Cabañas construidas de hojas de cocotero en una playa de Goa (Cinoby / Getty Images)
Un paraíso de arena blanca y playas tranquilas con entorno que vale la pena visitar
El estado de Goa se incorporó anormalmente tarde a la Unión India, 14 años después (1961) de que el gigante asiático se independizara. En los cuatro siglos y medio anteriores había pertenecido a Portugal. Y la huella que dejaron los colonizadores de una presencia tan longeva es todavía muy importante.
Hoy, a Goa –uno de los estados más prósperos de la India– son legión los que llegan atraídos por la fama de sus playas de arena blanca frente a las cuales se descansa en cabañas construidas con hojas de cocotero. Muchos menos arriban con la idea de visitar el rico patrimonio cultural y arquitectónico luso, que, sin embargo, es sorprendente
Panaji, capital de Goa, cuenta con un gran patrimonio cultural y arquitectónico
La capital del estado, Panaji, es una villa de 100.000 habitantes manejable y tranquila, en la que uno se adentra por su casco viejo y parece haber sido teletransportado a alguna ciudad media de Portugal, con casas bajas, marcos de puerta y ventanas pintados devivos colores y balaustradas y placas de calle que no pueden ser más explícitas sobre su reciente pasado. Algunas personas mayores todavía hablan portugués.
La iglesia de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, la más importante de la ciudad, remonta sus orígenes a 1541, cuando fue consagrada. Es como un pastelito blanco al que se accede con una doble escalinata a derecha e izquierda, y es el primer lugar al que los marineros del siglo XVI acudían a dar las gracias a la Virgen por haber completado la travesía desde casa con vida.
En la Vieja Goa hay una buena colección de templos para visitar. La catedral de Sé es la mayor iglesia del estado y su campana dorada de la torre, la más grande de todo el país. Hay que seguir con la dedicada a San Francisco de Asís –con murales que ilustran la vida del santo–, la basílica del Bom Jesus, el monasterio de san Agustín o la iglesia de Nuestra Señora del Monte.
En todas ellas, la tradición cristiana se ha visto inundada aquí con las influencias de la explícita iconografía hindú, por lo que no es nada extraño encontrarse con imágenes de Jesús en la cruz extraordinariamente sangrientas, con más detalle del que los estómagos sensibles querrían encontrar en sus heridas y llagas.
En el museo de arte cristiano situado en el convento de santa Mónica hay una sensacional colección de arte sacro de los siglos XVI y XVII que incluyen puertas de templos, objetos litúrgicos y, por supuesto, detalladas esculturas de santos y mártires.
El conjunto monumental de la Vieja Goa se halla a diez kilómetros de Panaji, en un traqueteante viaje en rickshaw. Está declaradopatrimonio de la humanidad, y a él acuden cristianos de toda la India. Puede comprarse un billete conjunto para ver la mayoría de templos, que están desperdigados por un área amplia, lo que obliga a unas buenas caminatas en el abrasador clima de este estado costero del mar Arábigo.
Por suerte, cumplimentado el recorrido cultural uno siempre puede unirse al ejército de foráneos que han llegado a Goa únicamente para disfrutar de cócteles tumbados en tumbonas frente a unas aguas azul relajante en las playas al oeste de Mapusa o en la alejada Mandrem, al norte del delta del río Mandovi.
17/12/2018 06:00
https://www.lavanguardia.com/ocio/viajes/20181217/453521462504/goa-pequeno-portugal-india.html
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