- Coco Chanel
- Creada por Coco Chanel en los años 50, aún se considera un clásico intemporal
- Se emplean más de 130 horas en su confección y se toman más de 30 medidas
- Su inconfundible tweed se confecciona en los exclusivos talleres de Maison Lesage
Hay pocas prendas que soporten el paso del tiempo. Karl Lagerfeld lo dejó muy claro: "Hay cosas que nunca pasan de moda: unos vaqueros, una camisa blanca y la chaqueta de Chanel". Y no se equivocaba el famoso káiser de la moda. Desde que Coco Chanel hizo su rentrée al sector en 1954, esta prenda ha estado muy presenten en todas las décadas. Más que una compra, una inversión.
Razones de su éxito hay muchas, pero una de ellas, y quizá la más importante, es lo revolucionario que supuso en los cincuenta y sesenta una alta costura con un concepto deportivo que casi se había olvidado.
Frente al New Look de Christian Dior, Chanel proponía una moda relajada a través del tweed, un tejido que se conoció en los años 30 en Escocia de la mano del Duque de Westminster, como protagonista. Además, frente a una silueta que marcaba la cintura, ella apostaba por líneas más rectas.
Y para concentrar todas estas ideas se sirvió de su famosa chaqueta, una prenda de inspiración masculina que ya se considera un clásico de la moda. "La elegancia de la ropa llega con la libertad de movimiento", decía la famosa diseñadora.
Pero, ¿cómo es esta famosa prenda? Se podría decir que más que una pieza de ropa es toda una experiencia. Chanel la concibió casi como un manifiesto de liberación femenina (ella ya había liberado a la mujer en los años 20 de la tiranía del corsé y regresaba para volver a hacerlo) y con el tiempo se ha convertido en todo un básico de las mujeres más elegantes (y de aquellas que se pueden permitir uno de estos diseños).
El detalle se cuida al máximo. De hecho, para las chaquetas desarrolladas en la línea de alta costura, se emplean mínimo unas 130 horas en la confección. La clienta que desee hacerse con uno de estos tesoros de la moda, que se entrega numerado, verá como los expertos del atelier le toman más de 30 medidas para intentar ajustar al máximo la prenda, para buscar la perfección.
Confeccionada íntegramente en París, la chaqueta podrá viajar dos veces a las sedes de Nueva York, París, Londres, Dubai y Hong Kong para los fittings y el toque final.
La chaqueta va tomando forma sobre un maniquí Stockman (los más exclusivos del mercado) y sobre él se completan los detalles que la hacen única: 18 piezas diferentes en tweed realizado en exclusiva por la casa Lesange se unen con sus respectivos forros para crear esta joya.
Se le añaden los bolsillos y sus botones, en galatita, resina o metal; se suben los hombros a los que se les cose la cigarette un elemento que les da un toque único a las hombreras; se ribetea con tweed, y se le añade el gran secreto de la chaqueta, la cadena que se cose en el borde interior e inferior para darle peso y conseguir que siempre siente perfecta.
Terminado el proceso, el diseño se guardará en una caja como si fuera una obra de arte. Se le añadirán algunas camelias (la flor por antonomasia de Chanel) y ya estará preparada para ser enviada a su destino. El resto ya es historia.
Madrid
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