sábado, 30 de mayo de 2020

El templo de las 25.000 ratas sagradas

El templo de las 25.000 ratas sagradas

Exterior del templo Karni Mata en Deshnoke, India (aluxum / Getty Images)

Son las descendientes de Karni Mata, y como tal son veneradas por los hindús


El templo Karni Mata de Dashnoke en el Rajastán (India), tiene una bonita entrada de mármol labrado. El blanco reluciente contrasta con los muros pintados de un alegre rosa chillón. ¿Una más de las maravillas arquitectónicas de ese estado desértico indio? No, a este oratorio no se acude por las estatuas de plata ni las columnas de filigranas, sino por sus habitantes permanentes: 25.000 ratas (a ojo de buen cubero, nadie ha hecho un censo científico).
Como en cualquier otro templo de la India, el visitante debe entregar sus zapatos antes de penetrar en él. Aquí, para los extranjeros –sabiendo de sus fobias–, hay tolerancia con que se camine con los calcetines puestos. Será una protección psicológica para aquellos que no quieran sentir el contacto directo de los roedores cruzando sobre sus empeines o yendo a olisquear sus tobillos.

Las ratas campan lilbremente en el templo Karni Mata, India
Las ratas campan lilbremente en el templo Karni Mata, India (aluxum / Getty Images/iStockphoto)


Las ratas que habitan este templo de Dashnoke no están allí por descuido higiénico (aunque no sea el recinto más limpio que uno pueda contemplar), sino porque se trata de los descendientes de Karni Mata, uno de los avatares de la temible diosa Durga. En disputa con el dios de la muerte Yama, que se negó a concederle la resurrección de uno de sus hijos recientemente fallecido para quedarse con su alma, Karni Mata le prometió que a partir de aquel momento todos sus descendientes serían roedores, de manera que, si por ella era, no tendría más espíritus de los que apropiarse.
Las ratas aparecen por todos los rincones imaginables, hay que caminar con cautela y mirando bien por dónde se pisa, para no provocar un doble susto roedor-humano. Los animalillos suelen acercarse a husmear a los extraños, y se dice que trae buena suerte que uno de ellos corretee por encima de tu pie. Los hindús acuden aquí con gran veneración, y cada mañana los sacerdotes sirven enormes recipientes repletos de fruta y verduras cortadas y bandejas de leche para que las descendientes de Karni Mata estén bien alimentadas.
Ver un ejemplar de rata blanca en el templo Karni Mata trae buena suerte

Ver un ejemplar de rata blanca en el templo Karni Mata trae buena suerte (aluxum / Getty Images/iStockphoto)


Hay que estar muy pendientes de intentar localizar alguno de los escasos ejemplares blancos que habitan el lugar, pues ese contacto visual se considera altamente augurioso, y supone un aumento de la riqueza material en la vida de quien lo ha tenido.
Contrastan el encogimiento y los rostros rígidos de los occidentales que se mueven con pies de plomo por el recinto con la naturalidad de los hindús, que se postran a rezar –incluso llegan a tumbarse cuan largos son boca abajo sobre el suelo–, ignorando a los roedores o, directamente, acariciándoles y hablándoles de los deseos que han venido a solicitar. Hay incluso quien toma con la mano un sorbo de la leche que están engullendo las ratas. Puesto que ha estado en contacto con ellas, también es sagrada y auspiciosa.

Las ratas se mueven entre los devotos y los monjes en el templo indio Karni Mata
Las ratas se mueven entre los devotos y los monjes en el templo indio Karni Mata (Yogesh Sahu / Getty Images)


Los rectores del templo aseguran que desde que el lugar existe, hace 600 años, jamás se ha dado una enfermedad contraída por los contactos con los roedores. Pero es una convicción, no hay datos que lo respalden. En cualquier caso, por respeto a las creencias locales, es mejor no hacer aspavientos ni proferir gritos. Si no se puede soportar la visita lo mejor es retirarse discretamente.
Como medida de precaución, lo mejor es deshacerse de los calcetines usados durante la visita y, si es posible, regresar al hotel y lavarse a fondo o tomar una ducha, pues inevitablemente, durante el paseo, se habrán pisado excrementos y orina de las miles de ratas que campan a sus anchas por todo Karni Mata.

Hay que entrar descalzo al templo Karni Mata, a pesar de las ratas
Hay que entrar descalzo al templo Karni Mata, a pesar de las ratas (Donyanedomam / Getty Images)


Dashnoke está a 30 kilómetros al sur de Bikaner, y hay abundante transporte público que parte de la estación de autobuses hasta esa localidad durante toda la jornada. El templo está abierto entre las 4 de la madrugada y las 10 de la noche. En marzo-abril y septiembre-octubre se producen grandes aglomeraciones en el templo de las ratas, pues se celebran dos festivales religiosos muy populares.

Los rectores del templo aseguran que desde que el lugar existe, hace 600 años, jamás se ha dado una enfermedad contraída por los contactos con los roedores


  

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