El BIENESTAR VISTO POR LA INVESTIGACIÓN
Las personas que tienen menos de 5 amigos sólo tienen un 40% de posibilidades de ser felices.
Pensar en algo que nos va a hacer felices nos hace más felices.
El hecho de rodearnos de más colores en nuestra vida puede hacernos más felices.
Ser feliz; un anhelo universal cuyos mecanismos han tratado de entender filósofos, psicólogos, sociólogos, neurólogos, economistas… Aunque la búsqueda de la felicidad es tan vieja como la humanidad misma, su estudio científico (no religioso, ni filosófico) no lo es tanto, y las investigaciones sobre el asunto, encabezadas por el increíble avance de la neurociencia, se han multiplicado en las últimas décadas. La práctica totalidad de las ciencias han estudiado qué nos hace felices y qué no y las respuestas son tan variadas como investigaciones se han hecho sobre el tema. Estas son nueve de las conclusiones más solidas a las que han llegado los científicos.
1. Ten muchos amigos
El contacto con nuestros amigos influye de forma determinante en nuestro bienestar psicológico, algo que todas las personas que han perdido a un amigo han comprobado en un momento u otro, y podría, incluso, aumentar nuestra longevidad. Pero, ¿cuántos amigos debemos tener para ser felices?
Es la cuestión que trató de responder el psicólogo de la Universidad de Nottingham Richard Tunney, que entrevistó a más de 17.000 personas para comprobar cómo la felicidad está directamente relacionada con la felicidad. En su opinión, las personas que están muy satisfechas con sus vidas tienen dos veces el número de amigos que las personas que están muy insatisfechas. Aunque es difícil valorar estas cuestiones en términos cuantitativos, Tunney asegura que las personas que tienen menos de cinco amigos sólo tienen un 40% de posibilidades de ser felices. Sólo a partir de los 10 amigos la gente tiene más tendencia a la felicidad que hacia la infelicidad.
Un estudio del sociólogo Ruut Veenhoven llegó a la conclusión de que los países en los que la gente es más feliz son aquellos que tienen un mayor tejido asociativo. Dinamarca, el país donde hay más gente feliz, según el investigador, es además el que tiene un mayor porcentaje de personas que participan en actividades colectivas, un 92%. Este tipo de actividad social hace que disminuya el número de personas que se encuentran solas y que aumente el número de amistades de la población.
2. Apunta cada día las cosas buenas que te han ocurrido
Tal como han atestiguado numerosos estudios al respecto, la gratitud es el aspecto de nuestro carácter más fuertemente asociado a la satisfacción vital y todas las cosas buenas que se derivan de ella, incluida la felicidad.
Según el profesor Martin Seligman, de la Universidad de Pensilvania, la manera más sencilla de experimentar la gratitud es apuntar todos los días tres cosas buenas que te hayan pasado a lo largo de la jornada. El investigador comprobó en un experimento que las personas que establecían esta rutina eran más felices que los que no lo hacían. Una práctica que recomiendan otros estudios.
Seligman ha compilado todos sus estudios en torno a la filosofía positiva en un libro muy recomendable si se quiere ahondar en el asunto;: Flourish: A Visionary New Understanding of Happiness and Well-being (Atria Books, 2007)
3. Evita la rutina: compra experiencias
La gente que vive más aventuras, no tiene miedo a probar nuevas experiencias y huye de la rutina es, por lo general, más feliz que la gente que hace todos los días lo mismo. Según Ryan Howell, profesor de psicología de la Universidad Estatal de San Francisco, las personas que gastan un mayor porcentaje de sus ingresos en comprar experiencias (viajes, cenas, ocio…), y un menor porcentaje en adquirir objetos materiales, son sensiblemente más felices.
4. Anticipa tu felicidad
Tal como explicó el coach experto en motivación Carlos Andreu en una reciente entrevista en El Confidencial, “siempre pensamos que seremos más felices cuando tengamos un trabajo mejor, o un nuevo coche, pero la ilusión no está en el cuándo sino en el mientras”. Según han atestiguado diversos estudios, la felicidad aumenta en nuestras vidas si tenemos en mente vivir experiencias que sabemos van a proporcionárnosla, aunque no las estemos disfrutando en ese momento. La gente es más feliz en su trabajo cuando sabe que queda poco para las vacaciones, y el viernes somos más felices que el lunes si nos espera un fin de semana prometedor. Pensar en algo que nos va a hacer felices nos hace más felices.
En su libro Stumbling on Happiness (Vintage, 2007), Daniel Gilbert, profesor de psicología de la Universidad de Harvard, ahonda en el concepto de la previsión del placer que, asegura, puede permitirnos exprimir el doble las situaciones que nos hacen felices. En un experimento, un grupo de personas fueron invitadas a cenar gratis en un buen restaurante francés. Se les dio a elegir el momento en que iban a cenar. Las personas que retrasaron más tiempo la cena fueron las que reportaron una mayor felicidad pues no sólo disfrutaron de la velada, además disfrutaron pensando lo bien que lo iban a pasar con un buen champán y una cuantiosa ración de ostras.
5. Busca el amor
El amor tiene una gran incidencia en nuestra felicidad, algo que han comprobado cientos de estudios. Estadísticamente, la gente que mantiene una relación es, de media, más feliz que aquellas personas que no tienen pareja. Que el amor es fundamental para nuestra felicidad fue una de las principales conclusiones a las que llegó el Grant Study, un ambicioso proyecto que se desarrolló a lo largo de siete décadas y que ha constituido una de las referencias más importantes en lo que a las investigaciones sobre felicidad personal se refiere.
George Valliant, que comenzó a tomar las riendas del estudio en el año 1966, acaba de publicar un libro sobre las conclusiones de este y es claro al respecto: “Los setenta y cinco años y veinte millones de dólares gastados en el Grant Project apuntan a una única conclusión que se puede reducir a cinco palabras: la felicidad es el amor. Punto”.
6. Sonríe
En 1989 el psicólogo estadounidense de origen polaco Roberto Zajonc dirigió uno de los primeros estudios sobre el modo en que las expresiones faciales pueden incidir en nuestra psique. El investigador sometió a un grupo de voluntarios a una prueba en la que debían emitir diversos sonidos fonéticos: cuando las personas pronunciaban una i (la “e” inglesa), cuya expresión facial es similar a la de la sonrisa, se sentían mejor que cuando pronuciaban la “u”. Tras comprobar el efecto de la sonrisa en otras situaciones, como delante de un espejo o a través de fotografías, Zajonc llegó a la conclusión de que las expresiones faciales tienen una relación de causa efecto con ciertas actividades cerebrales relacionadas con la felicidad.
En definitiva, si sonreímos, aunque nuestro estado de humor no esté predispuesto a ello, seremos algo más felices. Las ideas de Zajonc han sido discutidas, pero pese a que hayan pasado más de veinte años, su hipótesis sigue siendo defendida por muchos investigadores.
7. Busca entornos azulados
Según un estudio de la Universidad de Sussex, el azul es el color que más tranquilidad transmite y el que nos hace más felices, tanto a hombres como a mujeres. Los investigadores llegaron a esta conclusión tras medir la actividad cerebral, la presión sanguínea y los niveles de sudoración en un grupo de voluntarios a los que se sometió a entornos de diferentes colores y grado de iluminación. El morado tuvo efectos similares al azul en mujeres, pero no en hombres.
Los investigadores creen que los efectos positivos del azul tienen un carácter evolutivo, pues nuestros antepasados vinculaban el color del cielo por la tarde con la sensación de un día bien gastado (en el que no habían muerto) y la perspectiva de una buena noche de sueño.
Según Smith, el simple hecho de rodearnos de más colores en nuestra vida, no sólo el azul, puede hacernos más felices. Algo que es especialmente útil en invierno, cuando la oscuridad elimina tonalidades de nuestra vida. Desde que hizo el estudio empezó a llevar calcetines de colores.
8. Persigue objetivos vitales
El neurocientífico de la Universidad de Wisconsin, Richard Davidson, ha constatado a través de diversos estudios que trabajar duro para lograr un objetivo, y hacer progresos en su consecución, activa emociones positivas y, lo que es más importante, suprime las negativas, como el miedo o la depresión. En su opinión, todos podemos cambiar a mejor, pues nuestro cerebro está preparado para ello gracias a la plasticidad neuronal, campo en el que Davidson es uno de los mayores especialistas del mundo.
9. Sé generoso
Según la psicóloga de la Universidad de Stanford Emma Seppala, directora del Centro de Investigación sobre la Compasión y el Altruismo, la felicidad no reside tanto en el tener o en mejorar el estatus social y laboral, sino en el dar. Es decir, ser compasivos y generosos con los demás incrementa los niveles de bienestar en todos los ámbitos de la vida.
El altruismo activa las regiones cerebrales que provocan placer, evista el estrés, la ansiedad y la depresión, hace que mejoren nuestras relaciones personales e, incluso, aumenta nuestra esperanza de vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.