- Se ha generado un superávit que ha hundido un 24% el precio del metal
- Indonesia representa ya el 54% del suministro y abastece Europa
- Es un componente considerado estratégico para el coche eléctrico
Uno de los productos clave de Rusia, que estuvo en el foco de las sanciones, es el níquel. Este metal que se usa en su mayoría para la fabricación de acero inoxidable, es clave en otros frentes como en todo tipo de procesos de función pero su rol estaba adquiriendo especial importancia por su uso de cara a las baterías y, por tanto, para un sector que se perfila como clave para Occidente y el mundo como es de los coches eléctricos. El propio Elon Musk habló abiertamente de este tema, "a todas las empresas mineras, por favor, que extraigan más níquel", pidió el empresario. "Tesla les dará un contrato gigante por un largo período de tiempo si extraen níquel de manera eficiente y respetuosa con el medio ambiente. Espero que este mensaje llegue a todas las empresas mineras: por favor, consigan níquel".
Es por ello que en 2022, cuando arrancó la ocupación rusa a Ucrania, este material fue una de las grandes preocupaciones de la UE y EEUU, pues, en aquel entonces, el país euroasiático era una de las claves para explicar el suministro. Sin embargo, se ha producido un giro de 180 grados que ha dejado a Moscú sin este arma económica. Rusia ha pasado de representar el 11% de la producción mundial a solo el 7%.
Con este peso tenía la suficiente influencia como para condenar al déficit a un mercado ajustado. Es por ello que ante un posible corte de suministro en 2022 los precios llegaran a dispararse un 135%. Sin embargo, un tsunami de producción desde Asia ha provocado que las presiones para el níquel se desvanezcan, la amenaza de un déficit crónico se ha cortado por completo y los precios están colapsando ante las perspectivas de un sobreabastecimiento continuado. El precio de la tonelada ya ha caído un 24% desde sus máximos de abril, cuando las últimas sanciones a Rusia de Reino Unido y EEUU desataron el pánico en el mercado con alzas del 20%.
El sentimiento bajista que se ha instalado en este 2024 a pesar de las dudas viene después de un 2023 muy negativo para el metal, que cedió un 15,2% hasta los 21.688 dólares la tonelada. Para Fitch, si bien en aquel entonces "la disminución se atribuyó a un mercado sobresaturado junto con una demanda mediocre", este año se ha consolidado que la tendencia responsable a un cambio mucho mayor. La agencia comenta que esperan que en 2024 el níquel caiga hasta un techo de los 18.000 dólares debido a "que el exceso de oferta continúa arrastrando los precios hacia abajo desde los niveles de 2022".
El último informe de Macquarie dejan claro que se producirá un superávit claro con un potente incremento de la producción mundial del 5% hasta los 63 millones de toneladas. Esto provocará un superávit de 77.000 toneladas de suministro a pesar de la alta demanda. "A pesar del crecimiento del 32% en las ventas de vehículos eléctricos la realidad es que la producción fue más fuerte, al tiempo que el consumo de mercados clave como China fueron menores de lo esperado", dicen los expertos. La situación es tan tensa por el desabastecimiento mundial que uno de los mayores mercados del mundo, la Bolsa de Metales de Londres (LME por sus siglas en inglés), ha aumentado sus reservas, a máximos de diciembre de 2021, unas 110.000 toneladas, para garantizar el suministro a sus clientes.
¿Por qué hay un superávit?
Pero, ¿Qué es lo que ha pasado para que se genere esta situación? La respuesta tiene dos nombres propios: Indonesia y China. En primer lugar, desde Yakarta se han lanzado de forma totalmente decidida a incrementar sus remesas. El país del sudeste asiático es dueño y señor de este mercado, siendo responsable del 51% de la producción mundial, una cifra que incluso aumentará más en los próximos años.
En 2023 ya vivieron una potente expansión del 34% tras crecer otro 55% el año anterior. Ahora este ritmo parece que va a ir en la misma línea con un alza del 24,7% el primer trimestre, según datos recopilados por Fitch. Por su parte la consultora afirma que, aunque marcando una desaceleración, el país seguirá expandiendo su capacidad con un avance del 17% en todo 2024.
Macquarie comenta que este ritmo algo más aletargado se debe a que se dan "problemas relacionados con el clima" que ha parado ciertos proyectos, al tiempo que las grandes prospecciones se encuentran con una "caída en las calidades del mineral". Además, creen que los precios más bajos también provocar un ritmo algo menor. En cualquier caso, incluso con estos factores "en Indonesia todavía hay un gran exceso de capacidad".
Aunque el otro factor disruptivo ha sido China. El gigante asiático, que ha realizado una gran apuesta sobre los coches eléctricos ha apostado fuerte por incrementar su suministro de níquel para dar seguridad a este sector. Hasta ahora el gigante asiático no era un factor, con un aumento leve de la producción y un séptimo puesto en el ranking de productores a nivel global. Sin embargo, las empresas chinas de refinado han incrementado su capacidad, con un 40% de aumento de la producción en agosto. "Ha habido una ampliación masiva de sus capacidades de refinación de níquel".
Todo ello ha provocado caídas masivas en el mercado del niquel, a pesar de un rápido crecimiento de la demanda de la mano de una industria del coche eléctrico que se ha lanzado a producir como si no hubiera un mañana en una agresiva guerra de precios, que solo hace que agravar la cotización del metal. El fuerte ascenso de la demanda no ha conseguido frenar los descensos. Según la Agencia Internacional de la Energía, la demanda de níquel debido al sector del automóvil fue de un 30% más en 2023 que en el periodo anterior a 2020.
El shock de demanda
Pero es que los coches no lo son todo. El problema desde el gigante asiático ha venido de la mano de la demanda. Pues, aunque el coche eléctrico pide un etapa de crecimiento de producción, la realidad es que la industria manufacturera China que era una fuente enorme de pedidos de acero inoxidable (que requiere níquel) está en horas bajas. "La caída de la demanda de la industria está ejerciendo una presión adicional sobre los precios" comentan desde Commerzbank.
Desde Macquarie comentan que se extiende la preocupación también por este frente. Pues una economía china debilitada y un mercado de vehículos eléctricos algo más débil pueden acabar afectando de forma definitiva en este frente. "Nuestra preocupación a medio plazo está en el debilitamiento del mercado de baterías ante unas menores ventas de vehículos eléctricos en Europa y América del Norte". En ese sentido, la firma concluye que, en consecuencia, "hemos realizado importantes rebajas en nuestras previsiones de baterías".
Los bajos precios aniquilan la producción
En cualquier caso, el dominio cada vez más claro de estos dos grandes agentes está empezando a entrañar un gran riesgo. "Según la Agencia Alemana de Recursos Minerales (Rohstoffagentur) , los dos países juntos ya representan dos tercios del suministro mundial de níquel refinado", comentan desde Commerzbank por ello para la AIE, existe un gran riesgo de que los bajos precios por el exceso de producción "expulsen cada vez más del mercado a los productores de otras regiones con costes de producción más elevados".
Esto se ha materializado con que otros grandes productores están cerrando en otras regiones. Un ejemplo es que Glencore ha ido cerrando diversas minas en la región de Nueva Caledonia, una isla de Francia en el océano pacífico, debido a que los bajos precios del níquel están haciendo que ya no sea rentable. En febrero de este año cerró Koniambo Nickel SAS. Este mismo mes de septiembre anunció que está en conversaciones con posibles compradores para vender participaciones en otros activos.
La isla de Nueva Caledonia, a pesar de su tamaño, tiene un 25% de las reservas probadas del metal en todo el planeta y un 6% de la producción actual. Es decir aunque sea una remota isla cuya población apenas llega a los 270.000 habitantes, similar a la de Gijón, se trata de un punto totalmente clave para el mercado. Es por ello, que los cierres que se están produciendo ante el superávit mantenido que, según parece, se ha establecido de cara a los próximos años, abren la puerta a un dominio asiático del suministro a nivel mundial. Algo que, tras una crisis de los suministros en 2021 que puso en jaque el abastecimiento de recursos clave para Europa y EEUU, ha demostrado tener grandes contraindicaciones.
En cualquier caso, ahora Europa se muestra satisfecha con este giro hacia el este. En particular este ha sido uno de los frentes por los que el viejo continente ha conseguido reducir las exportaciones de metales básicos desde los 7.300 millones de euros en 2021 a cerca los 2.100 millones de 2023. Por lo tanto, de momento, con la amenaza rusa desactivada a la hora de adquirir este material clave y con los precios cayendo, el mundo se prepara para una nueva era en el nickel con un superávit permanente y dominado por Asia.