- El Kweichow Moutai es una bebida con 53º de alcohol que triunfa entre la élite de Pekín
- La compañía espera superar los 23.000 millones de dólares en ingresos este año
- Lucha por superar a Coca-Cola como la empresa de bebidas más valiosa del mundo
Está en las mesas de los altos cargos del Partido Comunista. Es un regalo común entre políticos, empresarios y visitantes al país. Emborrachó a Richard Nixon en su histórica visita a Pekín. Y su valor se ha disparado en bolsa hasta rivalizar con el de Coca-Cola. Se trata de una bebida alcohólica, Kweichow Moutai, que pasó a la posteridad como la bebida favorita de Mao Zedong, y que ahora se ha convertido en la cuarta empresa más valiosa del gigante asiático.
El Maotai no es apto para menores, ni es aconsejable beberlo en grandes cantidades: tiene un 53% de volumen de alcohol, superando al whisky, y solo por detrás de la absenta en la lista de bebidas con más contenido de alcohol. Pero el principal motivo por el que no es aconsejable beber mucho de golpe es su precio: una botella de 500 ml se vende por más de 300 euros la unidad. Es toda una bebida de lujo, y como tal se usa.
Pero, ¿de qué está hecha? Sus ingredientes clave son el sorgo y el agua del río Chishui, y lleva produciéndose allí desde hace 400 años, a mediados del siglo XVII. Su nacimiento se produjo oficialmente cuando los funcionarios de la dinastía Qing que trabajaban en la zona mezclaron los métodos de destilación de dos regiones distintas de China. Cada uno traía ciertas técnicas de su zona, y la combinación produjo una nueva bebida alcohólica que ganó fama rápidamente.
Casi 300 años después, en 1935, un guerrillero comunista llamado Mao, que huía de las tropas del Gobierno de entonces, llevó a sus hombres a Moutai, el pueblo donde se producía ese licor. Allí, según cuenta la historia de la compañía que lo fabrica, Mao y su Ejército Rojo usaron el Moutai para limpiar las heridas de sus pies, tras caminar más de 12.500 kilómetros en la Larga Marcha, y recuperar sus ánimos. Su líder insistió en que no atacaran ni robaran a los dueños de aquellas destilerías, que se limitaran a comprar el licor. Y cuando aquel guerrillero ganó la guerra civil china y se declaró líder de la República Popular de China, el pueblo de Moutai cambió su nombre a Maotai, para homenajearle.
El licor oficial de China
Y Mao les devolvió el favor declarando, en 1949, que el Maotai sería el "licor oficial de la República Popular". Tanto le importaba que ordenó unificar todas las destilerías de la zona en una sola, que operaría bajo el control del Gobierno. Y de la noche a la mañana, el Maotai se convirtió en un asunto de Estado. Los grandes cargos del Partido Comunista compraban gran parte de su producción para entregarla como favores o regalos. Todas las cenas de Estado con países extranjeros iban animadas por Maotai. Cuando Deng Xiaoping, el que fuera sucesor de Mao, visitó EEUU en 1979, Henry Kissinger le dijo que "si bebemos suficiente Maotai, podemos solucionar cualquier cosa".
La bebida se ha establecido tanto como el licor del lujo y el poder que hasta ha recibido una nueva dedicatoria. Si su nombre se cambió a Maotai para homenajear a Mao, en los últimos años se ha disparado el consumo de una de las marcas de la compañía. Esta marca, en concreto, es Xi Jiu. ¿Qué tiene de especial? Que sus dos primeros caracteres son los mismos que los de Xi Jinping, presidente actual y probablemente el líder más poderoso de China desde Mao. Para los miembros del Partido Comunista que quieren demostrar lealtad a sus líderes, nada mejor que regalar un Maotai de la marca Xi.
Y uno de los problemas a los que se ha enfrentado Xi en los últimos años es, precisamente, a la creación de un círculo de corrupción en torno a esta bebida. El Maotai se ha convertido en el regalo favorito de los empresarios que quieren conseguir favores de un alto cargo del partido. Un vicegobernador de Guizhou, por ejemplo, fue detenido en 2018 con 4.000 botellas de esta bebida en su casa, mientras las intentaba vaciar en el váter. A principios de enero, un directivo de la compañía fue detenido por acusaciones de corrupción. Y dos ex presidentes de Kweichou Moutai han sido condenados por aceptar sobornos en los últimos cinco años. Una bebida que se vende por cientos de euros, cuyo margen de beneficio es del 50% o más, y que es la favorita de políticos y empresarios, es demasiado tentadora para muchas personas, dentro y fuera de la compañía.
Éxito bursátil
Pero todas estas investigaciones no han podido frenar el crecimiento de esta bebida. Los presupuestos del Estado chino dedican partidas millonarias específicas para comprar esta bebida, para banquetes y regalos oficiales. La firma espera ingresar 23.700 millones de dólares este año en ventas, un crecimiento del 15%.
Y sus accionistas se han visto recompensados por la popularidad de este destilado entre la cúpula del Gobierno. Su valor bursátil se ha disparado más de un 24.000% desde su salida al mercado en 2001. Hoy ronda los 300.000 millones de dólares de capitalización, lo que la convierte en la firma de bebidas alcohólicas más valiosa del mundo. Además, está a un paso de superar a Coca-Cola en la categoría de bebidas en general. Y ya supera a Pepsi en más de un 40%.
Aun así, la campaña de Xi contra la corrupción le ha salido cara. En 2021 llegó a ser la firma más valiosa de toda China y duplicar en valor a Coca-Cola. Hoy tiene que conformarse con ser la cuarta empresa más valiosa de China, solo por detrás de sus grandes firmas tecnológicas, Tencent y Alibaba, y su principal banco, el ICBC.
Pero hay dos explicaciones más sobre este hundimiento. La primera es el enfriamiento económico que sufre China, que está golpeando a los productos de lujo y arrastrando a una bebida hecha solo para la élite. Con los grandes empresarios de la construcción en caída libre y los jefes de las tecnológicas obligados a demostrar un comportamiento impecable para no acabar siendo víctimas de la ira de Xi, sus consumidores estrella están teniendo más cuidado a la hora de comprarlo.
La otra teoría es que, en esas cenas de lujo y poder, antes los comensales solían competir por ver quién bebía más Maotai sin perder el conocimiento, pero ahora se han puesto de moda los juegos de cartas. Y jugar borracho es un hándicap para los jugadores más serios. El pato lo está pagando esa bebida, que ahora se relega a citas más personales o a la privacidad del hogar, recortando su capacidad de crecimiento. Quién sabe qué traerán de la mano las modas en el futuro, aunque una cosa está clara: ser la bebida favorita de Mao es un seguro de vida que seguirá valiendo su peso en oro durante mucho tiempo.