Ilustración: El Herrero.
La crisis ha convertido a los banqueros centrales en los verdaderos gobiernos. Compran toda la deuda. Algunos, incluso, de forma directa, sin pasar por los mercados secundarios
Si alguien pensaba que lo había visto todo con los bancos centrales sacando la artillería pesada para luchar contra los efectos económicos del Covid-19 es que, en realidad, aún no había visto nada. El Banco de Inglaterra sacó este jueves de la armería su mejor arsenal. Ese que se esconde en los búnkeres de seguridad como estrategia de último recurso. Una munición que no utilizaba desde la anterior recesión, Aunque en esta ocasión con mucha mayor potencia de fuego.
Anunció, en concreto, la compra directa de activos del gobierno, la célebre monetización del déficit, para cubrir las ingentes necesidades de gasto público; mientras que, por su parte, la Reserva Federal puso sobre la mesa otros 2,3 billones de dólares para comprar todo lo que se le ponga por delante. Incluidos bonos basura o de muy baja calificación emitidos por empresas, administraciones estatales o condados locales en apuros. En ambos casos, con un triple objetivo: evitar problemas de liquidez, favorecer que empresas y familias tengan acceso al crédito en condiciones aceptables y mantener a raya los tipos de interés.
Ambos paquetes van mucho más allá de lo que se hizo en la anterior crisis financiera. En el caso del Banco de Inglaterra porque en aquella ocasión el movimiento se limitó a unos 20.000 millones de libras, pero ahora hay pocas dudas de que esa cantidad se superará ampliamente. El Gobierno británico, de hecho, ya ha emitido el triple de lo que tenía previsto hacer por estas fechas, cuando hace apenas un mes el Banco de Inglaterra prácticamente descartaba la monetización del déficit, que no es otra cosa que pagar el gasto público imprimiendo billetes.
El caso de la Reserva Federal es, igualmente, singular. Ha anunciado intervenciones directas del banco central sin límite de adquisiciones. "El papel de la Reserva Federal es proporcionar tanto alivio y estabilidad como podamos durante este período de actividad económica limitada", dijo con contundencia el presidente de la Fed, Jerome H. Powell. La Reserva Federa, según Bankia Research, ha comprado en las tres últimas semanas deuda pública por importe de 820.000 millones de dólares. Es decir, el 5% del saldo vivo de títulos negociables. O el 33% de las necesidades netas de endeudamiento del gobierno
El paro sube al 15% en EEUU
No de extrañar a la vista de los últimos datos de desempleo. En apenas tres semanas, 16,8 millones de trabajadores se han apuntado al desempleo, y ya se da por hecho que se superará ampliamente la cifra de 20 millones de nuevos parados. Las actuales estimaciones sitúan el desempleo en un 15% a finales de este mes, cuatro veces más que cuando comenzó la pandemia.
Unas cifras desconocidas desde la Gran Depresión que ayer certificó el Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha estimado que 170 países, prácticamente todo el planeta, estarán en recesión este año. Algo que explica que, en la práctica, los bancos centrales -el primero que lo hizo fue el de China- hayan tomado las riendas de la economía. Con un factor añadido especialmente para los países más pobres.
La crisis está provocando una inmensa fuga de capitales en los países emergentes, los más vulnerables. Como ha revelado el FMI, en los dos últimos meses han salido de esos países 100.000 millones de dólares, tres veces más que en el mismo período de la crisis financiera anterior.
Esto ha obligado a los gobiernos a emitir ingentes cantidades de deuda pública, y son los banqueros centrales quienes adquieren unos activos que, de otra forma, no tendrían comprador o, en el mejor de los casos, obligaría a aumentar la rentabilidad para hacerlos atractivos. Los gobiernos, según el Fondo Monetario, ya han anunciado planes de estímulo por valor de ocho billones de dólares, a los que hay que sumar las extraordinarias medidas monetarias adoptadas por el banco central, y, que, en muchos casos, suponen, como se ha dicho, la compra directa de activos públicos sin pasar por los mercados secundarios.
Prohibición total
Hay uno que todavía no lo ha hecho, ni lo hará si no se cambian las leyes. El Banco Central Europeo (BCE), que está atado de pies y manos por el artículo 123 del Tratado de la UE, que prohíbe, de forma taxativa, monetizar el déficit. “Queda prohibida”, dice la norma, “la autorización de descubiertos o la concesión de cualquier otro tipo de créditos (…) en favor de instituciones, órganos u organismos de la Unión, Gobiernos centrales, regionales, locales u otras autoridades públicas”.
El BCE, a lo sumo, puede comprar activos en los mercados secundarios, aunque hay que recordar que tuvo que esperar a hacerlo en la anterior crisis al borde del abismo. Después de una decisión histórica del Tribunal de Luxemburgo, que lo autorizó en 2015 tras un recurso prejudicial formulado por el Tribunal Constitucional de Alemania, que entendía que el programa OMT —anunciado por Mario Draghi en 2012, aunque nunca activado— vulneraba el mandato asignado a los banqueros centrales.
Y es que la crisis económica derivada del Covid-19 avanza. Y con ella, las necesidades de financiación de todos los Estados, lo que obliga a los inversores a fijarse cada vez más en variables como la deuda y el déficit, ya que, en el caso europeo, el BCE es quien ha estabilizado el mercado con su intervención activa. El BCE, hasta el momento, ha comprado 34.000 millones en marzo a cargo del antiguo programa y otros 30.000 millones en solo dos semanas con el nuevo instrumento, volúmenes que compensarán, como sostienen los economistas de Bankia Research, “buena parte del importe de las necesidades de los gobiernos”.
A pesar de esas limitaciones, según Arcano, "no es descartable, ni siquiera, la monetización casi directa de la deuda pública, es decir, comprada directamente por el BCE". El argumento que se da es que el riesgo de inflación "está contenido", y lo importante ahora es mantener la solvencia de las empresas y los particulares.
Una montaña de deuda
¿Y cuáles son esas necesidades para España? Pues también muy altas, lo que ha hecho que el Tesoro se haya visto obligado a revisar la estrategia de captación de recursos aprobada a principios de este año. Si por entonces había anunciado que la emisión neta del Tesoro (saldo entre nuevas operaciones y amortizaciones) sería equivalente a 32.500 millones, en apenas un trimestre ha cubierto con creces esas necesidades de financiación.
Los datos más recientes muestran un endeudamiento público de 34.640 millones de euros en un trimestre, por lo que, si se proyectaran esas necesidades de financiación al conjunto del año, se estaría hablando de unas necesidades de financiación de unos 138.000 millones de euros O lo que es lo mismo, algo más del 11% del PIB.
Eso quiere decir que la deuda del Estado en circulación, sin contar las emisiones de otras administraciones, asciende ya a 1,06 billones, algo más del triple que tenía España al comienzo de la anterior crisis económica en euros corrientes (307.168 millones).
Lógicamente, la explicación de este fuerte aumento de las necesidades de financiación tiene que ver con la crisis derivada del coronavirus, que consumirá enormes recursos. Algo que obligará al Tesoro a salir al mercado (emisiones brutas) para captar mucho más dinero del que había previsto para este año: 196.502 millones de euros. Los bancos centrales tienen la palabra.
CARLOS SÁNCHEZ 10/04/2020
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