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Con las temperaturas aumentando cada vez más, un equipo de investigadores se ha propuesto estudiar cuál es el límite de calor que puede soportar nuestro cuerpo para seguir funcionando
Tras una semana en la que la Tierra ha batido en dos jornadas consecutivas el récord del día más caluroso desde 1979, Investigadores de la Universidad de Roehampton, en el Reino Unido, han anunciado los resultados de un estudio en el que buscaban saber cuánto calor es demasiado calor para el cuerpo humano. Los científicos han determinado que el límite en el que ya no somos capaces de regular nuestra temperatura corporal está entre 40 y 50 grados Celsius.
El pasado tres de julio fue declarado como el día más caluroso jamás registrado en la Tierra. La temperatura media global del aire medida a dos metros por encima de la superficie terrestre alcanzó los 17,01 grados Celsius, según datos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) recopilados por la Universidad de Maine, en EEUU. Al día siguiente, los datos marcaban aún más calor, 17,18 grados.
Y esta tendencia no tiene pinta de parar. Los nuevos récords de calor en todo el planeta sugieren que el 2023 será probablemente uno de los años más calurosos jamás registrados. Investigadores como Robert Rohde, de la Universidad de Berkeley, en EEUU, creen que esto se debe a que el doble efecto del cambio climático y el calentamiento provocado por el fenómeno de El Niño impulsan las temperaturas a nuevos máximos.
Sin embargo, todavía no llegamos a entender del todo cómo afectan las temperaturas extremas al metabolismo humano, aunque el nuevo estudio nos da algo de luz. "Esta investigación aporta conocimientos fundamentales sobre cómo reaccionamos a entornos subóptimos y cómo lo 'óptimo' difiere entre personas con distintas características", explica Lewis Halsey, investigador principal del estudio y catedrático de Ciencias de la Vida y la Salud de la Universidad de Roehampton. Este trabajo, asegura, puede tener implicaciones para las condiciones de trabajo, el deporte, la medicina y los viajes internacionales.
Cuál es nuestro límite
El equipo se ha centrado en observar el intervalo de temperaturas en el que la tasa metabólica —la cantidad de energía mínima que necesita el cuerpo para realizar los procesos básicos— puede seguir controlando la temperatura de nuestros órganos vitales internos del cuerpo, como el corazón, los pulmones y el cerebro, sin consumir más energía de lo normal, lo que se conoce como temperatura central.
Investigaciones anteriores ya han calculado la temperatura a la que nuestro cuerpo empieza a gastar energía para generar calor y combatir el frío exterior, la llamada temperatura crítica inferior. Sin embargo, apenas tenemos datos sobre la temperatura a partir de la cual nuestro cuerpo comienza a luchar con el calor, lo que sería nuestra temperatura crítica superior. De hecho, los científicos ni siquiera saben si los humanos tenemos una temperatura crítica superior ya que los mecanismos del cuerpo para mitigar el calor, la sudoración y la dilatación de los vasos sanguíneos, no consumen demasiada energía.
"Se ha trabajado mucho sobre el rango de temperaturas a las que prefieren vivir las distintas especies animales para que su tasa metabólica sea mínima y, por tanto, su gasto energético sea bajo", explica Halsey. "Extrañamente, la información sobre los humanos está mucho menos disponible cuando se consideran los límites superiores de nuestra zona neutra térmica".
Diferencias entre mujeres y hombres
El equipo de Halsey lleva realizando experimentos varios años para dar una respuesta a este misterio. En 2021 llevaron a cabo una serie de experimentos con 13 participantes menores de 60 años a los que hicieron permanecer semidesnudos durante una hora en una cámara en la que replicaron cuatro condiciones diferentes de temperatura y humedad, entre los 40 y 50 grados Celsius y el 25 y el 50 % de humedad. Los investigadores midieron las tasas metabólicas en reposo, la temperatura central, la presión arterial, la frecuencia cardiaca y la frecuencia respiratoria de los participantes y compararon sus resultados con mediciones de control tomadas a una temperatura en la que el cuerpo puede regular cómodamente la temperatura central, 28 grados Celsius con un 50% de humedad.
Ahora han hecho otra ronda de experimentos en la que se le realizaron electrocardiogramas del corazón a 24 participantes, algunos de ellos participantes del estudio anterior, mientras estaban expuestos a 50 grados Celsius y condiciones del 25% de humedad. Los resultados de estas pruebas mostraron que la frecuencia cardiaca aumentaba más en las mujeres que en los hombres. "Encontramos algunos cambios considerables en las respuestas de la función cardiaca al calor entre categorías de personas, siendo el más llamativo el de los sexos", explica Halsey. "Es decir, por término medio, hombres y mujeres muestran algunas diferencias clave en sus respuestas cardiovasculares al calor".
Estos estudios se han realizado con un grupo pequeño de participantes muy homogéneo que vive en la misma región del mundo. El equipo asegura que sus experimentos están todavía en curso por lo que es posible que en el futuro añadan más variedad a la muestra y consigan resultados más específicos. "Estamos construyendo una imagen sobre cómo responde el cuerpo al estrés térmico, su capacidad de adaptación, los límites de esas adaptaciones y, sobre todo, la variedad de respuestas entre individuos. En un mundo que se calienta, estos conocimientos son cada vez más valiosos", añade el investigador.