miércoles, 30 de noviembre de 2022

Estos son los primeros países del mundo que dejarán de usar dinero en efectivo

 




En diez años la proporción de pagos en efectivo ha descendido del 40% a menos del 10% en el país nórdico.



Los países nórdicos suelen sorprender en alguna ocasión con sus medidas vanguardistas. En esta ocasión, no se trata de ninguna ley, ni norma política, sino de los hábitos de los ciudadanos de este país. Y es que, de los 10 millones de habitantes que residen en Sueciacada son menos los que emplean el dinero físico para adquirir bienes o servicios.

 Algo que está provocando que el dinero ‘cash’ en circulación vaya descendiendo cada vez más, hasta tal punto que los propios ciudadanos pueden convertir al Estado sueco en el primero del mundo en el que no se usa este medio de pago. Algo curioso teniendo en cuenta que fue en Suecia donde se creó el primer billete.

Y es que, tal y como ha publicado el Risbank – banco central de Suecia – en un informe, los suecos pagan cada vez menos en efectivo. En diez años, la proporción de pagos en efectivo ha descendido del 40% a menos del 10%

El dinero en efectivo se utiliza ahora sobre todo para los pequeños pagos y principalmente por las personas mayores. Un descenso que se produjo entre el año 2010 y el 2020 y que señala el camino hacia el fin del dinero en efectivo del banco sueco.

Todo ello hace que Suecia pueda ser el primer país en el que el dinero en efectivo quede relegado a algo del pasado. Y es que, según el Risbank el dinero cash podría dejar de usarse a partir de marzo de 2023. Aunque no quedará prohibido su uso por parte del banco central, se entiende la eliminación del efectivo como que el uso quedará tan reducido y residual que, prácticamente, será algo inexistente por el propio hábito de los ciudadanos.

Tras Suecia, el siguiente en llegar podría ser Noruega. A comienzos del 2022, el Norges Bank informó de que los noruegos utilizan las monedas y los billetes de banco para sólo el tres o el cuatro por ciento de sus transacciones financieras. Algo que hace que esté a un paso de convertirse en el segundo país en el que el efectivo deja de usarse por parte de la población. 

Dinamarca Finlandia parece que también seguirán sus pasos, ya que tal y como informa Ingenico, los cuatro países nórdicos lideran la tabla de los 10 países en el que menos uso de dinero en efectivo hay.


Patricia MalagónSeguir a malagona

29/11/2022 - 06:30

https://www.libremercado.com/2022-11-29/suecia-estos-son-los-primeros-paises-del-mundo-que-dejaran-de-usar-dinero-en-efectivo-6960413/?_ga=2.106256714.871725596.1669759805-323422884.1621110057

Las grandes farmas se preparan para la fiebre del oro de la obesidad

 

Una persona en Ciudad de México. REUTERS


La competencia puede reducir el beneficio de los medicamentos, salvo que los pacientes aumenten con constancia


Los fármacos contra la obesidad son una moderna fiebre del oro. En EE UU, el 40% está en esa situación. Dieta y ejercicio deberían ser el tratamiento más barato, pero rara vez funcionan. La cirugía bariátrica, que coloca una banda alrededor del estómago, puede hacer perder hasta el 35% del peso, pero es poco atractiva para muchos.

Los fármacos análogos del GLP-1, que van a los receptores cerebrales del apetito, parecen casi tan buenos. Mounjaro, de Eli Lilly, redujo el peso más de un 20% en un ensayo reciente. Los analistas calculan que Wegovy, de Novo Nordisk, aportará unos ingresos de casi 9.000 millones en 2030, y Mounjaro podría generar 21.000 millones, según Visible Alpha. Para entonces, el mercado de la obesidad podría Llegar a los 50.000 millones, según Morgan Stanley. Esto explica que la acción de Novo Nordisk valga el doble que hace dos años y que cotice a 28 veces los beneficios futuros, casi el doble de la media europea.

Es posible que el dúo no lleve la delantera mucho tiempo. Pfizer y AstraZeneca están trabajando en sus propios productos. Y cualquier farma que espere hacerse con parte del pastel podría comprar biotechs como Zealand, de 1.400 millones, o Altimmune, de 447 millones. Que la tecnología detrás de los GLP-1 ya se use para la diabetes facilita la entrada de nuevos rivales. La competencia hará bajar los precios.

La cuestión es cuántas personas tomarán los fármacos y a qué precio. Los Gobiernos, con problemas de liquidez, pueden dar prioridad a males como el cáncer frente a tratamientos preventivos como los de la obesidad.

Para que el mercado alcance los 50.000 millones anuales, más de 3 millones de personas tendrían que inyectarse GLP-1, suponiendo un coste anual de 16.000 dólares, el precio de Wegovy. Es casi el 4% de la población obesa de EE UU. Una factible reducción del 50% del precio reduciría las ventas a 25.000 millones. Si se reparte esta cantidad entre seis fabricantes, cada uno obtendría solo 4.000 millones. Si el número de pacientes no crece con constancia, las esperanzas de los inversores podrían tener que rebajar unos kilos.



Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías

AIMEE DONNELLAN
29 NOV 2022 - 08:08 CET
https://cincodias.elpais.com/cincodias/2022/11/28/opinion/1669644009_667610.html

El indicador inmobiliario que avisa de un paro de casi el doble en EEUU y de una recesión en seis meses

Imagen: iStock


  • Preocupación ante el rotundo desplome del índice de vivienda de la NAHB
  • Su caída se traslada con un retraso de 12 meses a la subida del desempleo
  • Con la subida del paro que proyecta, la recesión llegaría en mayo de 2023



Las tornas están cambiando rápidamente. La abrasiva inflación derivada de los desajustes económicos causados por la pandemia está llevando a los bancos centrales, con la Reserva Federal de EEUU al timón, a un endurecimiento de sus políticas que amenaza con serios daños a la actividad. El pretendido endurecimiento de las condiciones financieras se está cobrando una de sus víctimas favoritas: el mercado de vivienda. En el caso de EEUU, el deterioro empieza a ser notable -el nuevo retroceso del S&P Case-Shiller este martes lo constata- y alimenta el mayor debate económico que hay ahora mismo: recesión sí o recesión no. Uno de los indicadores más observados del inmobiliario estadounidense no arroja buenas noticias cuando se calibra si será posible el anhelado 'aterrizaje suave' de la economía.

En EEUU, quien dictamina si hay o no recesión es la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER por sus siglas en inglés). El organismo no se queda con la definición habitual de recesión técnica -dos trimestres seguidos de contracción en el PIB- y busca un mayor y más prolongado desgaste en métricas como el consumo o el mercado laboral. Como su trabajo es, en cierto modo, a posteriori, las diferentes firmas financieras y analistas buscan indicadores que adelanten el deterioro económico.

Más allá de la mediática inversión de la curva de tipos de EEUU (un diferencial negativo entre los bonos a 10 y dos años suele ser preludio de recesión), existen otros indicadores prospectivos. Uno que transmite fiabilidad a los analistas es el Índice del Mercado de la Vivienda (HMI) de la NAHB (Asociación Nacional de Constructores de Viviendas de EEUU). El índice se basa en una encuesta mensual realizada a 140.000 miembros de la asociación, que construyen aproximadamente el 80% del número total de los nuevos hogares del país.

Los entrevistados son encuestados para evaluar las condiciones del mercado en cuanto a la venta de viviendas nuevas en el momento actual y en los próximos seis meses, así como sobre el tráfico de potenciales compradores para las nuevas viviendas. El HMI puede oscilar entre 0 y 100. Las lecturas superiores a 50 denotan que la mayoría de los miembros de la Asociación valoran las condiciones de venta como favorables. Por debajo de 50, todo lo opuesto.

El rápido deterioro del índice estos meses ha alertado a los analistas. Si a comienzos de año las lecturas superaban los 80 puntos, con unos tipos de interés mínimos por las políticas laxas durante el covid y los inmuebles subiendo con claridad, la última lectura, publicada a mediados de noviembre, ha sido de 33 puntos. La preocupación de los expertos nace de la probada correlación entre un acusado descenso del índice y el aumento del desempleo que se da, aproximadamente, a los 9-12 meses.

Nada más conocerse la lectura de noviembre, Andreas Steno Larsen, antiguo estratega de Nordea, avisaba de que, atendiendo a la correlación histórica, la bajada de la confianza de los constructores a 33 puntos arrojaba una proyección de desempleo cercana al 8% en un periodo de 9 a 10 meses. Más recientemente, Alfonso Peccatiello, estratega de The Macro Compass y ex de ING, ha elaborado un gráfico comparando las mismas métricas (el índice NAHB colocado a la inversa) y ha concluido que el desempleo rondará el 6-7% a finales de 2023: "El índice de la NAHB se adelanta a las tendencias de la tasa de desempleo de EEUU en aproximadamente 12 meses". En cualquiera de los dos cálculos, una tasa de prácticamente el doble de la actual, que es de un 3,7%.

"En 2007, Edward Leamer, de la Universidad de California, afirmó que el mercado de la vivienda es el ciclo económico. Creo que está fundamentalmente en lo cierto", justifica Peccatiello. El analista explica que los puestos de trabajo y la actividad económica relacionados con la vivienda representan por sí solos entre el 12 y el 15% del PIB y el empleo de EEUU. Y la naturaleza sensible a los tipos de interés del negocio inmobiliario lo hace muy propenso a responder rápidamente a los cambios en las condiciones económicas y financieras, añade.

Con esta 'pata' del desempleo bien asida, Peccatiello recurre a la Regla de Sahm para atisbar las posibilidades de recesión. Esta teoría, llamada así por Claudia Sahm, la economista de la Fed que la enunció en 2019, señalan que "es probable que se produzca una recesión si la media de tres meses de la tasa de desempleo ha aumentado al menos 0,5 puntos porcentuales por encima de su punto más bajo en los 12 meses anteriores". Esta regla ha señalado todas las recesiones desde 1970 sin prácticamente ningún falso positivo, según el destacado economista estadounidense Jason Furman.

Peccatiello defiende que, en este caso, bastaría con una tasa de desempleo del 4,2% respecto al 3,7% actual. "Teniendo en cuenta el fuerte deterioro de la actividad inmobiliaria y el habitual efecto retardado de 12 meses que tiene sobre el mercado laboral, deberíamos llegar a ese punto en el segundo trimestre de 2023". Buscando afinar más el tiro, el analista proyecto en su gráfico que la recesión podría llegar en mayo de 2023.

Unas previsiones que no se desmarcan mucho de las del modelo de Capital Economics. "Nuestros indicadores de seguimiento de la recesión prácticamente garantizan que la economía se contraerá el próximo año, lo que, teniendo en cuenta los 400 puntos básicos de ajuste monetario de este año (faltarían 25 en diciembre), no debería suponer una sorpresa. Nuestro modelo probit a seis meses vista sitúa las probabilidades de recesión en cerca del 90%", detalla Paul Ashworth, economista para EEUU de la firma.

"Tras el retroceso de los tipos de interés a largo plazo después del IPC de octubre, la inversión del diferencial de rendimiento entre 10 años y 2 años es ahora la más grave desde principios de los años 80, y el diferencial entre 10 años y 3 meses también se ha invertido recientemente. El índice económico adelantado del Conference Board lleva contrayéndose desde febrero, con una tasa de crecimiento semestral anualizada cercana al -5%. Otros indicadores prospectivos, como los permisos de construcción residencial y el índice ISM de nuevos pedidos, muestran una clara debilidad", prosigue Ashworth en un comentario.

La profundidad de la recesión

Sin embargo, el analista se ampara en datos recientes como las ventas minoristas y la fortaleza del mercado laboral, así como en el aguante del PIB (un 2,6% anualizado en el tercer trimestre, una previsión del 1,4% anualizado en el cuarto y una estimación de PIB en tiempo real de la Fed de Atlanta del 4,2% para el último cuarto de 2022), para apoyar su tesis de que la recesión será leve, parecida a las recesiones de principios de la década de 1990 y del 2000. Ashworth se resiste a descartar por completo el 'aterrizaje suave'.

"La economía estadounidense sigue enfrentándose a una rápida inflación derivada de que la demanda agregada sigue siendo demasiado elevada. La Fed seguirá endureciendo las condiciones financieras y empujará a la economía estadounidense hacia una recesión a partir del segundo trimestre de 2023. Esperamos que el PIB estadounidense se contraiga un 0,2% en 2023, seguido de una recuperación gradual del 0,5% en 2024", escribe el analista Antti Ilvonen en las previsiones macro de Danske Bank para el país. Sus cálculos son que la tasa de desempleo aumentará hasta el 5,5-6% en 2024, lo que aún reflejaría un debilitamiento bastante modesto de las condiciones del mercado laboral en comparación con recesiones anteriores. 

"Esperamos que el crecimiento siga moderándose hacia principios de 2023 y que la economía estadounidense acabe cayendo en recesión en el segundo trimestre. La Fed ha reconocido el equilibrio asimétrico de los riesgos en términos de control de la inflación, y ha subrayado que se prefiere una recesión modesta a permitir que las presiones inflacionistas persistan durante más tiempo del necesario. Un exceso de presión sobre la economía hasta llegar a una recesión puede ir seguido de un rápido giro hacia una política monetaria más fácil si es necesario, pero un periodo estanflacionario de alta inflación, política monetaria estricta y aumento del desempleo sería más difícil de afrontar", explica Ilvonen.

Antti Ilvonen (Danske Bank): "Un exceso de presión sobre la economía hasta llegar a una recesión puede ir seguido de un rápido giro hacia una política monetaria más fácil si es necesario"

"Una inflación tan rápida como la actual ha tardado históricamente varios años en estabilizarse de nuevo en el objetivo del 2%. Por lo tanto, esperamos que la Fed aborde el próximo ciclo de flexibilización con cautela. No esperamos que la Fed recorte los tipos en 2023, y sólo esperamos cuatro recortes de tipos de 25 puntos básicos en 2024", continúa el experto.

"Como se ha visto en julio y principios de agosto de este año, en cuanto los mercados empiezan a especular con los próximos recortes de tipos en medio de los signos de recesión que se avecinan, las condiciones financieras también pueden empezar a relajarse claramente antes de que se materialicen los recortes de tipos reales. Una relajación preventiva de las condiciones financieras podría desencadenar rápidamente nuevas oleadas de inflación impulsada por las materias primas, y dado que esperamos que la economía china se recupere hacia la segunda mitad de 2023, el riesgo de una nueva subida de los precios de las materias primas podría coincidir con la caída de EEUU en una recesión el próximo año", alertan desde el banco nórdico", concluye Ilvonen.


“Es un desafío sin precedentes a Xi Jinping”: 4 claves para entender el estallido de protestas en China

 


Cientos de manifestantes protestan en Pekín con hojas en blanco.  EPA




El hartazgo por la política de cero covid de China ha provocado un estallido de protestas inédito en los últimos tiempos en el país.

Las manifestaciones que se han extendido por distintas ciudades de China han derivado en críticas al presidente Xi Jinping y al Partido Comunista chino, en una oleada de descontento muy poco habitual en un país donde la censura y la represión policial rara vez dejan ver signos de disidencia.

Cómo han empezado las protestas

La furia de muchos ciudadanos chinos no es nueva, aunque ha sido en las últimas semanas cuando ese descontento ha empezado a cristalizar y extenderse por las principales ciudades del país.

La semana pasada, una serie de protestas violentas estallaron en la mayor fábrica mundial de iPhones, en la ciudad de Zhengzhou. La imágenes que se transmitieron en directo por redes sociales mostraron cómo la policía y personal vestido con monos de protección reprimieron las manifestaciones violentamente.

La fábrica había sido confinada en octubre por el aumento de casos de covid, lo que provocó que algunos trabajadores se escaparan de las instalaciones. La empresa, Foxconn, contrató entonces a nuevos trabajadores, a los que prometió mejores condiciones.

Pero estos denunciaron después que estas condiciones no se habían cumplido y eso, sumado al hartazgo por las estrictas medidas anticovid, alimentó el estallido, que tuvo una importante repercusión en todo el país.

Con los ánimos caldeados, la muerte el pasado jueves 24 de noviembre de 10 personas en el incendio de un edificio de apartamentos en Urumqi, la capital de la región autónoma de Xinjiang, fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de muchos chinos.

Xinjiang lleva desde agosto bajo estrictas medidas de confinamiento y, aunque las autoridades aseguraron que los residentes del edificio incendiado tenían libertad para abandonar sus viviendas, muchos piensan que las medidas impuestas contra la covid contribuyeron a la tragedia.

El incendio ha servido de detonante para las protestas que este fin de semana se han extendido por ciudades como Pekín o Shanghái.


Pero la rabia lleva acumulándose desde hace meses con multitud de casos de muertes por el confinamiento que, pese a la estricta censura que llevan a cabo las autoridades chinas, han circulado ampliamente por las redes sociales del país.

A principios de mes, una familia de Zhengzhou aseguró que su bebé murió porque la ambulancia que tenía que haberlo llevado al hospital sufrió retrasos debido a las restricciones del covid. Otra niña de 14 años que estaba confinada murió en octubre porque no pudo abandonar su casa para recibir tratamiento médico.

En septiembre, cuando un terremoto de magnitud 6,6 sacudió la región de Chengdu, se prohibió a los habitantes que abandonaran sus casas. Murieron 65 personas.

Ese mismo mes, en Guizhou, un autobús que transportaba a vecinos hasta un centro de cuarentena se estrelló, matando a 27 personas.

A estos incidentes se suma la indignación de muchos ciudadanos al ver cómo China parece aún estancada en 2020, mientras que en la gran mayoría de países del mundo se han levantado muchas de las restricciones que se impusieron durante la pandemia.

Esto se ha hecho más evidente con la retransmisión de los partidos del Mundial de fútbol, en los que puede verse a grandes multitudes en las gradas o en los alrededores de los estadios en Qatar sin mascarillas u otras medidas de protección contra la covid.

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Los test de covid se han convertido en una constante en la vida de los ciudadanos chinos.

Actualmente no existe un confinamiento generalizado en China y algunas de las medidas más duras se han relajado. Aún así, el gobierno central ha pedido a las autoridades locales que impongan confinamientos estrictos en los lugares en los que se han detectado brotes de covid, incluso si solo se han encontrado pocos casos.

En esos casos se llevan a cabo test masivos a toda la población. Aquellos que dan positivo con puestos en confinamiento en sus hogares o en establecimientos estatales vigilados. Todas las escuelas y negocios, exceptuando aquellos de alimentación, son cerrados.

Las medidas no han evitado que se registre la mayor ola de casos desde que empezó la pandemia.

Qué está pasando ahora

Aunque a lo largo de los años se han sucedido protestas puntuales por diferentes motivos, desde disputas por tierras o por casos concretos de abusos policiales, lo que está sucediendo estos días en China, donde algunos manifestantes se han atrevido a criticar abiertamente el liderazgo del presidente chino Xi Jinping, es inédito.

El sufrimiento de la población por las estrictas medidas anticovid, para las que no hay, por el momento, un horizonte claro de cuándo podrían acabar, se ha convertido en una experiencia que ha unido a muchos ciudadanos y ha contribuido a que la las manifestaciones se extiendan por las cuatro esquinas del país.

Las protestas suponen un "desafío sin precedentes para el presidente chino Xi Jinping", asegura la corresponsal de BBC en Asia, Tessa Wong, por lo que hay una gran expectación sobre cómo va a responder a las manifestaciones.

En un país donde las críticas al presidente o al Partido Comunista se pueden pagar con la cárcel, se han podido escuchar en las calles de Shanghái gritos pidiendo la renuncia de Xi Jinping o del propio partido que gobierna el país asiático desde 1949.

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El incendio en Urumqi, en el que fallecieron 10 personas, ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de muchos chinos.

El fin de semana miles de personas salieron a las calles de Shanghái para recordar a las víctimas del incendio de Urumqi y manifestarse contra las restricciones.

En vez de disminuir, las manifestaciones alcanzaron la capital el domingo, donde centenares de personas se concentraron en la ribera de un río, cantando el himno nacional y escuchando discursos.

Antes, en la prestigiosa universidad de Tsinghua, decenas de personas realizaron una marcha pacífica y también entonaron el himno nacional, según algunas fotos y videos publicados en redes sociales.

También se registraron protestas en la ciudad de Chengdu (suroeste) y en las más centrales urbes de Xian y Wuhan, donde se originó la pandemia de covid hace casi tres años.

Muchos manifestantes han decidido protestar en silencio mostrando simplemente una hoja en blanco, como símbolo de todo aquello que querrían decir pero que las autoridades les prohíben.

Las grandes concentraciones del fin de semana parecían haberse calmado este lunes, aunque el descontento continúa bullendo en las redes sociales.

Cuál es la respuesta del gobierno chino

Por el momento, el gobierno chino no ha querido reconocer esta ola de descontento social, pero la respuesta a las manifestaciones está siendo represiva.

Las protestas en Shanghái se han saldado decenas de detenidos. La policía también ha levantado grandes barricadas de color azul en una de las principales avenidas de la megalópolis, donde los manifestantes se concentraron el fin de semana.

Durante la intervención policial en Shanghái, varios periodistas extranjeros que estaban grabando las manifestaciones fueron golpeados y retenidos por la policía durante varias horas, entre ellos un reportero de la BBC, Ed Lawrence.


Pese a la represión, la respuesta policial ha sido, hasta el momento, relativamente comedida.

Sin embargo, advierten algunos analistas, aquellos que se han atrevido a criticar en público la política del presidente Xi Jinping podrían enfrentarse a duros castigos.

"No hay que olvidar que el partido (comunista chino) posee el mayor panóptico digital. Vigila cada movimiento a través de las aplicaciones de los teléfonos. Así que saben mucho de las personas, lo que dicen, con quién se comunican, donde estaban en una noche concreta", explica a BBC Isabelle Hilton, fundadora de la organización China Dialogue.

China, que no cuenta con prensa independiente, también controla firmemente internet en el país, donde las críticas a las autoridades son vetadas y perseguidas.

Sin embargo, a pesar de la censura, noticias e imágenes de las manifestaciones han sido compartidas de forma masiva en las redes sociales del país, alimentando la protesta.

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Para evitar nuevas protestas, las autoridades han levantado barricadas en algunas calles de Shanghái.

La censura se ha extendido incluso a las imágenes del Mundial de fútbol. El canal oficial que lo retransmite, CCTV, elimina las imágenes en las que se ve el público de cerca y las sustituye por otras del banquillo o de los jugadores para, al parecer, evitar mostrar cómo en otras partes del mundo han desaparecido casi por completo las restricciones contra la covid.

Qué puede pasar ahora

El gobierno chino parece haber subestimado drásticamente el descontento social que ha ido en aumento en los últimos meses por la política de cero covid, que está íntimamente ligada al presidente Xi.

"Para una organización política con no muchas más prioridades que mantenerse en el poder, se trata de un auténtico desafío", analiza el corresponsal de BBC en China, Stephen McDonell.

Pekín ya ha dicho que no piensa dar marcha atrás en sus políticas y, por el momento, no hay un horizonte claro de cuándo podrían relajarse las restricciones.

Mientras que el resto del mundo utilizó los confinamientos y las medidas de distanciamiento social para ganar tiempo mientras se llevaban a cabo campañas masivas de vacunación, China sigue dependiendo de los controles para mantener a raya la covid.

Aunque el país desarrolló sus propias vacunas, estas no han sido tan efectivas como las de Pfizer o Moderna, que utilizan tecnología mRNA, y que China ha decidido no importar.

Mientras que dos dosis de la vacuna de Pfizer o Moderna ofrece una protección del 90% contra la muerte o la enfermedad grave, Sinovac, una de las vacunas chinas, solo protege en un 70%.

A esta menor protección se suma que la campaña de vacunación en China no ha sido tan extensa como en otros países, y muchos ancianos no han sido inmunizados.

Los confinamientos prolongados también han provocado que mucha gente no haya desarrollado una inmunidad natural hacia el virus. Esto hace que las nuevas variantes de coronavirus se extiendan más rápidamente que al principio de la pandemia.


Y aquí surge la paradoja.

China cuenta con una de las tasas más bajas del mundo de muertes por covid. El país tan solo ha registrado oficialmente unas 5.200 fallecimientos a consecuencia del virus.

Sin embargo, "si China no confina en cuanto aparecen los primeros casos del virus, se arriesga a regresar al horror de los primeros días de la pandemia", analiza James Gallagher, corresponsal de Salud y Ciencia de la BBC.

Según las estimaciones que se hicieron el pasado marzo, acabar con la política de cero covid podría saturar los hospitales y provocar más de 1,5 millones de muertes.

La política de cero covid también tiene un impacto económico tanto en la propia China como en los mercados mundiales, que se resienten cuando la fábrica del mundo se paraliza por los confinamientos.

Según Suraniana Tewari, corresponsal económica de la BBC en Asia, China ya se enfrentaba a una crisis de desempleo sin precedentes, especialmente entre los jóvenes. El miedo a los confinamientos ha hecho que muchas familias y negocios decidan no gastar, lo que han ralentizado el crecimiento económico del país.


  • Redacción
  • BBC News Mundo