En el desarrollo de la teoría económica las reflexiones sobre el rol del dinero siempre han generado un espacio de especial controversia. Este tema, que tiene singular gravitancia en nuestros días, ha sido objeto de intensos debates en los últimos 5 siglos: La importancia del dinero en el corto y en el largo plazo es uno de los ejes que dividen el pensamiento económico. Hay quienes piensan que el dinero es solo un velo, totalmente neutral al quehacer económico, y hay quienes aseguran que el dinero cumple un rol central, a lo menos en el corto plazo. ¿Afecta el dinero la actividad económica real?. Y si la afecta, ¿cuál es el mecanismo de transmisión de cambios en el acervo de dinero al sector real de la economía? Pese a que este debate se ha mantenido por siglos, no existe un consenso que determine con rigor el rol del dinero en la economía. Para la corriente dominante el dinero es neutral en el corto y en el largo plazo.
La pregunta central que se hace la teoría es sobre la conexión que existe entre los fenómenos monetarios y los fenómenos reales de una economía, es decir si el dinero cumple un rol más allá de la “economía de trueque”. La respuesta de toda la economía clásica, neoclásica y monetarista es siempre la misma: “el dinero es neutral, es solo un velo del sistema”, y no influye en la economía ni en el corto ni en el largo plazo.
La pregunta central que se hace la teoría es sobre la conexión que existe entre los fenómenos monetarios y los fenómenos reales de una economía, es decir si el dinero cumple un rol más allá de la “economía de trueque”. La respuesta de toda la economía clásica, neoclásica y monetarista es siempre la misma: “el dinero es neutral, es solo un velo del sistema”, y no influye en la economía ni en el corto ni en el largo plazo.
Para esta visión de pensamiento el dinero es neutral si las variaciones exógenas en la oferta monetaria solo afectan en igual proporción a las variables nominales, dejando inalteradas a las variables reales como la producción, el empleo y los precios relativos. De acuerdo con estas escuelas, los fenómenos monetarios no afectan los fenómenos reales de la economía y solo tienen un único impacto en el nivel general de precios: es decir que la inflación es siempre y en todo momento un fenómeno monetario…, como enfatizó Milton Friedman. Si bien la idea sobre la neutralidad del dinero se remonta a las obras de David Hume (Of Money, 1750), fue Friedrich von Hayek quien la conceptualizó en su obra Price and Production (1931) en la teoría monetaria.
La teoría Cuantitativa del dinero
Gran parte de esta controversia es fruto de la Teoría Cuantitativa del Dinero (TQM), asociada estrechamente a los economistas clásicos y a la Escuela de Chicago. La TQM ha constituido el núcleo central y el paradigma macroeconómico dominante utilizado por numerosos economistas que contribuyeron a su desarrollo, como Knut Wicksell, Stanley Fisher, Alfred Marshall, Arthur Pigou, Friedrich von Hayek y Milton Friedman, entre otros. Estos economistas consideran que el objetivo principal de la política económica es mantener la estabilidad de precios, dado que de esta forma se conserva el valor del dinero. Este planteamiento es de gran fragilidad porque supone que los bancos centrales están en manos del sector público. Y hay que recordar que los principales bancos centrales del mundo son instituciones privadas.
Aunque siempre se menciona a David Hume como el creador de la Teoría Cuantitativa del Dinero, esta idea tenía más de 200 años de antiguedad cuando el filósofo de La naturaleza Humana y maestro de Adam Smith la desarrolla en Of Money. El filósofo y político francés Jean Bodin la formuló en 1568 (182 años antes que Hume) en su primer texto de teoría monetaria. En esta obra, Bodin señala que la principal causa del aumento de los precios es el aumento de las cantidades existentes de oro y plata.
Esta idea tuvo gran impacto en Europa y fue considerada por largo tiempo como la primera exposición de una teoría cuantitativa del dinero. Sin embargo más tarde se descubrió que la primera construcción científica sobre el tema fue elaborada por los pensadores de la Escuela de Salamanca, en concreto por el sacerdote jesuita Martin de Azpilcueta, en 1525 (225 años antes de Hume). Azpilcueta describió los efectos inflacionistas de la masiva llegada de oro y plata producto del saqueo realizado por los conquistadores y navegantes a los confines del mundo desde el siglo XIV.
La formulación moderna de la teoría cuantitativa es atribuible a Irving Fisher en su obra The Purchasing power of Money, 1911, en la que expone lo que se ha dado en llamar el enfoque de transacciones de la teoria cuantitatiova: M*V=P*T, identidad que expresa que la cantidad de dinero existente en la economía (M), por el número de veces que se usa cada unidad monetaria (V) es equivalente al valor total de las transacciones efectuadas (P*T).
De acuerdo a esta identidad de Fisher, y siempre bajo el supuesto de una economía en pleno empleo (regla general de los economistas clásicos), la velocidad de circulación del dinero (V) es constante por razones “tecno-institucionales” determinadas por los hábitos de pago y de gastos de la comunidad. Del mismo modo, el nivel de actividad o número de transacciones (T) se asume constante, lo que deja el nivel de precios (P) en función de la cantidad de dinero (M). De acuerdo a esta relación, la causalidad va de izquierda a derecha y es la cantidad de dinero la que determina el nivel de precios.
Dado que el enfoque de Fisher incluye el total de transacciones (finales e intermedias) y esto plantea el problema contable de duplicidad de operaciones, surgió el enfoque de ingresos de la teoría cuantitativa, llamada también ecuación de cambio: M*V=P*Y, donde se considera que el valor del ingreso real de la economíoa (P*Y) es equivalente a la demanda monetaria (M), por el número de veces que en promedio se usa cada unidad monetaria en operaciones económicas (V). Si bien esta versión es más operativa, sigue siendo una identidad similar a las anteriores que expresa una causalidad entre cantidad de dinero y nivel de precios, con causalidad de izquierda a derecha. Para Fisher, la Velocidad del Dinero también es constante. Sin embargo, aquí tenemos una gráfica sobre la velocidad del dinero en Estados Unidos:
La teoría keynesiana
Hasta el advenimiento de la teoría keynesiana, la teoría cuantitativa del dinero constituyó el paradigma macroeconómico dominante empleado por los economistas. En sus Ensayos monetarios, Keynes refutó la TQM argumentando que ante un cambio en la cantidad de dinero, no todos los precios varían en la misma proporción. Existen cambios en los precios relativos y por tanto distintos efectos distributivos con sus consiguientes impactos en la producción. Para Keynes el dinero cumple un rol central y su gran tema fue la Teoría monetaria de la producción, donde el dinero impulsa la inversión y ésta se transforma el motor del crecimiento. Esta idea rompe la causalidad directa de la oferta monetaria sobre los precios y da al dinero un rol central.
Keynes reconoce que en el largo plazo la economía tiende a funcionar como señalan los clásicos, pero el largo plazo es un período de tiempo irrelevante dado que en el largo plazo “todos estaremos muertos”. Para Keynes, el desempleo es persistente y solo con políticas de demanda agregada que impulsen la demanda efectiva se puede alcanzar el equilibrio sin desempleo involuntario (Keynes acepta la existencia de la tasa natural de desempleo o desempleo voluntario). La existencia de este espacio para que la política monetaria y fiscal (Modelo IS-LM) pueda mejorar el nivel de ingreso, es para Keynes la prueba irrefutable de que la neutralidad del dinero es una falacia.
En la Teoría General del empleo, el interés y el dinero (libro que se iba a llamar Teoría Monetaria de la producción), Keynes se plantea formalmente la vinculación entre las variables reales y las variables monetarias del sistema a través del efecto de los precios. El mecanismo de transmisión y de fluctuación en el valor de los activos financieros es por la vía de la tasa de interés. De este modo, el dinero si cumple un rol central en la economía, dado que junto a su desempeño como medio de cambio (economía de trueque) y atesoramiento, añade su rol como vehículo para la especulación. Con esto, la antigua determinación monetaria de los precios es suplantada por el argumento keynesiano de la demanda efectiva y la tasa de interés.
Como argumenta Keynes, el dinero no es un velo neutral. Es el elemento que une el presente con el futuro, pero al mismo tiempo aumenta la brecha entre la esfera real y la esfera monetaria por el pago de intereses, transferencias de dineros hacia los más ricos que potencian la desigualdad. Si bien los intereses son la expresión de que en el capitalismo las decisiones económicas se toman en condiciones de incertidumbre, ante la incertidumbre del futuro muchas personas atesoran dinero, y este atesoramiento de dinero por parte de las empresas y las familias puede afectar el ciclo económico. Esta es la trampa de liquidez que tiene convulsionada a la economía actual, y en las puertas de un recrudecimiento de la crisis.
La contrarrevolución monetarista
La contrarrevolución monetarista desarrollada desde los años 50 contra las ideas de Keynes ha buscado demostrar la neutralidad del dinero a través de la tesis del equilibrio general walrasiano. Desde que Leon Walras, el fundador de esta teoría (1874), modeló el concepto de equilibrio para una economía con dinero, numerosos autores han perfeccionado el modelo matemáticamente al crear la heurística positiva que lo retroalimenta. Walras, en su sistema de ecuaciones de excesos de demanda y excesos de oferta de mercancias que se ajustan automáticamente hasta vaciar el mercado por la vía de los precios, introdujo una ecuación que representa los excesos de demanda y oferta de dinero. En su sistema de infinitas ecuaciones, Walras no se percató que el equilibrio del sistema se establece con muchos precios negativos, cosa que es imposible en la vida real. Pese a que los modernos sistemas computacionales evitan este problema, lo importante en la idea de Walras es que advierte que el dinero es algo que carece de utilidad para los que lo poseen, y que su servicio sólo satisface la necesidad de transacciones (trueque)-
La concepción del dinero en el equilibrio general walrasiano fue conceptualizada en los años 50 en el Modelo Arrow-Debreu, gracias a los aportes matemáticos realizados en los años 30 por Wald y Von Neumann. El documento de Kenneth Arrow y Gerard Debreu Existence of an Equiibrium for a Competitive Economy, 1954, es un modelo matemático de alta complejidad que introduce la noción de incertidumbre bajo la idea de localización: una manzana no vale lo mismo en Europa o en África; ni tampoco vale o mismo hoy o en 30 días. La incertidumbre de los precios diferentes en una u otra parte del mundo, y en el presente o futuro, no es más que un agregado de ecuaciones en las que lo medular del rol del dinero no salta a la vista. En el modelo del equilibrio general de Arrow-Debreo el dinero sigue siendo neutral y no desempeña un rol determinante en la economía.
Como hemos visto, los supuestos de la teoría neoclásica para que el dinero sea neutral son altamente restrictivos, lo que convierte este concepto en un interesante ejercicio teóríco (en la línea de la Hipótesis de los mercados eficientes, de Eugene Fama), que no pasa de ser una elucubración matemática que oculta el verdadero significado del dinero y, más aún, en la creación de dinero desde la nada.
Marco Antonio Moreno 07 de diciembre de 2013 | 19:43 CET
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