Senderistas caminando hacia un campamento base del Everest.
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Este tipo de turismo exclusivo oscila entre los miles y millones de euros.
Organizaciones y usuarios denuncian las ayudas desproporcionadas y los residuos que se generan.
Conocer las profundidades del mar en submarino, volar hasta el espacio o subir las cumbres de las montañas más altas del mundo son actividades que solamente un grupo reducido de personas puede permitirse. Este tipo de turismo exclusivo puede costar de entre miles a millones de euros, como es el caso de la travesía organizada para explorar los restos del Titanic, cuyo sumergible se encuentra desaparecido con cinco pasajeros en su interior. Además, estos viajes suelen traer consecuencias negativas en el ámbito social y medioambiental.
Esta aventura bajo el mar la oferta la empresa Ocean Gate desde 2021 y cuesta 250.000 dólares (unos 229.000 euros). El anuncio que ofrecen en su web explica que la experiencia dura siete días, pero que lo importante del viaje es el momento de la inversión en las profundidades del océano: dos horas y media de bajada, tres horas en el fondo marino y otras dos horas y media de subida. En total, ocho horas en las que el sistema no puede cometer ningún error, ya que si no se pierde la conexión entre el navío y el exterior.
El sumergible cuenta con una capacidad para cinco personas y la propia empresa califica esta experiencia de "una oportunidad para salir de la vida cotidiana y descubrir algo verdaderamente extraordinario".
Si bien este proyecto es reciente -lleva operativo desde 2021-, la empresa recoge en su oferta otras actividades de características parecidas como son la expedición a Flower Garden Banks en el Golfo de México, donde se utilizó el sumergible Cyclops 1 para aquellos que quisieran conocer el fondo y los misterios del mar, y la expedición para visitar el naufragio del Andrea Doria, un transatlántico de pasajeros que se hundió cerca de Nantucket (Massachusetts) después de chocar con el Estocolmo, un buque de pasajeros sueco que salía de Nueva York.
Otra compañía que también opera realizando este tipo de actividades es Proteus. Impulsado por Fabien Costeau, nieto del investigador Jacques Costeau, este proyecto pretende "revelar los secretos del mar". Aunque de los viajes que ofrece esta empresa no hay tarifas oficiales, se calcula que el precio podría rondar los 50.000 euros por una experiencia de entre siete días a tres meses.
El que una de estas expediciones desaparezca, como ha sido el caso del Titan, implica una movilización extraordinaria de recursos para la búsqueda. Para este caso, han sido cuatro buques de gran coste y un robot submarino los que, desde diferentes puntos de partida, han acudido al lugar de los hechos para ofrecer ayuda a las autoridades marinas competentes. Esto ha generado ciertas críticas entre algunos expertos y usuarios de las redes sociales, ya que consideran desproporcionado el servicio que se ofrece en estos casos con los escasos recursos que se proporcionan en otros naufragios, por ejemplo, los relacionados con inmigrantes.
Además, a la hora de adentrarse en estas expediciones, los pasajeros tienen que firmar una serie de cláusulas en las que se explica los riesgos que se corren durante la travesía, entre las que se encuentra en "no ser claustrofóbico" o "perder la vida", ha asegurado Alan Estrada, un reconocido youtuber que emprendió esta aventura en 2021, en una entrevista a El Español. Por ello, estos critican que se ofrezca tanta ayuda si los propios pasajeros estaban expuestos a su posible desaparición y muerte.
Visitar el horizonte terrestre
Y del fondo de mar al espacio. Hace dos décadas el estadounidense Dennis Tito se subió a la lanzadera rusa Soyu para visitar la Estación Espacial Internacional (ISS). La técnica se fue innovando y Richard Branson, propietario de la empresa Virgin Galactic, fue quien cambió el turismo espacial con Unity, un avión cohete espacial que permite transportar a la gente al espacio y que puedan ver desde una vista panorámica la Tierra.
Uno de los prototipos de Virgin Gatactic.Flickr
La primera vez que expuso su deseo de volar al espacio fue en 2004, esperando tener un servicio aeronáutico en 2007. En 2014 se realizó una prueba de viaje que resultó fallida, por lo que tuvieron que posponer la aventura, que finalmente tuvo lugar en 2021. La nave espacial despegó desde Nuevo México, (Estados Unidos), y sus pasajeros estuvieron durante una hora contemplando el horizonte curvo. "Estamos aquí para hacer el espacio muy accesible para todos e impactar en la nueva generación de soñadores", aseguró Branson después de su viaje.
Una vez realizado el vuelo, Virgin reactivó la venta de billetes para visitar el espacio. Entre 450.000 dólares (unos 411.000 euros) y 600.000 dólares es lo que cuesta surcar los cielos con esta compañía (los primeros se vendieron por 200.000 dólares, unos 183.000 euros).
Blue Origin es otra compañía que también ofrece este servicio aéreo exclusivo. Fue también en 2021 cuando el fundador de Amazon, Jeff Bezos, se montó en la nave New Shepard, junto a Oliver Daemen, un joven de 18 años que sustituyó la plaza de un multimillonario anónimo que había comprado el billete por 28 millones de dólares (unos 25 millones de euros). La compañía más asequible para emprender esta actividad es World View: aquel que lo desee puede dar una vuelta en globo por la estratosfera por 50.000 dólares (unos 45.774 euros).
Estas expediciones generan grandes cantidades de basura espacial, algo que ha generado alerta en las comunidades científicas. Según los datos aportados por la Agencia Espacial Europea, hay aproximadamente 9.000 toneladas de basura espacial orbitando alrededor del planeta Tierra y los dos países más contaminante son Rusia y Estados Unidos. Además, las Redes de Vigilancia Espacial recogen en sus informes que hay más de 30.000 desechos espaciales que están catalogados y monitoreados por la propia red.
Subir el Everest a todo lujo
Cielo, mar y tierra. Hay quienes prefieren tener los pies en el suelo para vivir una actividad de tal índole. Esto es posible gracias a las múltiples agencias que existen en Nepal y que organizan las correspondientes expediciones para subir al Everest.
El precio por persona oscila entre la friolera de 35.000 y 135.000 euros por persona, en función de la temporada elegida y de los gastos que se generen allí. Lo primero que hay que adquirir es el billete de avión hasta el destino, que cuesta en torno a los 1.000 euros, depende de la compañía aérea elegida. Una vez realizado el aterrizaje, el gobierno nepalí impone unos permisos que hay que pagar para realizar esta actividad: unos 2.000 euros por la logística de la expedición, alrededor de 3.500 euros de depósito de basura y 2.700 euros por el Oficial de Enlace, el guía que se va a encargar de controlar que el grupo de personas que se adentre en la expedición llegue a su campamento base.
Después de pagar las tasas obligatorias, ya es decisión del turista lo que quiere invertir en cuanto a gastos personales, tales como el alojamiento, la comida y la bebida y la vestimenta y los atuendos necesarios para escalar. Una de las empresas más reconocidas es Alpine Ascents International: por una cantidad de 65.000 euros, esta agencia turística ofrece comida, acceso a un médico en el campo base, transporte en Nepal, todo el equipo necesario, sherpas y porteadores, wifi, un entrenamiento previo al ascenso y la posibilidad de organizar expediciones privadas.
Con Seven Summit Treks, otra de las empresas encargadas en la organización de expediciones al Everest, ofrece por algo más de 120.000 euros un hotel cinco estrellas en la localidad de Katmandú con todo incluido, un fotógrafo personal durante todo el recorrido e incluso un servicio privado de helicóptero para llegar antes a los campamentos base.
Toda esta cantidad de dinero invertido es comparada con la cantidad de basura que se generan en dichas expediciones. Si bien los turistas tienen que pagar una cláusula obligatoria por la generación de residuos (alrededor de 3.500 euros), la cifra de toneladas de restos es también alta. Solo durante de la temporada de primavera de 2023 las expediciones al monte Everest han generado un total de 84 toneladas de residuos y basura, según ha denunciado la ONG nepalí Comité de Control de la Contaminación Sagarmatha.
Esta ONG se creó a finales de la década de 1980 en respuesta al creciente volumen de residuos generado por turistas y escaladores en el monte. Además, esta organización no gubernamental cuenta con el apoyo de WWF Nepal y del Ministerio de Turismo para defender el medioambiente.
Pero, por mucho que se quiera conocer el fondo del mar, visualizar con vista de pájaro la Tierra o llegar al pico más alto del mundo a pie, no solamente vale con desembolsar miles de euros. Aquellos turistas que quieran adentrarse a este tipo de aventuras tienen que contar con unas bases de conocimiento y entrenamiento previo por los inconvenientes que puedan presenciar.
NOTICIA22.06.2023 - 12:25H
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