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Frente al optimismo de muchos después de haber sobrepasado a Japón en Producto Interior Bruto (PIB), el director del Centro Nacional de Estadísticas, Ma Jiantang (马建堂), ha publicado un largo artículo en el Diario del Pueblo donde intenta poner en perspectiva el lugar de la economía china en el mundo. A pesar de elogiar el crecimiento de las últimas décadas y destacar el liderazgo del Partido Comunista, Ma Jiantang analiza importantes cifras económicas para llegar a la conclusión de que todavía queda un largo camino para llegar al nivel de bienestar de los países desarrollados. Como se escribía en un artículo publicado en la página web de Phoenix, "en algunos aspectos, entre EE.UU. y China todavía hay una diferencia de 100 años".
Estos son algunos de los datos que, según Ma Jiantang, nos deberían servir para poner a la economía china en una perspectiva más amplia y global y que no tome sólo en cuenta el total del PIB:
- Renta per cápita. Según los datos del 2009, la media de ingresos del país es de 3.650 dólares al año por persona. Esto significa que China todavía se encuentra por debajo de la media mundial. De entre los 213 países que analiza el Banco Mundial, China ocupa el puesto 125.
- Distribución de los trabajadores. En 2009, el 38,1% de los trabajadores chinos se dedicaba a la agricultura, el 27,8% a la industria y el 34,1% al sector servicios. Estos datos muestran a la perfección la realidad de un país que todavía no ha conseguido entrar en el club de los más desarrollados. El sector terciario en China, por ejemplo, representó tan sólo el 43% del PIB, mientras que en los países con ingresos medios y altos esta cifra está entre el 50% y el 70%.
Es aquí donde Ma Jiantang introduce un dato que situaría a China un siglo por detrás del desarrollo económico de EE.UU.: el porcentaje de trabajadores chinos dedicados a la industria se corresponde con el de Estados Unidos en su primera fase de desarrollo industrial entre 1870 y 1910.
- Escasa productividad. Según los datos del director del Centro Nacional de Estadísticas, la contribución de cada trabajador chino al PIB del país es de 5.855 dólares, lo que significa tan sólo un 5,9% de lo que aporta un estadounidense, un 7,7% de lo que produce un japonés o un 24,8% de lo que contribuye un ruso. O, en otras palabras: un estadounidense produce tanta riqueza como 16 chinos, un japonés como 13 y un ruso como 4.
- Falta de recursos naturales. Teniendo en cuenta la población del país, China sufre una escasez de recursos preocupante. El petróleo y el gas natural con el que cuenta el país por persona no llega al 10% de la media mundial. Los recursos de agua potable por persona son tan sólo un 23% de los que cuenta EE.UU. y un 63% de los que dispone Japón, situándose en un tercio de la media mundial por habitante.
- Consumo ineficiente de recursos. A la escasez de recursos también se le une la forma ineficiente en la que se utilizan. En 2009, China supuso el 8,6% del PIB mundial, pero consumió el 46,9% de todo el carbón y el 10,4% del petróleo. Este despilfarro de recursos contribuye a que China pague una factura enérgética que supone el 19,5% del total mundial. Para generar riqueza, además de muchos trabajadores, China necesita muchos recursos, poniendo en serios problemas la creación de un modelo de desarrollo sostenible.
- Envejecimiento de la población. Desde el 2003, cuando los mayores de 65 años llegaron al 7,5%, el país ha entrado según los baremos internacionales en una fase de envejecimiento. Como se suele decir, China podría ser el primer país en hacerse viejo antes de volverse rico, provocando un fuerte desequilibrio en la economía nacional. En 2009 el porcentaje de la población mayor de 65 años llegó al 8,5%.
- Poco consumo interno. Uno de los desequilibrios más fuertes que sufre la economía china es que durante muchos años se ha desarrollado gracias a las inversiones y ha mantenido unas tasas de consumo interno muy bajas. Ésta es una de las claves del cambio de modelo económico al que aspira el país, intentando dejar atrás un modelo empresarial con escaso valor añadido y dedicado a las exportaciones para pasar a un modelo más innovativo y que pueda crecer gracias al consumo de los propios chinos. Sin embargo, desde el año 2000 hasta el 2009, el consumo interno ha bajado más de 14 puntos porcentuales, situándose muy por detrás de la media mundial.
- Educación y tecnología. Este es otro de los grandes retos del gobierno para intentar pasar del made in China al invented in China. En la actualidad, el presupuesto dedicado a investigación y desarrollo es el 1,75% del PIB, mientras la media de los países desarrollados está por encima del 2%. En educación, el presupuesto del estado no llega al 3% del PIB (las promesas para llegar al 4% se llevan incumpliendo desde hace años), mientras que la media mundial es del 4,5% y en los países desarrollados en general supera el 5%.
Es aquí donde Ma Jiantang se detiene para explicar que las empresas chinas todavía no tienen un alto valor competitivo global. Mientras países como Alemania, Japón o Corea del Sur conseguieron en sus fases de desarrollo económico crear empresas globales competitivas (aquí cita a Sony y Samsung), "a China todavía le falta tener una empresa nacional que goce de prestigio mundial". A pesar de que en la lista del año 2010 de 500 empresas más fuertes había 54 empresas chinas, lo cierto es que la gran mayoría son monopolios estatales de energía, banca o comunicación.
A través de todos estos datos, Ma Jiantang ha intentado poner en perspectiva el lugar de la economía china en el mundo, que a pesar de haber alcanzado el segundo lugar en cifras totales de PIB, todavía está muy lejos de las de los países desarrollados.
From ZaiChina 31/03/2011
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