sábado, 28 de marzo de 2020

Por qué algunas personas, a pesar del aislamiento, se niegan a quedarse en casa

Foto: Foto: EFE
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Es bastante frustrante descubrir que, mientras tú respetas el confinamiento, otros no lo hacen. ¿A qué se deben estas conductas?


Un hombre disfrazado de dinosaurio camina por la calle. Dos personas van por una acera, y alguien desde una ventana les grita que se vayan a casa. Un chico en un parque se fuma un cigarro con una sustancia sospechosa, y después asegura que en realidad está sacando al perro. Una mujer toma el sol en el césped. Hasta los famosos de turno son pillados en el aeropuerto porque se han saltado el aislamiento y han preferido irse a Ibiza a pasar la tormenta. Y si tú llevas muchos días confinado en casa, como es natural, esos comportamientos te frustran.
Como sucede siempre en esta vida, las reglas están para saltárselas, lo que en otras palabras quiere decir que, aunque la situación sea extremadamente grave (como en el caso actual), siempre habrá personas que creerán que están por encima de la ley y no tienen por qué cumplir lo que los demás sí. ¿Por qué? Te preguntarás tú, que hace días que solo te acaricia la luz del sol y el viento cuando te asomas a la terraza. Si es que, con suerte, tienes. Es lógico molestarse por algo así, sobre todo cuando hay tanto en juego, pero, ¿qué lleva a algunas personas a saltarse el aislamiento? Los psicólogos han dado una serie de respuestas.

Hay tres tipos de personas

Según explica el psicólogo Gordon Asmundson en 'CNN', con la crisis del coronavirus se han dado tres tipos de personas: los que responden en exceso (aquellos que han acabado con los suministros de papel higiénico mundiales), los que están en un punto intermedio (hacen lo que se les pide sin entrar en pánico), y los que no responden.
El confinamiento puede ser particularmente difícil para los ancianos, que se sienten más solos y no pueden hacer uso de herramientas como Skype

Estos últimos son los peligrosos, pues son aquellos que desobedecen la guía de salud pública, los que se consideran invulnerables y creen que no se pondrán enfermos. Este grupo de gente podría ser el culpable de que el virus continué propagándose durante las últimas semanas o incluso meses.

Minimizan el problema

Estas personas de las que hablamos también consideran que el problema no es tan grave como se presenta. O que tal vez sí lo es, pero no les afectará a ellos. Tienen una falsa imagen de lo que está sucediendo, lo infravaloran, y eso es lo que les hace salir a la calle. Según muchos psicólogos, cuando se saltan la norma, es porque de nuevo intentan recuperar el control sobre sus vidas.

Individualidad vs. colectividad

En alguna otra ocasión hemos señalado las diferencias de tipo cultural que existen entre Oriente y Occidente. Mientras que los primeros, por herencia budista, tienden a pensar más en la colectividad y en el grupo (con los problemas y las ventajas que eso supone), los occidentales, a excepción quizá de los nórdicos, que se rigen por su propia Ley de Jante, piensan más en la individualidad.
Con esta crisis ha surgido un grupo de personas que infravaloran el problema y consideran que no es tan grave como se presenta. Son los peligrosos

En circunstancias normales, puede no afectar o incluso beneficiar en algunos puntos, pero en momentos de pandemia, puede ser un comportamiento pernicioso o letal para los más débiles. Por eso el personal sanitario, los gobiernos y algunos personajes públicos están insistiendo en que nos quedemos en casa; no ya por nosotros sino por los ancianos o las personas con patologías previas.

Quizá anhelan conexión

Pero no todos los que se saltan la prohibición tienen que responder, obligatoriamente, a este patrón egoísta. En coyunturas como la que atravesamos en la actualidad, muchas personas pueden sentirse muy solas y deprimidas, y lo único que buscan es conexión con otras personas. Como adelantábamos en este periódico, al final de un aislamiento de 15 días en Toronto, Laura Hawryluck, de la Universidad de Toronto, y su equipo, decidieron entrevistar de manera ‘online’ al mayor número posible de personas para evaluar de primera mano la influencia del confinamiento en la salud mental: tras la cuarentena, un 28,9% presentaban síntomas de estrés postraumático, y un 31,2%, de depresión.
¿Comprender por qué algunas personas deciden salir a la calle a pesar de las advertencias puede ayudarnos a paliar realmente el problema?

En estos casos es normal por lo tanto, para ancianos y adultos mayores, el querer salir a la calle con el fin de poder paliar un poco la soledad. Puede ser particularmente difícil para ellos y no están tan dispuestos a usar herramientas como FaceTime o Skype para poder hablar con sus seres queridos. Somos criaturas sociales, al fin y al cabo.

¿Se les puede persuadir?

Esta es la pregunta difícil. ¿Comprender por qué algunas personas deciden salir a la calle puede ayudarnos a paliar realmente el problema? Según Asmund, eso es lo que están tratando de descubrir: Al identificar los factores psicológicos que contribuyen a estas respuestas, ya sean demasiado extremas o laxas, los funcionarios públicos pueden modificar sus mensajes para convencer a las personas de que sigan el distanciamiento social.
Algunos creen que las personas deben tener miedo de quedarse en casa. Otros sostienen que usar el miedo puede ser contraproducente porque las personas que responden con miedo no toman decisiones basadas en la lógica, de ahí el pánico a la hora de acabar con las existencias de papel higiénico, mascarillas o paracetamol. "Solo hay algo en lo que los expertos estamos de acuerdo", apunta, "convencer a la gente de que se quede en casa es nuestra mejor apuesta contra la pandemia".


AUTOR
ADA NUÑO  27/03/2020

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