domingo, 29 de marzo de 2020

Las tácticas de éxito que China usó contra el Covid-19 y que Occidente está ignorando

Foto: EC.

EC.


En Wuhan, el tipo de cuarentena que funcionó fue un régimen de confinamiento más agresivo, en el que los casos sospechosos o leves fueron enviados a hospitales improvisados



Los líderes de Estados Unidos y Europa observan los progresos de China para reducir la pandemia del coronavirus con el objetivo de averiguar cómo vencer al virus dentro de sus propias fronteras. Pero expertos médicos y sanitarios advierten de que las lecciones que se están sacando pueden ser erróneas.

El cordón sanitario que comenzó alrededor de Wuhan y dos ciudades cercanas el 23 de enero ayudó a reducir la transmisión del virus a otras partes de China, pero no lo detuvo en la propia Wuhan, dicen estos expertos. Por el contrario, el virus siguió propagándose en las casas de las distintas familias, en gran parte porque los hospitales estaban demasiado saturados para atender a todos los pacientes, según los médicos y los pacientes chinos.


Lo que realmente funcionó en Wuhan fue un cambio después del 2 de febrero hacia un régimen más agresivo de cuarentena sistemática, en el que los casos sospechosos o leves, incluso los contactos cercanos sanos de casos confirmados, fueron enviados a hospitales improvisados y a centros de cuarentena temporal.

La táctica requirió convertir cientos de hoteles, escuelas y otros lugares en centros de cuarentena, así como la construcción de dos nuevos hospitales y la creación de 14 centros temporales en edificios públicos. También dejó claro la importancia de la capacidad de hacer pruebas de coronavirus, que las autoridades locales aseguran que se amplió de 200 pruebas diarias a finales de enero a 7.000 diarias a mediados de febrero.


Estas medidas han ido más allá de lo que se ha previsto en muchas ciudades occidentales muy afectadas. Como resultado, muchos médicos y expertos dicen que los recientes cierres en los Estados Unidos y Europa pueden frenar el aumento de nuevas infecciones —si se aplican adecuadamente—, pero aun así no serán suficientes para detenerlo o evitar que muchos hospitales se vean desbordados, como ocurrió inicialmente en Wuhan.

"Sin intervención divina, no hay otra"

"Muchas de las lecciones se han desaprovechado", dice Devi Sridhar, profesora de salud pública mundial de la Universidad de Edimburgo. "Un cierre ayuda a ganar tiempo, pero la única manera de que funcione es volver sobre nuestros pasos y empezar a averiguar quién tiene el virus". EEUU, Reino Unido y algunos países europeos tendrán que establecer en última instancia múltiples hospitales temporales y centros de cuarentena para aislar más casos si quieren poner el virus bajo control, tal y como hizo Wuhan, según esta misma profesora. "En ausencia de la intervención divina, no creo que haya otra salida", dijo. "Estamos yendo en esa dirección, pero lo estamos haciendo demasiado lento".

En la ciudad de Nueva York, las autoridades federales planean establecer hospitales móviles, con una capacidad total de 1.000 camas, en el Centro de Convenciones Jacob K. Javits de Manhattan. Nueva York también ha estado buscando convertir hoteles enteros en hospitales, pero no está claro cuántas camas estarán disponibles.


Zhang Jinnong, jefe del departamento de emergencias del Hospital Xiehe de Wuhan, afirma que lo más importante es separar a los infectados de los sanos, y recomienda usar hoteles como centros de cuarentena donde la gente pueda estar aislada en habitaciones separadas. "Solo hay que apagar el aire acondicionado central", dice.

También apunta que hace unos días un puñado de pacientes han desarrollado anticuerpos contra el virus sin haber sido conscientes de haber sido infectados. Eso le hace pensar que Wuhan podría haber desarrollado ya un nivel de "inmunidad colectiva".

Se han identificado más de 50.000 casos confirmados de coronavirus en Wuhan, el 61% del total de China, desde que se detectó por primera vez en diciembre, según las autoridades sanitarias chinas. Los primeros casos se referían principalmente a personas relacionadas con un mercado de alimentos que vendía carne de animales salvajes.


El virus había matado a 2.524 personas en la ciudad hasta el martes, lo que representa el 77% del total nacional de China, y una tasa de mortalidad de casi el 5%. Sin embargo, desde finales de febrero, el número oficial de nuevos casos confirmados en Wuhan ha ido disminuyendo. En los últimos seis días, solo se ha informado de uno, lo que ha llevado a las autoridades chinas a cerrar todos los hospitales temporales y a empezar a relajar el cierre.


China dijo el martes que a partir del miércoles relajaría su cuarentena masiva para permitir que las personas sanas salgan de la provincia central de Hubei, excepto Wuhan, su capital, donde las restricciones de viaje se suavizarían de manera similar el 8 de abril.

Un hombre pasea por Wuhan. (Reuters)
Un hombre pasea por Wuhan. (Reuters)
Muchos gobiernos extranjeros que inicialmente descartaron los cierres, diciendo que no funcionarían en las democracias, ahora están implementando restricciones similares, aunque menos draconianas, pero sin los correspondientes esfuerzos para identificar y aislar los casos.


Algunos expertos y funcionarios extranjeros son escépticos sobre el uso de Wuhan como modelo. Citan los primeros esfuerzos de las autoridades locales para encubrir la escala del problema y el hecho de que más de cinco millones de personas pudieron abandonar Wuhan en el periodo previo al cierre.


Algunos también siguen teniendo dudas sobre las cifras oficiales de China. La comisión de salud de Wuhan dijo el lunes que los casos asintomáticos estaban siendo aislados en los centros de cuarentena pero no se incluían en el recuento público de casos confirmados, incluso si daban positivo.

Otros piensan que China podría sufrir una gran segunda ola de infecciones si continúa relajando las prohibiciones en los viajes y el trabajo, y que el enfoque chino sería demasiado costoso económicamente para replicarlo. Entre los médicos y los residentes de Wuhan, mientras tanto, algunos consideran que el cierre de la ciudad fue demasiado repentino y estricto, así como demasiado tardío, y contribuyó a la elevada tasa de mortalidad que allí se registró, ya que los hospitales estaban mal preparados para la avalancha de pacientes que se produjo a continuación.

Muchos trabajadores médicos también se infectaron, porque al principio carecían de equipo de protección y de formación en materia de enfermedades infecciosas, según los médicos y enfermeras de Wuhan.


Sin embargo, el régimen de cuarentena y pruebas más sistemático que se aplicó en Wuhan después del 2 de febrero es similar a las medidas que también parecen haber sido eficaces en Corea del Sur y Singapur, según muchos expertos.

Corea del Sur, que ha hecho más pruebas que cualquier otro país, originalmente trató de hospitalizar a todos los casos confirmados. Pero a medida que las salas se sobrecargaron, a partir del 1 de marzo, dividió a los pacientes con coronavirus en cuatro categorías: asintomáticos, leves, graves y críticos. Solo se hospitalizaron los casos graves y críticos, mientras que los casos leves y asintomáticos se colocaron en hospitales improvisados conocidos como 'instalaciones de tratamiento residencial'.


En Singapur, todos los casos sospechosos se han aislado en hospitales, mientras que los contactos cercanos de los casos confirmados se han rastreado sistemáticamente y se han puesto en cuarentena en instalaciones administradas por el Gobierno o en el hogar.


Mike Ryan, jefe de emergencias de la Organización Mundial de la Salud, advirtió el domingo de que los cierres no serían suficientes para controlar la pandemia e instó a los gobiernos a centrarse en la identificación y el aislamiento de las personas infectadas y sus contactos. "No se trata solo de distanciamiento físico, no se trata solo de encerrarse", dijo. "En China, en Singapur y en Corea, se centraron realmente en tener esa estrategia integral".

Dos médicos consultan sus teléfonos móviles en Wuhan. (Reuters)
Dos médicos consultan sus teléfonos móviles en Wuhan. (Reuters)
Ian Lipkin, un experto en enfermedades infecciosas de la Universidad de Columbia que visitó China en enero y ha estado asesorando a los funcionarios de salud de ese país, dice que los EEUU deben implementar de inmediato una política nacional de permanencia en el hogar y luego pasar a un "sistema de aislamiento estratificado" hasta que la vacuna esté lista.


"Debemos aislar por separado a los enfermos que necesitan atención médica inmediata, a los que se sabe que están infectados que no tienen ninguna enfermedad o sólo una enfermedad leve, a los que se sospecha que están infectados según el historial de exposición y a los que no tienen ninguna exposición conocida y están bien", dijo.

Un lago cerrado por una presa

Las autoridades chinas se propusieron filtrar los casos cuando cerraron Wuhan por primera vez el 23 de enero. El plan era que los casos confirmados y sospechosos se pusieran en cuarentena en los hospitales, y que los contactos cercanos se autoaislasen en casa. El problema fue que los hospitales locales, que solo tenían 4.000 camas para casos sospechosos y confirmados, pronto se vieron sobrepasados por los pacientes. Los expertos, que han utilizado modelos matemáticos, estiman que en ese momento ya había decenas de miles de personas infectadas.

Para el 27 de enero, unas 15.000 personas acudían cada día a los centros de atención primaria de la ciudad, más de cinco veces el número habitual, según la agencia oficial de noticias Xinhua. Muchos fueron enviados a casa sin ser examinados.


A principios de febrero, había 20.629 personas en cuarentena en casa que habían visitado esos centros de atención primaria, y eso excluía a los enfermos que aún no habían visitado un hospital, dijo Hu Lishan, el vicesecretario del partido de la ciudad, en una reunión informativa. "Estamos muy preocupados y angustiados", afirmó, comparando la creciente demanda de espacio en el hospital con un "lago cerrado por una presa".

El cambio crítico se produjo el 2 de febrero, cuando las autoridades sanitarias de Wuhan encargaron a los responsables de las distintas comunidades que dividieran los casos en diferentes categorías, enviando solo a los pacientes confirmados a los hospitales, y al resto a los hospitales temporales o a los centros de cuarentena.

Según la nueva estrategia, que tardó unas dos semanas en aplicarse, los casos sospechosos también fueron puestos en cuarentena y se aislaron a su vez de otras categorías de pacientes, como los recién dados de alta del hospital y los que tuvieron un contacto cercano con los casos confirmados, afirman los funcionarios y médicos locales. Unas 12.000 personas terminaron quedándose en hospitales temporales.


"Cuando tienes la oportunidad de aislar a todos los pacientes sospechosos y a sus contactos cercanos, este es el punto de inflexión del brote aquí en Wuhan", asegura Du Bin, jefe de la unidad de cuidados intensivos del Hospital de la Unión de Pekín, que ha estado trabajando en Wuhan en las últimas semanas.


También se hace eco de la Organización Mundial de la Salud al destacar la importancia de los test. "Aparte de las pruebas, no tengo ni idea de cómo identificar los casos sospechosos y cómo poner en cuarentena a los contactos cercanos".

Ventaja: ahorra recursos

Otro factor crítico fue el despliegue en Wuhan de miles de médicos y enfermeras adicionales de otras partes de China. Entre ellos, estaba Meng Xinke, un médico del departamento de cuidados intensivos del Hospital Popular Nº 2 de Shenzhen. Llegó a Wuhan el 9 de febrero y fue puesto a trabajar en un centro de exposiciones recientemente transformado en un hospital improvisado con 40 doctores y 1.461 camas, para casos confirmados de coronavirus leves. La separación de los casos más leves "es una gran manera de ahorrar recursos", dijo, añadiendo que cinco médicos fueron capaces de atender a 400 pacientes durante cada turno.


Su rutina diaria incluía la comprobación de los signos vitales de los pacientes, la administración de medicamentos, la realización de pruebas y la identificación de aquellos que desarrollaban síntomas graves. Después de unas dos semanas, dice, su equipo notó que alrededor del 10%-15% de los pacientes dados de alta de algunos hospitales improvisados volvían a dar positivo, lo que podría indicar que no habían eliminado completamente el virus. El 22 de febrero, Wuhan requirió que todos los pacientes dados de alta fueran a los sitios de cuarentena durante otras dos semanas en vez de ir a casa.


Los expertos en salud dicen que otros países que carecen de kits de pruebas también pueden aprender de la experiencia de Wuhan. Incapaces de analizar miles de casos sospechosos, el 4 de febrero, las autoridades sanitarias permitieron a los médicos utilizar escáneres de tórax para hacer diagnósticos de coronavirus en Hubei.

Eso resultó en un aumento de los casos confirmados, lo que causó asombro en el resto del mundo. Sin embargo, para el 19 de febrero, el número de nuevos casos confirmados en Wuhan había bajado a cientos y para el 11 de marzo, se había reducido a un solo dígito. El número de muertes ha disminuido constantemente desde el 18 de febrero.


Un estudio reciente dirigido por médicos del Colegio Médico Tongji de Wuhan estima que el número de reproducción del virus —el promedio de personas infectadas por cada persona infectada— era de alrededor de 3,68 en Wuhan antes de que comenzara el cierre el 23 de enero. Ese número, que tiene que ser reducido a menos de uno para detener una epidemia, se redujo a 0,32 entre el 2 y el 18 de febrero, según el estudio.


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