Los logos se están apoderando de los looks. (Fendi)
La tendencia de la logomanía ha llegado tan lejos que incluso Zara se apunta ahora a presumir de logo. ¿Por qué nos hemos vuelto locos con esta moda y cuándo va a terminar?
En un momento en el que es más importante llamar la atención a las afueras del desfile gracias a tu look que tener siquiera entradas para verlo, en una realidad en la que los likes se ganan a base de extravagancia y en una situación en la que las tribus urbanas han borrado sus fronteras para mezclarse hasta el punto de que una pija puede vestirse como una choni, los logos se erigen como el arma perfecta para destacar y pertenecer a algo. Ser parte, así, de una tribu, aunque sea la logomaníaca y se componga precisamente de lo que diferencia con más fuerza a una marca de la otra: el logo.
Las firmas skate son las que reavivaron el furor del logo y las marcas de lujo han tomado nota de su receta del éxito para presumir de logo. Prada, Chanel yFendi son solo algunos de los ejemplos de las firmas que sacan pecho y con él su firma. Fendi, en concreto, ha estudiado tanto la dinámica del street wear que planea lanzar ediciones limitadas de productos estampados siguiendo la mecánica de los drops. “Nos gusta la idea de lanzar ediciones limitadas. A los consumidores más jóvenes les gusta el poder adquirir algo, saber que luego desaparecerá de las tiendas y que después llegará algo nuevo. Para nosotros es una forma de no ser previsibles”, explica Silvia Venturini Fendi, directora creativa de accesorios y de la línea masculina de Fendi.
No es la única marca que sigue esta estrategia. Burberry ha sido otra de las que ha hecho una colección logomaníaca en la que las camisetas estampadas han tenido un papel importante. Cada mes lanzarán ediciones de las camisas monogram a través de sus redes sociales y apps móviles. Los logos ayudan a los millennials a formar parte de una tribu. Llevar una rebeca con el logo de Gucci supone apoyar a una marca genderfluid que ya no usa pieles, por lo que no solo se trata de un gesto de ostentación, sino también de responsabilidad social.
Mientras tanto, las marcas han descubierto en el logo una estrategia con la que aumentar sus ventas que si bien no es muy sutil, funciona. El logo ha conseguido quitarse de encima el estigma del nuevo rico para asociarse ahora con la elegancia y con el lujo en un momento en el que precisamente el lujo ya no está relacionado necesariamente con la sofisticación. Los logos funcionan también como un estado de Facebook con el que expresar cómo te sientes. Indican felicidad y, por supuesto, riqueza, precisamente lo que antes de volver a hundirse en los 90 evocaban los logos. Ahora que la economía comienza a remontar, ya no está mal visto presumir de tener una cuenta corriente generosa.
Ahora que lo choni está ganando espacio a la elegancia, presumir de logo no está mal visto. Además, la moda comienza a divertirse y a ironizar, y la tendencia del logo tiene mucho sentido del humor. Sigue la dinámica que hoy arrasa en moda, la de 'es tan feo que es guay', y por ello el que lleva un total look logomaníaco se está riendo, un poquito, de las tendencias y demostrando no tomarse la moda, ni a sí mismo, demasiado en serio.
Los logos no son ya exclusivos del lujo: ahora también puedes presumir de ser comprador de Inditex de la mano de Zara, que cuenta con numerosas prendas que presumen de ser Zara a través del logo de la marca empleado como si de un Fendi se tratara. Vuelve a ser un gesto mediante el que los millennials se posicionan y demuestran que no necesitan gastarse una fortuna para seguir las tendencias y que están orgullosos de no tener que hacerlo. Porque al final, después de todo, el logo sirve ahora para establecer un nuevo diálogo.
AUTOR
MARITA ALONSO 22/11/2018
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