Como cada mes de julio desde hace más de un siglo, algunos de
los hombres más influyentes y acaudalados de Estados Unidos están reunidos estos
días en el campamento del Bohemian Grove, situado junto a la pequeña localidad
de Monte Rio, en el norte de California.
Este encuentro -al que los medios de comunicación tienen prohibida la entrada
y que tiene lugar durante dos semanas en una propiedad de más de 1.000 hectáreas
situada en los bosques de secuoyas del condado de Sonoma- es el retiro de verano
del Bohemian Club, una institución privada exclusiva para hombres fundada en San
Francisco en 1872.
A lo largo de las décadas, en la lista de miembros del Bohemian Club han
figurado, además de numerosos artistas e intelectuales, varios presidentes de
EE.UU., así como influyentes senadores, congresistas, académicos y altos
ejecutivos de las mayores empresas e instituciones financieras del país.
Cuenta la leyenda que el Proyecto Manhattan, que condujo a la creación de la
bomba atómica, tomó forma en el Bohemian Grove durante una reunión celebrada en
1942 y que en 1967 Richard Nixon dio allí el discurso que le abrió la puerta a
la presidencia de EE.UU.
La versión oficial (reiterada a BBC Mundo por el portavoz del Bohemian Club
Alex Singer) asegura que este campamento no es más que un encuentro en el que
los miembros del club y sus invitados -entre los que cada año hay destacados
representantes de la política y las finanzas internacionales- disfrutan de la
naturaleza y de una serie de actividades culturales que incluyen conciertos,
obras de teatro, recitales y charlas sobre asuntos de actualidad.
Pero el secretismo y las estrictas medidas de seguridad que rodean este
evento (sólo los socios y sus invitados tienen acceso) lo han convertido en el
blanco de las protestas de numerosos grupos de activistas, que cuestionan su
legitimidad por reunir a puerta cerrada a funcionarios gubernamentales con
representantes de los poderes económicos.
El campamento también ha dado lugar a numerosas teorías conspirativas
(algunas más creíbles que otras), que aseguran que los "bohos" -sobrenombre con
el que se conoce a los socios del club- trabajan para establecer un nuevo orden
mundial y celebran rituales paganos con connotaciones satánicas.
Los orígenes
Peter Phillips, profesor de la Universidad de Sonoma especializado en
sociología política, lleva más de dos décadas investigando las actividades del
Bohemian Grove.
A principios de los años '90, mientras realizaba su tesis doctoral, tuvo la
oportunidad de entrevistar a varios miembros del club y en una ocasión fue
invitado a pasar varios días en el campamento.
Phillips recibió a BBC Mundo en su casa a las afueras de la localidad de
Occidental, a unos pocos kilómetros del lugar donde se encuentran reunido el
Bohemian Club.
Según cuenta, la institución fue fundada en San Francisco en 1872 por un
grupo de periodistas, artistas y músicos que, ante la necesidad de obtener
fondos para financiar sus actividades culturales, pronto empezaron a aceptar
como socios a hombres de negocios y empresarios.
Entre los miembros ha habido reputados intelectuales como los escritores Mark
Twain o Jack London; multimillonarios de leyenda como William Randolph Hearst o
David Rockefeller y destacados políticos conservadores como Dwight Eisenhower,
Ronald Reagan, Henry Kissinger, George Bush (y su hijo George W.), Dick Cheney o
Donald Rumsfeld.
Peter Phillips asegura que en la actualidad el Bohemian Club cuenta con unos
2.500 socios (nunca se ha hecho público su número exacto ni sus nombres). La
espera para convertirse en miembro puede alargarse entre 15 y 20 años, y la
cuota de entrada asciende a US$25.000.
Según Phillips, los únicos que se libran de desembolsar esa cifra astronómica
son los compositores, músicos, cantantes, actores y pintores que durante dos
semanas entretienen con su arte a los asistentes al campamento.
El Bohemian Grove acoge cada julio a entre 2.000 y 3.000 "bohos" -la mayoría
hombres blancos de mediana edad- repartidos en unos 120 campamentos en los que
los miembros del club se agrupan en función de su perfil profesional y sus
intereses.
"Una gran fiesta"
"En los campamento reina un espíritu de camaradería. Les gusta encontrarse
cada año con sus amigos. Además, es una gran fiesta, ya que cada campamento
tiene un bar en el que todo es gratis y se pasan el día bebiendo y orinando en
los árboles. Es una celebración de lo especiales que se creen que son", cuenta
Phillips.
El lema del club es "Weaving Spiders Come Not Here" (las arañas que
tejen no vienen aquí), una frase sacada de la obra de William Shakespeare "Sueño
de una noche de verano" que implica que los "bohos" deben dejar sus
preocupaciones fuera del campamento y abstenerse de hacer negocios.
Pero, ¿realmente es así?
"Por supuesto que hablan de negocios. También de política y de posibles
candidatos", asegura Peter Phillips.
"Muchos de los miembros del club ostentan cargos de importancia, ya sea en el
gobierno o en una multinacional. En un día puedes conocer a 200 de los mayores
donantes del Partido Republicano o a los directores de las 100 mayores compañías
del país".
Los detalles de lo que sucede cada mes de julio en el Bohemian Grove han
salido a la luz gracias al trabajo de académicos como Peter Phillips y a los
relatos de los pocos reporteros que han logrado infiltrarse en el campamento
burlando las estrictas medidas de seguridad que lo rodean (muchos han sido
detenidos en el intento).
En el año 2000, el polémico periodista estadounidense Alex Jones -uno de los
principales promotores de las teorías conspirativas en torno al Bohemian Grove-
logró grabar el que es el evento más controvertido del campamento, la conocida
como "Quema de las Preocupaciones" ("Cremation of Care", en inglés).
En esta ceremonia, que tiene lugar de noche durante el primer fin de semana
del encuentro frente a un pequeño lago, un grupo de hombres portando antorchas y
vestidos con togas y capuchas prenden fuego a una efigie cubierta por un manto
frente a una estatua gigante de un búho de más de 12 metros de altura.
Desde el Bohemian Club aseguran que tan sólo se trata de una representación
teatral que simboliza el adiós a las preocupaciones diarias de los asistentes al
campamento. Pero algunos lo consideran un rito pagano con connotaciones
satánicas.
Según Peter Phillips, este ritual "no es más que una ceremonia simbólica"
similar a las que se suelen celebrar en las hermandades de las universidades
estadounidenses.
"En muchos aspectos repiten lo que hacían cuando eran estudiantes", asegura
el académico.
Para Phillips, lo más destacado son las llamadas "charlas del lago", en las
que ponentes de prestigio -desde ganadores del Premios Nobel a ministros de
relaciones exteriores- dan su visión sobre temas de actualidad.
En los últimos años, estas charlas -cuyo contenido en ocasiones se ha
filtrado a la prensa- han sido el blanco de las protestas de la Red de Acción
del Bohemian Grove, una agrupación que reúne a diferentes organizaciones
sociales.
"Rearmando a EE.UU."
La activista californiana Mary Moore, quien en las últimas tres décadas ha
encabezado las protestas que tienen lugar cada año frente a la entrada principal
del campamento, fue una de las fundadoras de la red a principios de los años
'80.
"A menudo las ideas que circulan sin ningún tipo de escrutinio público en el
Bohemian Grove acaban convirtiéndose en políticas reales", asegura Moore, quien
no oculta que en varias ocasiones ha ayudado a periodistas a infiltrarse en el
Grove.
"En 1981, repasando la lista de socios e invitados, nos dimos cuenta de que
los principales miembros de la industria militar estaban allí. (…) Ese año fue
en el que el secretario de Defensa del presidente Ronald Reagan, Caspar
Weinberger, dio la charla titulada 'Rearmando a EE.UU.' (…) Poco después el
gobierno de Reagan lanzó la Iniciativa de Defensa Estratégica que inició una
carrera armamentística".
Moore -quien tiene en su casa dos habitaciones repletas de documentos
relacionados con el Bohemian Grove- hace hincapié en que desde su grupo siempre
han querido evitar dar publicidad a las teorías conspirativas.
"Lo que hacen en el Grove es emborracharse, pero es obvio que también hacen
negocios y hablan de política", señala.
"A los poderosos les gusta reunirse a puerta cerrada -ya sea en la Cumbre de
Davos o en el G8- y el Bohemian Grove es un buen ejemplo de ello".
Moore vive desde hace cerca de 40 años a unos pocos kilómetros del
campamento. Asegura que si hicieran público el contenido de los temas que tratan
en las charlas del lago y les permitieran "ser parte de la conversación",
probablemente los dejarían en paz.
"Estamos utilizando el Bohemian Grove como un ejemplo. Queremos que la gente
se dé cuenta de cómo funciona el mundo de la política y de las altas finanzas.
Que vean cómo lo que discuten en privado luego nos afecta a todos".
Beneficios para la comunidad
Los que sin duda se ven afectados directamente por lo que sucede en el
campamento son los vecinos de la pequeña localidad de Monte Rio, situada a
apenas un kilómetro de la entrada principal del Bohemian Grove.
Con una población de alrededor de 1.000 habitantes, la tranquilidad de este
pueblo a orillas del río Ruso que vive principalmente del turismo se ve alterada
durante dos semanas por el paso incesante de los automóviles y de los aviones
privados que transportan a los asistentes al encuentro.
La mayoría de los vecinos consultados por BBC Mundo se mostraron reacios a
dar su opinión frente a un micrófono sobre lo que ocurre en el Bohemian Grove.
Al fin y al cabo, este evento supone una inyección de dinero importante para la
economía local.
John Haggard, propietario de una tienda de vinos, visita cada mañana el
campamento para hacer entrega de los pedidos que le hacen los socios del
club.
"No me creo ninguna de esas teorías conspirativas", asegura. "Lo único que se
ve en el campamento es a gente disfrutando de la música, de las
representaciones, de las charlas…".
"Es un gran apoyo para la comunidad y los negocios locales. Dan dinero al
pueblo para construir instalaciones recreativas y también contratan como
camareros y cocineros a los estudiantes de la zona y les pagan muy bien",
explica.
Dawn Bell, quien trabaja como directora de eventos de la comunidad de Monte
Rio, se muestra algo más contrariada.
"Tengo dos opiniones diferentes sobre el Bohemian Grove. Por un lado, sé que
han hecho muchas cosas buenas para la comunidad a través de su fundación. Pero
al mismo tiempo soy consciente de que los que se reúnen allí son algunos de los
políticos y empresarios más censurables del planeta", asegura.
"Es una dicotomía complicada. Nuestra industria es el turismo y que 3.000
personas vengan a esta zona es bueno".
En la jornada en la que BBC Mundo visitó la entrada del Bohemian Grove, no
había ni rastro de los manifestantes que suelen concentrase en ese lugar.
Lo que sí había era una fuerte presencia policial (dos docenas de agentes y
varias unidades móviles) capaz de disuadir a cualquiera de intentar adentrarse
en el campamento sin haber sido invitado.
Un año más (y ya van casi 140), los secretos del Bohemian Grove siguen a buen
recaudo.
Curiosidades de los "bohos"
Las historias que se cuentan sobre el Bohemian Grove son variopintas.
La mayoría de relatos coinciden en que los asistentes al campamento tienen
una extraña predilección por orinar al aire libre.
Algunos señalan que ello se debe a las grandes cantidades de alcohol que
ingieren y a la elevada edad de los sujetos.
También se cuenta que son muchos los "bohos" a los que les gusta disfrazarse
de mujer.
Ello podría deberse a que, al no permitirse la entrada de mujeres en el
campamento, los hombres deben representar los papeles femeninos en los
diferentes espectáculos que se llevan a cabo.
Hasta hace unos años, las mujeres no podían entrar ni para trabajar como
camareras, una regla que se ha relajado en los últimos tiempos.
Las instalaciones del campamento
El Bohemian Grove está dividido en unos 120 pequeños campamentos bautizados
con exóticos nombres en los que miembros del club se agrupan en función de su
perfil profesional y sus intereses.
El campamento de más prestigio es "Mandalay", cuyo miembro más destacado es
el exsecretario de Estado de EE.UU. Henry Kissinger y al que también pertenecen
importantes contratistas militares y empresarios.
Las instalaciones de los diferentes campamentos van desde tiendas rústicas
con baños y duchas compartidos hasta elaboradas cabañas de madera que cuentan
con todas las comodidades.
El Bohemian Grove tiene, entre otras instalaciones, tres teatros al aire
libre, un comedor con cabida para todos los asistentes al campamento y un
pequeño museo de historia natural, así como un restaurante con un escenario para
representaciones.
El campamento cuenta además con más de 100 pianos repartidos por todo el
recinto.
Jaime
González BBC Mundo, Monte Rio, California, @bbc_gonzalez Última actualización: Sábado, 27 de julio de 2013
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