El CEO de Nvidia, Jensen Huang, en una conferencia del Computex 2024 en Taipéi, Taiwán.
(EFE)
Nvidia ha registrado el mayor desplome en capitalización bursátil de la historia por parte de una compañía en un solo día. Le está ocurriendo de todo y los inversores se llevan las manos a la cabeza
La fiebre por la inteligencia artificial elevó a Nvidia a lo más alto, aupándola como la compañía más valiosa del planeta. Esta trillion dollar baby lleva batiendo récords este año, pero ahora ha superado otro que no le va a hacer nada de gracia a los inversores. El gigante de los chips acaba de sufrir un desplome histórico con una caída del 9,5%. Un batacazo en el que se ha dejado nada menos que 252.400 millones de euros. Se trata de la mayor caída de capitalización bursátil por parte de una compañía en un solo día de la historia. Es el segundo episodio en su semana más gris, acumulando ya un descenso del 14%. No han pasado ni tres meses desde que la empresa acariciaba con sus dedos el Olimpo, pero ahora le está ocurriendo de todo. ¿Qué está pasando con Nvidia?
Su caída libre no parece detenerse. Hoy sus acciones caían otro 2% después de que Bloomberg publicase en exclusiva que la justicia de EEUU ha enviado citaciones a la compañía en busca de pruebas de una posible violación de la ley antimonopolio. El desplome no ha tardado en contagiarse al resto de valores tecnológicos, arrastrando con ellos al Nasdaq y al S&P500, índice del que Nvidia representa nada menos que el 6%. Mientras los inversores se llevan las manos a la cabeza, los analistas buscan explicaciones a este fenómeno, que atiende a varios motivos.
En primer lugar, BlackRock, la mayor gestora de activos del mundo, publicaba (coincidente con la caída) un informe que avisaba de cierta preocupación entre las empresas que han invertido millones de dólares en el desarrollo de IA y que, a grandes rasgos, temen que los beneficios no lleguen tan rápido como esperaban. Eso no sólo afecta a Nvidia, sino a otras empresas que han apostado por esta tecnología como Microsoft, cuyas acciones cayeron un 1,85%, las de Apple, que bajaron un 2,72% y las de Google, que se dejaron un 3,94%. También las de los fabricantes de chips como TSMC, que fabrica las unidades de procesamiento gráfico de alto rendimiento de Nvidia o las de Samsung.
“Vemos una desconexión entre la perspectiva a corto plazo de algunos inversores y las visiones a largo plazo de los proveedores de servicios tecnológicos y en la nube”, señalaba BlackRock en su informe. Apunta a que es posible que los accionistas no consideren que una gran inversión en IA sea el mejor uso del capital ahora mismo. Y los últimos resultados trimestrales de Google, Microsoft, Meta y Amazon demostraban el colosal tamaño de la ola de gastos de las grandes tech para construirse infraestructuras para entrenar y ejecutar modelos de IA. Lo que sucede es que estas empresas necesitarían ver una generación de ingresos o una rentabilidad de la inversión reales para sostener otra etapa de despliegue de medios y no estamos viendo que esté materializándose de momento.
Unas expectativas demasiado altas
Nvidia es un buen termómetro del auge de la IA. Si sus resultados son buenos, eso quiere decir que la demanda de la tecnología de IA se mantiene alta. Si son malos, lo contrario. Los inversores esperaban con entusiasmo las últimas cifras de su informe trimestral como señales de la salud del sector y, aunque fueron buenos, decepcionaron a la mayoría. El resumen: ingresos trimestrales de 30.040 millones de dólares, un 122% más y por encima de las expectativas del mercado. También un beneficio neto de 16.599 millones de dólares (crecimiento de un 168%). Sin embargo, contemplaba un margen bruto del 75,1% (frente al 75,5% esperado).
Pese a batir las expectativas y haber multiplicado por nueve su valoración desde finales de 2022, sus acciones caían un 7%. Una muestra de que incluso unos resultados espectaculares pueden decepcionar a quien se rasca el bolsillo. Matt Britzman, analista de Hargreaves Lansdown, señalaba en este artículo de The Guardian que Nvidia se enfrenta al desafío de cómo estar a la altura de la publicidad. “Ahora no se trata tanto de superar las estimaciones, sino de que los mercados esperan que se superen, y es la magnitud de la superación la que parece haber decepcionado un poco”.
Por otro lado, un factor de preocupación entre sus clientes han sido los problemas de fabricación del Blackwell, su procesador más avanzado y en fase de lanzamiento. La entrega de sus chips Blackwell, que comprenden 208.000 millones de transistores que realizan cálculos para entrenar modelos de lenguaje, van a retrasarse. Su CEO, Jensen Huang, había dicho anteriormente que Blackwell generaría "muchos" ingresos este año, pero eso va a tener que esperar, y aún no hay una fecha tentativa.
Una investigación antimonopolio en ciernes
A todo eso hay que sumarle un cambio de guion que nadie esperaba ver o, al menos, no tan pronto. El Departamento de Justicia de Estados Unidos envió hace unos días a las oficinas de Nvidia en Santa Clara, California, una citación judicial en su búsqueda de pruebas de que el fabricante de chips podría haber violado las leyes antimonopolio. A los funcionarios les preocupa que la compañía pueda estar dificultando el cambio a otros proveedores y penalice a los compradores que no utilizan exclusivamente sus chips. Los reguladores están investigando la adquisición de RunAI en abril y también si Nvidia ofrece suministro y precios preferenciales a los clientes que utilizan su tecnología exclusivamente o compran sus sistemas completos, según fuentes anónimas.
La empresa ha sido objeto de escrutinio regulatorio desde que se convirtió en el fabricante de chips más valioso del mundo. Sobre todo cuando sus ventas se han duplicado cada trimestre y ha eclipsado a los líderes de chips de antaño, como Intel o AMD. En respuesta a las acusaciones, Nvidia defiende que su dominio del mercado se debe a la calidad de sus productos, que ofrecen un rendimiento más rápido. “Ganamos por mérito, como se refleja en nuestros resultados de referencia y el valor para los clientes”, alegaban sus portavoces.
Por último, surge la duda de cuánto tiempo podrá mantener su posición en el podio, dado que muchos de sus clientes más grandes (como Amazon o Google), ya están desarrollando sus propios chips. Pesos pesados como AMD e Intel (que, de hecho, atraviesa su peor crisis en décadas) están invirtiendo miles de millones de dólares para mejorar sus ofertas de IA. También Samsung Electronics, cuya oferta de memorias de banda ancha debería experimentar un aumento de la demanda este año. Y Supemicro, que cada vez le come más terreno. Este año ha experimentado un crecimiento brutal, cerrando 2023 con más de 7.000 millones de dólares en ingresos, y un beneficio récord de 640 millones de dólares.
Y mientras, nuevas empresas están atrayendo a inversores con atractivos desarrollos y mejoras técnicas. Cerebras Systems, una startup con 430 empleados, dice que el chip que han creado es 20 veces más rápido y más barato que el de Nvidia. La empresa, cuyos clientes incluyen a AstraZeneca y Mayo Clinic, afirma que su chip procesa la información más rápido y de forma menos costosa que los de la competencia (alcanzando velocidades de 1.800 tokens de salida por segundo). Su solución pasa por conectarse y operar como un solo chip enorme. ¿Podría arrebatarle participación de mercado a Nvidia? “Lo suficiente para hacerlos enfadar”, decían entre risas sus directores.
Todo parece estar volviéndose en contra de la compañía de Jensen Huang: retrasos en sus productos, los reguladores husmeando en sus operaciones y el sector dando señales de debilitamiento. Para pesar de los inversores, los días de gloria de Nvidia podrían estar tocando a su fin.