Imagen: Gtresonline.
Hablamos con la periodista y escritora Diana Aller acerca de la sologamia. Ya Adriana Lima anunció que ha contraído matrimonio con quien más la quiere: ella misma
Adriana Lima anunció a través de sus redes sociales que se ha casado con la persona que más la quiere en el mundo: ella misma. La modelo se apunta a la sologamia, una corriente que cada vez cuenta con más adeptas.
En 1993, Linda Barker contrajo matrimonio consigo misma. “Se trata de hacer las cosas por una misma y no esperar a otra persona que haga que sucedan”, explicaba la americana. La ficción televisiva también nos ha adentrado en esta tendencia. Carrie Bradshaw -¿quién si no?- hizo lo propio en un episodio de ‘Sexo en Nueva York’, cansada de ser la eterna dama de honor. La serie ‘Glee’ también se hizo eco de la corriente, que es cada vez más popular en Japón.
La agencia de viajes Cerca Travel ofrece packs para las mujeres que se apunten a la sologamia, que incluyen el fitting del vestido de novia, la elección de un ramo de flores de la mano de un experto, una sesión de maquillaje y peluquería profesional, la pertinente sesión de fotos y una noche en una suite de lujo. ¿El precio de casarse con una misma? Unos 2.700 euros.
Confieso que a mí todo esto de casarse con una misma me sonaba a chino. Yo siempre he fantaseado con el día de mi boda, pero no porque crea en el matrimonio, sino por una razón horriblemente egocéntrica: el inmenso deseo de verme con un vestidazo -en mi caso rojo, porque mi icono de estilo para pasar por el altar es Jessica Rabbit, y creo que con esta aclaración lo he dicho todo-. Todo cambió cuando una noche, en la Sala Clamores, me encontré con la periodista y autora del libro 'Coños como el de Marta', Diana Aller.
Diana estaba vestida con un traje de novia, rodeada de amigos y bailando con una inmensa sonrisa en la boca. La sonrisa y sus amigos eran sus compañeros de boda, porque pronto me aclaró que se acababa de casar consigo misma. “La idea surgió a raíz de un grupo maravilloso llamado Mujeres Imperfectas, donde una de las acólitas, May Serrano, impartía talleres llamados 'Sí, me quiero' en torno a esta temática. No asistí a ninguno, pero me sirvieron para ir barruntando la idea”, me explicó. La acción '¡Sí, me quiero!' fue realizada por primera vez en diciembre de 2011 y tiene como objetivo “mostrar nuestro compromiso de amor con nosotras mismas públicamente y al mismo tiempo abrir un debate sobre el modelo de amor romántico que impera en nuestra sociedad”, tal y como explica la web de la activista May Serrano.
Quise saber más. ¿En qué consiste una boda contigo misma?
“La celebración estaba basada en los tres vértices que me llevaron a casarme. En primer lugar, la aceptación personal: me costó muchos años aprender a quererme, a respetarme, a aceptarme y a perdonarme. Así, llegué a la conclusión de que nadie iba a estar conmigo toda la vida más que yo, y más me valía mantener una relación, no ya sana y centrada, sino basada en el amor e incluso la admiración. En segundo lugar, por oposición a la noción de amor romántico que impone nuestra cultura, donde hay que sufrir para amar y "el amor todo lo puede" y todas esas cosas que al final socavan una de las partes en pro de la otra, los sentimientos se vician y se adoptan roles desiguales (generalmente machistas y misóginos además). Y en tercer lugar, me lo planteé como una celebración del amor libre. No había familia de sangre en mi fiesta (no porque no les quiera, porque como es obvio, adoro a mi familia). Había amigos, personas a las que quiero y me quieren. Gente que nos hemos elegido libremente para querernos sin imposiciones", asegura Diana Aller.
"Era celebrar que hemos coincidido en el espacio y en el tiempo y nos queremos. Yo no quiero que vayan a mi funeral, porque ¿qué más me da, si yo no estaré? Yo quiero disfrutar y hacer disfrutar en vida. Así que alquilé la azotea de un hotel, me vestí de blanco virginal y mis amigos me montaron un fiestón increíble. Con una tarta nupcial inmensa y una Barbie coronándola”, me explicaba pasados dos años después del enlace. “No sé cómo serán los demás matrimonios. Yo estuve casada antes y el balance fue estupendo también. Pero mi actual matrimonio es absolutamente feliz. Tengo mis pequeñas crisis, pero me perdono y escucho, y lo mejor de todo es que la emoción y la pasión inicial, no solo no decae, como a veces sucede en los matrimonios binarios, sino que va a más. Es una experiencia más allá de la psicología de las emociones. Tiene que ver con el autoconocimiento, la plenitud y el trabajo interior”, continúa.
Pero ¿supone la sologamia renunciar a tener pareja? "Es totalmente compatible con tener pareja. Basta pactar con uno mismo qué y cómo se quiere vivir el amor, cómo habitar los afectos... Además resulta empoderante y un chute constante de autoestima. Sentirse querido y querer son cosas que refuerzan la psique. Las discusiones duran muy poco, hay mucha indulgencia, todo es aprendizaje. Yo he empezado a viajar sola, a ser más autosuficiente y a la vez más sociable y sensible a las necesidades de otros. La única desventaja que le encuentro es que cuando me hago un regalo, no me sorprendo”, declara Diana.
Y a vosotros, ¿qué os parece la sologamia?
AUTOR
MARITA LONSO
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