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El Consejo de Estabilidad Financiera lanza una serie de recomendaciones a las autoridades sobre las criptomonedas de tipo de cambio estable
Además de causar la pérdida de miles de vidas humanas y fuertes daños económicos, la crisis que ha provocado el Covid-19 está impulsando profundos cambios. El Consejo de Estabilidad Financiera (FSB por sus siglas en inglés), el organismo dependiente del G20 que supervisa el buen funcionamiento del sistema financiero mundial, ha emitido un decálogo de recomendaciones dirigido a las autoridades en el que se detallan las consideraciones que deberían de tener en cuenta de cara a la supervisión de criptomonedas estables de uso internacional.
Aunque normalmente las criptomonedas se asocien a una alta volatilidad en su valor debido al Bitcóin, de entre los diferentes tipos de criptoactivos, las stablecoins o criptomonedas estables difieren profundamente del Bitcóin. Funcionando bajo el paraguas de una autoridad central y gracias a una cesta de activos seguros como depósitos o deuda de bajo riesgo, este tipo de criptomonedas tienen un valor estable a lo largo del tiempo, lo que facilita su uso como medio de pago. Libra, la stablecoin que pretendía lanzar Facebook, sería un ejemplo de una de estas criptodivisas.
El FSB reconoce en su documento que el Covid-19, lejos de suponer un impedimento a la hora de fijarse en las stablecoins, supone un aliciente ya que “las alternativas al efectivo son ahora incluso más atractivas”. “Las conocidas como stablecoins, al igual que otros criptoactivos, tienen el potencial de potenciar la eficiencia de la provisión de servicios financieros, pero también generan riesgos para la estabilidad financiera”, sostiene.
Con el objetivo de aprovechar las ventajas y minimizar los riesgos, el FSB ha emitido una serie de recomendaciones que serán estudiadas por el G20 en la teleconferencia que celebrarán los ministros de economía del club este miércoles.
Entre los consejos del FSB destacan que las autoridades deberían de vigilar muy de cerca las características de cada stablecoin y adecuar sus herramientas regulatorias a ellas para su correcta monitorización. El consejo considera que los emisores de estas monedas deberían de estar sujetos a las mismas normas que otros proveedores de servicios financieros. Un punto especialmente importante en su opinión será el garantizar que los riesgos están controlados, sobre todo, los referentes a ciberataques y al correcto funcionamiento de la reserva de activos.
Asimismo, las stablecoins deberán tener detrás una sólida red de almacenamiento de datos y un apropiado sistema de salvaguarda en caso de pérdida de los mismos. Los usuarios deberán contar con información clara y transparente y, además, las autoridades deberán garantizarles mecanismos de reclamación en caso de problemas. Además de estos consejos generales, el FSB ha preparado toda una serie de ejemplos de situaciones problemáticas y como estas podrían ser abordadas.
Josh Goodbody, director de crecimiento y negocios institucionales de Europa y América Latina en Binance, considera que las stablecoins son de algún modo un competidor para las divisas fiat tradicionales, "y así lo ven también las autoridades que ven con preocupación un aumento en su adopción", afirma. "El uso de una stablecoin permite al usuario la independencia de cualquier divisa fiat para gestionar sus inversiones o ahorros a través de la tecnología blockchain, y los bancos centrales tienen miedo de quedarse fuera", añade Goodbody.
Actualmente, al igual que en el caso de otros criptoactivos, las stablecoins se encuentran en una especie de limbo regulatorio en el que se las aplica normas de otros tipos de activos sin contar con normas específicas. El FSB destaca que las stablecoins se encuentran a día de hoy presentes en 31 jurisdicciones diferentes, pero desde las que operan de manera internacional. "Si la definición legal es clara, podría atraer a nuevos usuarios que hoy día desconfían de las criptomonedas", concluye el experto de Binance.
LOS BANCOS CENTRALES YA SE FIJARON EN ELLAS
El Consejo de Estabilidad Financiera no es ni mucho menos el primer organismo oficial que se ha interesado por las stablecoins. Diversos bancos centrales de todo el mundo ya han estudiado sus implicaciones e incluso, algunos de ellos se han lanzado a probar el funcionamiento de sus propias criptomonedas.
En el caso del BCE, la máxima autoridad monetaria de Europa creó un grupo de trabajo para analizarlas. En una comparecencia de prensa, la presidenta del BCE, Christine Lagarde, sostuvo que entre las primeras tareas de ese grupo se encuentra la de determinar que se quiere conseguir con su lanzamiento. “Hay un amplio rango de objetivos que pueden ser perseguidos, por lo que empezaremos por ahí”, desveló entonces.
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