Coco Chanel.
Muchas famosas nos demostraron cómo llevar la moda hasta el final. Desde Marilyn hasta Marlene Dietrich, pasando por Evita Perón
Lola Flores dejó para la posteridad uno de los momentos más divertidos de la televisión hablando de un tema tan serio como la muerte. Fue en el espacio ‘La clave’ y con su gracia y desparpajo hizo que hasta a José Luis Balbín le entrara un ataque de risa cuando, hablando de la bata de cola, afirmó: “Que me la metan en el ataúd… la bata de cola”. Aquel deseo no se llegó a cumplir y España despidió a una Faraona ataviada con una impecable mantilla blanca.
Otras mujeres han tenido más suerte en sus últimos deseos. Es el caso, por ejemplo, de Mona von Bismark, a la que vistieron de Givenchy en 1983. Conocida como una de las mujeres más elegantes del mundo, fue famosa la amistad y devoción que profesaba por el maestro español Cristóbal Balenciaga. Tanto es así que era de las pocas clientas que gozaban del privilegio de ser probadas directamente por el modista de modistas. Diana Vreeland afirmó incluso que cuando se le notificó el cierre de la casa, la multimillonaria no salió de su habitación durante tres días hasta que asimiló un mundo sin las creaciones de su costurero de cabecera. Pasado el tiempo, la hora del adiós le llegó a Von Bismarck y el ‘agraciado’ fue Hubert de Givenchy, el heredero del maestro y a quien el propio Cristóbal desvió toda su clientela, entre ellas esta última. Con el paso del tiempo forjó una gran amistad con el costurero que se vio reflejada en ese último adiós.
Coco Chanel también tuvo el gusto de poder vestir a un icono de la elegancia para su paso a una mejor vida.
En el caso de la couturière francesa, fue Marlene Dietrich la que optó por vestir uno de sus diseños para su funeral en la Madeleine en 1992, curiosamente la misma iglesia en la que se celebró también el funeral 'corpore insepulto' de Chanel. Lo sorprendente aquí es que Dietrich siempre fue fiel a Dior, tanto que hasta llegó a condicionar su participación en un largometraje de Alfred Hitchcock a que el vestuario se le encargara al diseñador francés: “No Dior, no Dietrich”, cuentan que se podía leer en la nota que le mandó al realizador en respuesta a su propuesta.
La que sí vistió de Dior para su funeral fue Eva Perón.
La primera dama argentina se convirtió en una de sus mejores clientes en los años 40 y 50. De hecho, se considera que gracias a ella llegó el New Look a Argentina. Aficionada también a Jacques Fath, que le hizo el vestido de su retrato oficial, su mano derecha, Asunta Fernández, fue quien decidió el vestido con el que iba a ser enterrada la líder de los descamisados en 1952. Para una ocasión, tan solamente, se decantó por un diseño blanco de Dior. ¿Qué tenía de especial? Era un vestido que nunca se había puesto Evita. Fernández quiso que la mujer más famosa y elegante de Argentina estrenara un diseño incluso en su panteón.
Si bien ella fue clienta de Travilla y Jean Louis, y amante de la sencillez de la estética beatnik, donde reinaban los jerséis negros y los pantalones capri en cuadros vichy, en sus últimos años comenzó lo que se podría considerar un idilio con la firma italiana Pucci. Los alegres estampados y la elegancia informal de los diseños de la marca conquistaron a la estrella Hollywood y por eso se escogió para su funeral un diseño verde con un drapeado en la cintura que, al parecer, era el vestido favorito de la rubia más famosa del séptimo arte.
Otra actriz que marcó época en el cine fue Bette Davis. Famosa por películas como ‘¿Qué fue de Baby Jane?’ o ‘Eva al desnudo’, Davis disfrutó de una de las carreras más respetadas de Hollywood.
Durante sus últimos años comenzó una relación muy especial con el diseñador Patrick Kelly. Fue el mismo creador que en los 80 gozó de un periodo de éxito muy destacado, quien pidió a un amigo en común conocer a la mujer con la mirada más famosa de la gran pantalla. A partir de ahí, comenzó una colaboración que llegó hasta sus últimos días. Tras recibir el Premio Donostia en el Festival de San Sebastián en 1989, la actriz llegó a la capital francesa con la salud tocada debido al cáncer de mama que sufría y fallecería unos días después en la habitación del Hospital Americano de Neuilly-sur-Seine, en una habitación muy cercana a la de Kelly, que convalecía en el mismo lugar a causa del VIH. Para su funeral, se escogió un diseño corto de Kelly, uniéndolos así para siempre.
Pero si hablamos de relación especial entre musa y diseñador, esa es sin duda la que tuvieron Alexander McQueen e Isabella Blow.
La pareja artística tuvo sus idas y venidas, con algunos desplantes de McQueen con la aristócrata británica. Pero ella nunca dejó de querer al creador, que se sintió destrozado cuando conoció el fallecimiento en 2007 de la mujer que lo convirtió en uno de los grandes talentos de la moda. Fue la hermana de Blow la que confesó, tiempo después de su funeral, que McQueen vistió a Blow para esa cita, con un diseño que le confeccionó a Blow con bordados rojos y dorados. Además, Philip Treacy, otro de los descubrimientos de la estilista, creó para ella un tocado, conocedor de la pasión que sentía por estos complementos y en homenaje a la amistad que les unió en vida.
Por
Jose Luis Diez-Garde
01/11/2022 - 05:00
Iconos que tuvieron estilo hasta en su funeral... Cómo llevar la moda hasta sus últimas consecuencias (elconfidencial.com)
www.vanitatis.elconfidencial.com/estilo/moda/2022-11-01/moda-funeral-iconos-moda-looks_3512016/