- El avance del PIB de China supuso un 25% de todo el crecimiento del mundo en 2021
- La economía se enfrenta a unos confinamientos duros y el auge de la energía
- Algunos expertos creen que China podría haber entrado en contracción
Ni la guerra ni el giro hawkish de los bancos centrales ni el encarecimiento de la energía, el gran riesgo a corto plazo para la economía global es China, según advierten los economistas de JP Morgan en una nota enviada esta semana. Los confinamientos severos en grandes núcleos financieros e industriales del país están suponiendo un gran lastre para la segunda economía del mundo. China ha sido el mayor contribuyente al crecimiento global en los últimos años y su paralización puede dejar coja a la economía mundial.
Según los datos de la propia Oficina de Estadísticas Económicas, el 25% del incremento del PIB mundial en 2021 fue gracias a China. Aunque la economía asiática representa 'solo' el 18% del PIB mundial, su rápido crecimiento la convierte en el gran motor del avance del producto global, por encima incluso de EEUU. Por eso, ahora preocupa tanto el frenazo económico de Pekín, que se produce justo cuando la economía global comienza a desacelerarse. Aunque los datos de covid parecen estar mejorando, las medidas para contener el contagio ya han hecho mella en la economía local y también en los puertos y las fábricas que nutren a toda la cadena global de suministros.
El mayor riesgo es China
Los economistas de JP Morgan advierte de este peligro en una nueva nota: "El mayor riesgo a corto plazo para la economía proviene de China, donde parece cada vez más probable una contracción total del PIB este trimestre. Las consecuencias de sus políticas covid de tolerancia cero se están acumulando y la reunión del Politburó deja entrever que no parece probable una modificación de la política pronto".
Desde JP Morgan destacan que sus motores de demanda y producción son importantes impulsores del crecimiento regional y mundial. Como resultado, la caída de los PMI de abril ha sido alarmante, con datos que rastrean un resultado del PIB del trimestre que podría quedar entre el 0% y el -2%. Por otro lado, los datos de importaciones en abril muestran que la economía se ha estancado, mientras que el descenso mensual de las exportaciones revela que China no está produciendo todo lo que puede (por ende no exporta tanto) y que la demanda internacional también se está debilitando.
Los analistas de Nomura siguen siempre de cerca la economía China y suelen presentar proyecciones bastante acertadas. Ahora también muestran su preocupación en la última revisión de la economía asiática: "Con el rápido empeoramiento de los datos de actividad de alta frecuencia de China en abril, y con nuestra estimación de que las regiones que producen alrededor del 38% del PIB están bajo confinamientos totales y parciales y con graves interrupciones logísticas, hemos reducido nuestra previsión de crecimiento del PIB del segundo trimestre de China al 1,8% interanual desde el 3,4% (previsión anual para 2022 hasta el 3,9% desde el 4,3%)", advierten desde Nomura.
Esta debilidad, junto al impacto de la guerra en Ucrania, está pesando sobre el yuan, que se ha depreciado más de un 6% frente al dólar desde los máximos desde 2022. Los analistas de UBS han publicado una nota esta semana en la que vaticinan más debilidad del yuan que podría caer hasta los 7 yuanes por dólar durante el año.
Mark Sobel, economista jefe de OMFIF, explica en una nota que detrás de la debilidad del yuan están los propios fundamentales de la actividad económica. "La perspectiva económica de China se está debilitando. Se verá más afectado por las consecuencias de la atroz invasión de Ucrania por parte de Rusia que EEUU. Además, los problemas del sector de la vivienda y el reciente brote de casos de covid-19 y los confinamientos en ciudades chinas clave reducirán el crecimiento".
Por otro lado, este experto destaca que "este año, China ha experimentado salidas masivas de capital (lo que genera enorme presión bajista sobre el yuan), no solo debido a las consideraciones anteriores, sino quizás porque los inversores desconfían de los vínculos chinos con Rusia, dada la fuerza de las sanciones occidentales contra Rusia y la amistad 'sin límites' del presidente Xi Jinping con Vladimir Putin", explica el experto de OMFIF.