:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F28a%2F7e0%2F43b%2F28a7e043b8f1f69bb9e83f302e794924.jpg)
Un estudio señala los cambios en el bioma intestinal como causa de la insuficiencia cardíaca (Pexels).
Cada vez hay más evidencia científica acerca de los riesgos para la salud relacionados con el plástico. Aquí contamos con una más
Un reciente estudio publicado en la revista Ecotoxicology and Environmental Safety ha descubierto que comer regularmente en envases de plástico para llevar podría aumentar el riesgo de insuficiencia cardíaca congestiva. ¿La razón? Estos envases de plástico están hechos de sustancias químicas que pueden alterar las bacterias intestinales, provocando inflamación que también daños en el sistema circulatorio.
Durante tres meses, alimentaron a 24 roedores con las sustancias químicas que se suelen filtrar de los recipientes de plástico al calentarlos con agua hirviendo del grifo. Así, en laboratorio, el equipo de científicos chinos realizó una serie de experimentos con roedores que halló evidencia de que beber agua expuesta a diversos aditivos químicos que se filtran de los envases de plástico calientes provoca cambios en el organismo, comenzando con la alteración de las bacterias intestinales.
Los roedores que estuvieron expuestos a la combinación de contaminantes plásticos durante un período de tres meses presentaron fibras musculares desalineadas o dañadas, infiltración de células inflamatorias e inflamación en las mitocondrias del tejido cardíaco. E incluso se observó hemorragia entre las células del miocardio de los ratones. Y el nivel de daño fue similar, independientemente de si el agua estuvo en contacto con el plástico durante uno, cinco o 15 minutos.
De la misma forma, para seguir con el estudio sobre la relación entre las enfermedades cardíacas y la exposición a los plásticos, analizaron los hábitos alimenticios de más de 3.000 participantes de China y monitorearon sus hábitos alimentarios, incluyendo la frecuencia con la que consumían alimentos en envases de este tipo (de plástico) y si tenían alguna afección cardíaca preexistente. "Los datos revelaron que la exposición frecuente a los plásticos se asocia significativamente con un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca congestiva", describieron los autores.
Según el informe, el plástico puede albergar cerca de 20.000 compuestos químicos, incluyendo sustancias como el BPA, los ftalatos y los PFA, que representan riesgos para la salud. Estos químicos están frecuentemente presentes en alimentos y sus envases, y se han asociado con múltiples problemas de salud, que van desde el cáncer hasta alteraciones en el sistema reproductivo.
¿Por qué provocan esta reacción en nuestro organismo?
Los plásticos reaccionan al líquido caliente de la comida o al recalentarla en el microondas y liberan sustancias químicas como el bisfenol A (BPA) y los anteriormente citados, que los fabricantes utilizan para aumentar la flexibilidad y durabilidad del envase. El BPA provoca daño celular en el tejido cardíaco y causa inflamación. Esto se debe a que el bisfenol A imita la hormona estrógeno, que puede alterar la señalización hormonal normal en el cuerpo, lo que podría afectar la función cardíaca, conduciendo a latidos cardíacos irregulares o arritmias y alterar la estructura del corazón.
Aunque es difícil evitar el plástico al pedir comida para llevar, los expertos recomiendan, por tanto, que se evite calentar la comida en el microondas en estos recipientes, añadir alimentos calientes a recipientes de plástico en casa o cocinar cualquier cosa en un recipiente que esté hecho de plástico. Y sería recomendable reemplazar todos los plásticos de nuestra cocina por alternativas de vidrio, madera o acero inoxidable para minimizar lo máximo posible nuestra exposición a los microplásticos. Y si podemos utilizar nuestros propios recipientes de casa para la comida para llevar, mejor que mejor. "Es fundamental evitar el uso de recipientes de plástico para alimentos a altas temperaturas", concluyen.
Por el momento, se desconoce cuántas de esas partículas de plástico se absorben en el cuerpo al ingerirlas y cuánto tiempo permanecen estos fragmentos en nuestros órganos. Estamos en los albores de descubrir cuáles son los efectos a largo plazo de la contaminación plástica sobre la salud, pero la creciente evidencia no es muy halagüeña, así que como dice el refrán... más vale prevenir, que curar.