martes, 4 de febrero de 2020

Cefalú, perfección cinematográfica

Cefalú, perfección cinematográfica

Bonita vista de Cefalú, Sicilia, Italia (marcociannarel / Getty Images/iStockphoto)


Un pequeño municipio siciliano que atrae cada año a miles de turistas


La catedral de Cefalú parece una fortaleza. Con dos torres gemelas de planta cuadrada y acabado piramidal que custodian la nave principal, podría pasar por un castillo. Pero al entrar en la basílica de San Salvador no quedan dudas de que se trata de un lugar de rezo y adoración, pues el Cristo elaborado en mosaico bizantino es de una serenidad, bondad –y también severidad– que disipan todo titubeo. Además, en el libro que sostiene en su mano izquierda queda bien claro: “Yo soy el camino y la luz”.
Sin la celebridad de la capilla Monreale de Palermo, los mosaicos bizantinos de la catedral de Cefalú (casi en el centro exacto de la costa norte siciliana) son los más impresionantes y mejor conservados de la mayor isla del Mediterráneo. En un anexo a la nave principal están los claustros que exhiben columnas retorcidas como serpientes en cuyos capiteles se encuentran talladas escenas bíblicas como la del Diluvio y Noé, monstruos temibles en la edad antigua como cocodrilos o enigmáticos equilibristas.
Vistas de la ciudad de Cefalú desde La Rocca
Vistas de la ciudad de Cefalú desde La Rocca (Max Balesteri / Getty Images/iStockphoto)

El horizonte de Cefalú lo domina La Rocca. Así, sin adjetivos y en singular, tal es la magnitud de ese cerro de piedra de cumbre truncada desde la cual se ve perfectamente el amontonamiento de las callejuelas medievales de Cefalú y se admira la catedral con la perspectiva de las torres desde su retaguardia. Para llegar a La Rocca hay que someterse al duro ejercicio de media hora de escalones sin descanso. Pero el empeño tiene recompensa en las panorámicas sobre la ciudad y el mar Mediterráneo. En la cima se halla el yacimiento arqueológico del templo de Diana. Según la leyenda, aquí habitaron gigantes que fueron derrotados por Hércules.
Lavaderos esculpidos en piedra volcánica en Cefalú
Lavaderos esculpidos en piedra volcánica en Cefalú (Gandolfo Cannatella / Getty Images/iStockphoto)

El plano de la ciudad que entrega la oficina de turismo engaña bastante. Parecería por el dibujo que el viajero podrá caminar ordenadamente por travesías paralelas y perpendiculares. Sin embargo, el casco antiguo es más enrevesado de lo que muestra el mapa. Pero, por su pequeño tamaño, siempre habrá la posibilidad de escapar a la oxigenante plaza de la Catedral. Aunque lo más seguro es que se desemboque en callejones sin salida o en enigmáticos lavaderos esculpidos en piedra volcánica que datan del siglo XVI. Si se encuentra la puerta del Museo Mandralisca, hay que entrar sin vacilaciones, pues en su interior se exhibe lo que podría ser la réplica masculina de la Mona Lisa: el Retrato de un hombre desconocido que pintó Antonello da Messina en 1465, uno de los retratos más singulares del Renacimiento italiano. Tal vez un marinero, su sonrisa es algo más socarrona que la de la Gioconda.
Playa de Cefalú, Sicilia
Playa de Cefalú, Sicilia (gionnixxx / Getty Images)

Cuando se sale del oscuro trazado medieval a la playa, el escenario parece un lugar de rodaje, tan perfecto es el ambiente italiano, mediterráneo, un descascarillado casi estudiado en fachadas y arcadas, unas olitas verdeazuladas que apenas inquietan, unas barcas de pesca varadas en el arenal. Hay que buscar una placa ya muy dañada por el salitre que informa que este lugar fue uno de los escenarios en los que se rodó la entrañable película Cinema Paradiso. Otro fue el teatro Cicero de la Via Amendola. Cefalú es tan perfecta que no es que parezca un plató de cine. Es que lo es.

Cefalú es tan perfecta que no es que parezca un plató de cine. Es que lo es

  

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