La Navidad no siempre es una época mágica (gpointstudio / Getty Images/iStockphoto)
Evitar malos rollos es posible
Desde mi experiencia profesional he observado que la Navidad, junto con las vacaciones de verano, son épocas del año donde aparecen más crisis y discusiones de pareja. El mes de diciembre y parte del mes de enero son especialmente delicados por varios motivos.
El primer motivo es cuando aparecen aquellas conversaciones de: ¿cómo que no quieres que pasemos las Navidades con mis padres? ¿Pero qué quieres que haga entonces con mi madre, que la deje sola? O cuestiones similares.
El momento de decidir con cuál de las dos familias se pasa cada celebración es posible que se convierta en un conflicto. Esto es debido a que las propias tradiciones familiares y compromisos de cada miembro de la pareja con su familia de origen pueden parecer contradictorias entre sí.
Conjugar dos sistemas de costumbres que pueden llegar a ser opuestos es complicado y más cuando, las dos familias exigen que estén allí ¿Cómo se hace esto?
Este momento del año es el más delicado para muchas parejas
El primer paso para que esta situación no acabe en discusión es tener claro que tengas o no tengas hijos, tú y tu pareja formáis un pequeño sistema familiar, sois una familia; y por mucho que a veces cueste asimilarlo, formar una familia implica irremediablemente diferenciarse de la familia de origen, priorizando los deseos, costumbres y valores de la nueva.
Por lo tanto, toca organizarse bien, hablarlo con tiempo poniendo límites claros e intentando dar cabida a todos, sin permitir chantajesni manipulaciones. Lo más recomendable es pactar un calendario definitivo que se ponga en práctica cada año (o intercalar dos).
Otro tema que puede traer problemas es que algunas parejas tienen posiciones diferentes por la vivencia y celebración de Navidad. A uno le entusiasma y al otro no le gusta nada. Esto conlleva que se intente en muchas ocasiones forzar a la pareja a que piense y actué como nosotros queremos. Esto nunca funciona y nunca funcionará. La única vía posible es la aceptación, aprender a adaptarse y a ceder, consiguiendo así un equilibrio entre las dos partes, llegando a unos acuerdos, por ejemplo, con la decoración navideña de casa.
Por otro lado, también tenemos que aplicar la aceptación de las tradiciones de la familia del otro y quizás también de ciertas personas que nos hagan bromas de mal gusto o que no nos caen demasiado bien. Lo mejor es evitar el conflicto, pensar en otra cosa y tener presente que son un par de días al año y no vale la pena crear un mal ambiente.
Por último, la Navidad conlleva muchos compromisos, un exceso de estrés y poco tiempo libre para dedicarse a la pareja. Es importante reservar unos días o unas horas para ella, preparar una cena romántica, hacer una escapada, pasar el fin de año solos, etc. De esta manera volveremos a cargar pilas manteniendo la pareja uniday alejada de las típicas y tópicas discusiones.
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