday: ¿Por qué no podemos evitar comprar cosas rebajadas?

Black Friday: ¿Por qué no podemos evitar comprar cosas rebajadas?
Se activan centros de placer en nuestro cerebro (Kikovic / Getty Images/iStockphoto)


La respuesta está en la emoción y en los instintos


Parece que el Black Friday ha llegado a España para quedarse. Hemos importado este concepto estadounidense de forma natural y en cuestión de muy poco tiempo. Si en un principio solo fue adoptado por las grandes cadenas, este año, la Confederación Española de Comercio calcula que hasta un 30% del pequeño y mediano comercio participarán del fenómeno.
Aunque el acontecimiento ofrece buenas oportunidades para los consumidores, sobre todo de cara a los regalos navideños, también tiene su contraparte, ya que el solo hecho de ver la palabra “rebaja” hace que nos lancemos a comprar indiscriminadamente, sin cabeza y apostando por artículos que no necesitamos.
El hecho de que el Black Friday solo dure un día es especialmente tentador e induce al consumo de forma muy efectiva, ya que saber que las ofertas solo estarán disponibles durante un día hace que respondamos con urgencia y compremos impulsivamente por miedo a perder la ocasión.
Aparte de este, hay varios motivos que explican que el Black Friday se haya popularizado tan rápido en nuestro país. Y es que nos cuesta mucho resistirnos a cualquier concepto relacionado con las rebajas.

1. Comprar activa centros de placer en nuestro cerebro


Como toda actividad de ocio, ir de compras activa centros de placer en nuestro cerebro mediante la liberación de dopamina y endorfinas -igual que cuando comemos algo dulce o mantenemos relaciones sexuales- produciendo una sensación de bienestar y euforia a corto plazo que, por el hecho de durar poco, causa adicción: queremos volver a experimentarla.

2. Internet fomenta la adicción


La moda del Black Friday se ha extendido al Cyber Monday. Así, el lunes después del fin de semana de Acción de Gracias -el jueves 22 de noviembre-, las tiendas ofrecen descuentos especiales en sus portales web. Este tipo de compras ofrecen ventajas obvias de comodidad y facilitan mucho el proceso, con lo que aumenta también la impulsividad.
Además, el hecho de que al comprar por internet paguemos siempre con tarjeta de crédito también hace que seamos menos conscientes de lo que gastamos. En las tiendas físicas tendemos a pensárnoslo mejor antes de lanzarnos a comprar un producto si algún aspecto del mismo no nos convence, cosa que por internet no hacemos.
Además, gracias a internet, nos contagiamos mucho más rápido de fenómenos de este tipo provenientes de otros países, lo cual explica que el Black Friday se haya extendido tan rápidamente en nuestro continente.
Las campañas de marketing de las marcas se extienden a la velocidad de la luz por internet y son hiperefectivas, aunque, por otro lado, la tendencia del consumidor es a fiarse cada vez menos de ellas y más de las opiniones de los otros usuarios, las cuales suponen una de las grandes ventajas de comprar por internet.

3. La presión social también influye


Nuestra supervivencia ha dependido a lo largo de muchos siglos de no desentonar, de no salirnos de la norma, así que tendemos a imitar a quienes se encuentran en nuestro grupo de referencia por puro instinto de conservación.
La sociedad en que vivimos nos empuja a consumir para hacernos sentir adaptados y, sobre todo, guiados por nuestros instintos y emoción, y no por la razón: satisfacer deseos inmediatos, mitigar nuestro malestar y recompensarnos por las horas de trabajo y los infortunios de la vida son algunas de las causas que nos llevan a comprar compulsivamente.

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