domingo, 2 de febrero de 2020

Por qué tu jefe es un inútil

Por qué tu jefe es un inútil

Steve Carell protagoniza a un jefe inepto en ‘The office’ (Archivo)


Los criterios de selección priman el exceso de confianza y el egocentrismo y penalizan a las mujeres


Una búsqueda en Google de la expresión “mi jefe” se autocompleta inmediatamente con predicados como “me habla mal” o “me grita”. También con “es un psicópata” o “es un inútil”. No cabe duda de que la gente con jefes excelentes y empáticos no googlea al respecto, pero, afirma el argentino Tomás Chamorro-Premuzic –profesor de Psicología Empresarial del University College londinense y jefe científico de talento de Manpower Group–, las estadísticas dicen lo mismo. Según Gallup, el 65% de los estadounidenses preferiría cambiar de jefe antes que un aumento de sueldo. Pero, como afirma el autor en ¿Por qué tantos hombres incompetentes se convierten en líderes? (y cómo evitarlo) , eso denota falta de visión: el siguiente jefe puede ser peor.

Jefes que, recuerda, en su mayoría son hombres: en el 2017, las mujeres eran el 44% de los trabajadores de las empresas del S&P 500 y el 6% de los consejeros delegados. Cuando el autor mencionó a una clienta que escribía un libro sobre las mujeres y el liderazgo, ella le sugirió: “¿Quieres decir que estás escribiendo dos libros?”.

Causas


Los defectos de carácter, denuncia el autor, se confunden con señales de talento o liderazgo


Así las cosas, Chamorro-Premuzic se pregunta si la abundancia de malos líderes y que la mayoría sean hombres están relacionados. Cree que sí. Y el problema son los criterios de selección: si tantos incompetentes se convierten en líderes, defiende, es porque sus defectos de carácter se confunden con señales de talento o liderazgo. Rasgos como el exceso de confianza o el egocentrismo en vez de verse como una alarma llevan a exclamar “¡Qué tío tan carismático!”.
Hay más rasgos: arrogancia, brusquedad, inconsciencia de las propias limitaciones y una gran admiración por sí mismos. De hecho, apunta, son sus mayores fans y hacen networking y autopromoción de manera continua.
Mesas de trabajo en un edificio de oficinas
Mesas de trabajo en un edificio de oficinas (Shutterstock)
Defectos que no entorpecen sus carreras. Al contrario. No es extraño: Freud decía que “el narcisismo de otra persona tiene una gran atracción para alguien que ha renunciado a parte del suyo”. El producto es que tanto en los negocios como en la política hay un excedente de egocéntricos e incompetentes al mando. Y que a las mujeres se les recomiendan comportamientos masculinos para ascender, como “cree en ti mismo” o “sé tu mismo”, como si uno pudiera ser otro, ironiza el autor.
Y resalta que debemos cambiar la visión sobre el liderazgo: no es una recompensa personal sino un recurso para la organización, y es bueno si aumenta la motivación y el rendimiento. Líderes que empoderen en vez de quemar, que inspiren en vez de crear ansiedad. La prioridad es elevar el nivel de liderazgo: uno malo es muy costoso. Y para eso pide cambiar los criterios de selección por otros –conocimiento experto, inteligencia y curiosidad abonan el liderazgo potencial– que predigan el rendimiento real en la empresa y no el éxito de la carrera del líder.
Un sistema patológico premia a los hombres por su incompetencia y castiga a las mujeres, afirma el libro
Un sistema patológico premia a los hombres por su incompetencia y castiga a las mujeres, afirma el libro (Xavier Cervera)

Ahora, denuncia, hay un sistema patológico que premia a los hombres por su incompetencia y castiga a las mujeres: las pocas que llegan tardan un 30% más y son cuatro años mayores de media, pese a que al mando tienen más inteligencia emocional, autocontrol, empatía y liderazgo transformacional.

Este artículo es una reseña del libro ‘¿Por qué? tantos hombres incompetentes se convierten en líderes?’, de Tomás Chamorro-Premuzic (Empresa Activa)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.