viernes, 9 de noviembre de 2018

Lávate las manos

Lávate las manos
Cultivo de bacterias (WLADIMIR BULGAR/SCIENCE PHOTO LI / Getty)


La tasa de bacterias no sensibles a antibióticos es del 17% y llegará al 18% en el 2030, según la OCDE

Si no se toman medidas, 2,4 millones de personas morirán por estas infecciones en 30 años

Los daños se reducirían un 40% con más higiene en hospitales, prescripción racional y análisis rápidos


La resistencia a los antibióticos crece imparable y costará 2,4 millones de muertes en los próximos 30 años si no se hace nada para evitarlo. Es la ­advertencia de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) en su informe Detener la marea de las superbacterias : unos pocos dólares más. Según este estudio, que ha realizado en colaboración con el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, la tasa de resistencia que hoy es del 17% (aunque en algunos países es del 35% y en otras de 5%), en el 2030 podría estar en el 18%.
Cinco medidas básicas de salud pública y de bajo coste podrían evitar el 40% de los efectos de las resistencias a los antibióticos y su impacto en mortalidad y en años de vida de baja calidad, dice la OCDE. Y la principal de esas medidas es fomentar el lavado de manos y sobre todo la mejora de la higiene en los hospitales.
Los antibióticos, que revolucionaron las perspectivas de la humanidad y la sanidad hace 70 años, generan resistencias. Sus víctimas, las bacterias que pueblan la Tierra desde hace muchos más años que los humanos, se adaptan al cabo de un tiempo más o menos largo y aprenden a sobrevivir y ganar la partida. Inexorablemente. Así que, cuanto más se usan, más se facilita esa evolución. Por eso, desde el punto de vista sanitario, la recomendación repetida desde hace tiempo es usar mucho menos los antibióticos, nunca derrocharlos como hasta ahora en personas y animales, y ser mucho más selectivos para mantener al máximo su tiempo de eficacia.

El informe de la OCDE defiende que con poco dinero se puede amortiguar la gran amenaza sanitaria


¿Nuevos antibióticos? En ello están algunos laboratorios, aunque cada vez menos. “Es la gran contradicción de la industria sanitaria: no son negocio, porque nacerían para extenderse lo menos posible. O habría que venderlos a precio de oro”, apunta Domingo Gargallo, investigador e impulsor de una nueva molécula para una de las bacterias más problemáticas, la acinotobacter en Abac Therapeutics.
Por eso las estrategias que propone la OCDE para todos los países van por otro lado. Creen que hay mucho margen de mejora con intervenciones de salud pública y así lo demuestran algunos países, como Reino Unido. Las cinco claves son lavarse las manos con mucha más frecuencia y aumentar la higiene en los hospitales. Tener programas serios de uso racional de los antibióticos “y poner fin a decenios de prescripción excesiva”, como en España, donde aún los padres presionan al pediatra para que dé antibiótico al niño. Utilizar el análisis rápido cuando haya una infección para distinguir si es vírica o bacteriana. Promover la prescripción diferida (cuando el médico pide “espere unos días a ver cómo evoluciona la tos y, si no mejora sola, tome entonces el antibiótico”). Y campañas de sensibilización pública.
Todo el paquete, “dos dólares por persona y año”, resume el informe. Una cantidad asumible que podría salvar 1,2 millones de vidas de ahora al 2050 en los 33 países donde calculan que se morirán 2,4 millones de más debido a este problema. Los expertos en bacterias multirresistentes como Jordi Vila, jefe de Microbiología Clínica del Clínic, trabajan en otras estrategias con el objetivo de evitar la aparición de resistentes y para impedir la diseminación (por ejemplo, cuando se viene de viaje de algún lugar con mayor prevalencia de bacterias multirresistentes). Por eso se investiga en trasplantes fecales que colonicen con nuevas bacterias el tracto intestinal de los portadores de bacterias resistentes. Las nuevas podrían desplazar a las malas.resistencia
Resistencia a los antibióticos
Resistencia a los antibióticos (La Vanguardia)
También se prueba con la edición genética para combatir los genes responsables de la resistencia en cada caso. De ese modo, se intenta conseguir que las bacterias resistentes instaladas en un intestino se conviertan de nuevo en sensibles a los antibióticos.
El informe de la OCDE llama la atención sobre las grandes diferencias entre países. Sorprende, por ejemplo, la elevada cifra de infecciones por bacterias resistentes en Italia. “Tienen una elevada prevalencia en los hospitales, fundamentalmente Klebsiella pneumonia, resistentes a antibióticos de primera, segunda y tercera línea, por lo que la única opción terapéutica que les queda es colistina, que es bastante tóxica. Y aún así ya han aparecido bacterias resistentes a colistina. Necesitamos desesperadamente nuevos antibióticos”, explica Vila.
El problema se agrava, asegura el informe de la OCDE, con esos antibióticos de segunda y tercera línea. Cuando la infección es sensible, los médicos cuentan con múltiples soluciones eficaces. Si hay resistencia, han de acudir a la segunda fila, un arsenal mucho más pequeño. Si estos fallan, apenas quedan opciones y se utilizan con mucho cuidado, porque lo siguiente es la nada. “Se espera que la resistencia a estos de segunda o tercera línea sea un 70% más alta en el 2030”, advierte el informe.

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