sábado, 8 de febrero de 2020

¿Existe el virus del miedo?

¿Existe el virus del miedo?

Ciudadanos de Wuhan paseando con mascarilla para prevenir el coronavirus. (ANTHONY WALLACE / AFP)


La monitorización exhaustiva de nuestras vidas nos ha hecho, curiosamente, más vulnerables


La epidemia del coronavirus nos confronta a una de las paradojas de nuestra sociedad: a pesar de ser la más segura de cuantas existieron, eso no nos ha librado del sentimiento subjetivo de inseguridad. Hoy tenemos apps y tecnología suficiente para controlar cualquier variable, desde antes del nacimiento hasta la muerte, y sin embargo uno de los malestares más frecuentes, y origen de muchas consultas y de un elevado consumo de ansiolíticos, lleva el nombre del mied: panic attack. La sociedad del riesgo (Beck) es ya hoy la sociedad del miedo, donde el fantasma de la muerte se hace viral y planea sobre cada uno.
Esa promesa de monitorización exhaustiva de nuestras vidas nos ha hecho, curiosamente, más vulnerables. Muchas cosas, hoy, dependen de recursos y conocimientos técnicos ajenos a nuestro control último. Desde algo tan habitual como desplazarse en avión hasta las compras online, chequeos de salud o las gestiones financieras. Sólo nos queda, entonces, confiar en los expertos y en los sistemas de control y vigilancia. China, cuna del coronavirus, es precisamente una de las sociedades más vigilantes, con mayor número de cámaras y controles de la población.
El pasajero de un metro vacío en la ciudad de Shanghai
El pasajero de un metro vacío en la ciudad de Shanghai (Qilai Shen / Bloomberg L.P. Limited Partnership)

Los algoritmos que guían estos sistemas, y los humanos que ejecutan muchas de esas acciones, no están libres del error y cuando eso sucede experimentamos una sensación de pánico, más o menos intensa, seguida de una desconfianza en ese sistema protocolizado que nos servía de garantía. Si, además, la respuesta de los responsables políticos o la información de los medios a esa crisis magnifica el problema, se aumenta la desconfianza. Lo vimos en anteriores epidemias y ahora cuando se proponen medidas alarmantes o excesivas que justifican una hipervigilancia y suscitan el pánico frente a amenazas por venir.
Cuando el sentimiento de desconfianza y pánico es alto, el sujeto se retrae y a partir de allí sólo confía en sí mismo, pagando un alto precio en forma de sufrimiento personal: ansiedad, estados depresivos, ese “temor narcisista de la lesión del cuerpo propio” al que aludía el psicoanalista Jacques Lacan. Empieza a tener miedo al miedo, sentimiento –el del miedo- muy humano, que contribuye a nuestra supervivencia, desde la primera infancia. Por eso es razonable aprender a convivir con él, más que tratar de eliminarlo radicalmente, no sea que lo que sacamos por la puerta nos retorne por la ventana.
Una mujer china pasa ante un grafiti que habla de la epidemia de la ignorancia en Italia
Una mujer china pasa ante un grafiti que habla de la epidemia de la ignorancia en Italia (GUGLIELMO MANGIAPANE / Reuters)

¿Cómo prevenirnos entonces de la prevención generalizada, de la pendiente a un estado panóptico, que todo lo vigila y sin embargo nos hace más vulnerables e inseguros frente a ese miedo generalizado?
Una buena fórmula es diferenciar claramente entre la alerta a la población, medida necesaria ante un peligro (salud, social,..) y sembrar el pánico, que no tiene otro efecto que el de recluir y controlar a la población “legítimamente”. Conviene, por otra parte, combinar la alerta con el conocimiento y el debate sobre eso que se presenta como extraño, y a veces irrumpe bruscamente sin todas las claves que le darían sentido (epidemia, atentado terrorista).

El desconocimiento y la incertidumbre siempre provocan temor y rechazo y la “infección viral” del miedo desata las peores tendencias xenófobas, como estamos viendo. Por eso, las personas necesitamos un relato para aproximarnos a ese enigma, una especie de intermediario y acompañante. Cuando lo logramos, el rechazo cede y lo extranjero se hace más familiar.

  
https://www.lavanguardia.com/vida/20200207/473301968031/miedo-coronavirus.html

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