Vigila que estos aspectos no te cuesten tu relación (Motortion / Getty Images/iStockphoto)
Ignorar a los amigos, ser invasivo o precipitarse: no suele acabar bien
Hay gestos que parecen muy románticos y, sin embargo, pueden ser síntomas de que una relación está mal encaminada. Dicen que los grandes aspavientos y los sentimientos exagerados o precipitados no son buen pronóstico para una relación, así que si observas que tu nueva pareja se comporta de alguna de estas formas, quizás debas analizar los porqués.
1. Ignorar a los amigos
Parece romántico, pero no lo es. Tener amistades y saber mantenerlas es muy sano, y renunciar a ellas por un romance es contraproducente para todas las partes. Y es que la amistad nos aporta cosas muy positivas de las que no debemos prescindir nunca: felicidad, emociones positivas, ayuda en la toma de decisiones y en la gestión del estrés, apoyo emocional...
La amistad suele implicar actividades de ocio y permite que nos conformemos una identidad y una vida propias, al margen de la pareja: “Dejar todo esto por una nueva relación, además de la obvia pérdida de beneficios, a largo plazo puede tener efectos negativos, como el aburrimiento” explica la psicóloga María Súnico.
Si limitamos nuestra vida social y nos relacionamos en un circuito cerrado, sin influencias externas, lo más probable es que se termine hablando siempre de las mismas cosas y se hagan las mismas actividades, con el riesgo que implica de caer en la monotonía.
Aunque es normal que al principio solo nos apetezca estar con nuestra pareja, la psicóloga recomienda que se haga por reservar un hueco siempre para la familia, los amigos y las aficiones. Con ello, evitaremos que la relación no se desgaste antes de tiempo.
2. Escribirse constantemente
Mensajear constantemente a alguien puede indicar dependencia y derivar en frustración cuando la otra persona no responde inmediatamente. Si bien escribirse mucho no es bueno ni malo de por sí, ya que cada pareja tiene su propio ritmo, hay que analizar las causas para ver si puede terminar siendo contraproducente o no.
A veces solo queremos que la otra persona sepa que la echamos de menos, que hemos visto algo que nos recuerda a ella. Si no le parece demasiado invasivo, no hay de qué preocuparse. Sin embargo, si lo que se busca es controlar o que nos presten atención constante, es bueno poner conciencia y controlarse: ser demasiado demandante puede agotar -e incluso enfadar- a la otra persona.
3. Precipitarse
Por ejemplo, a la hora de querer conocer a los padres, hacer pública la relación en redes sociales o planificar un viaje: generalmente, son movimientos forzados cuando se realizan demasiado pronto y se perciben como tal.
Respecto a conocer a los padres, María Súnico considera que debemos tomarlo como algo natural: son seres humanos normales y corrientes que suelen querer agradar, por lo que si se presenta una circunstancia propicia y a ambos miembros de la pareja les apetece, no hay por qué darle más importancia de la que tiene.
Lo mismo con los viajes: si surge una oportunidad, por pronto que sea, puede servir para comprobar si se funciona bien en convivencia, cómo reacciona la otra persona al estrés o cómo se encaran los problemas.
La psicóloga señala que a veces lo que nos preocupa es que personas externas a la relación consideren que estamos yendo demasiado deprisa o se creen expectativas sobre ella. Pero he aquí una buena noticia: no somos responsables de las ideas que los demás se hacen sobre nosotros, así que mientras sigamos lo que nos dicta nuestro sentido común, no tendremos de qué preocuparnos.
https://www.lavanguardia.com/vivo/sexo/20181126/452971528980/senales-rojas-relacion.html
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