Reduce en 7.250 millones la compra de deuda, un recorte casi simbólico que marca la senda
Bernanke señala que prevé que habrá apoyos artificiales a la economía todo 2014
Tras cinco años inyectando liquidez en masa, la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decide levantar el pie del acelerador de los estímulos al reducir a 75.000 millones de dólares (54.435 millones de euros) la intensidad con la que compra deuda.
Son 10.000 millones de dólares menos (7.250 millones de euros menos) de lo que venía haciendo desde hace un año, un recorte en todo caso modesto y más bien simbólico, por que en la práctica no afectará al apoyo que da a la economía.
La Fed mantiene los tipos en el 0%. Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, ha calificado en la rueda de prensa que el recorte en el programa de compra de deuda es "modesto" y ha anticipado que el programa de compra de bonos podría estar activo durante todo 2014.
Wall Street está obsesionada con este asunto desde mayo, cuando Ben Bernanke indicó que empezaría a recortar la compra de activos antes de acabar 2013. Es conocido que el presidente de la Reserva Federal quería abrir la puerta de salida antes de ceder el cargo a Janet Yellen en febrero. Así que la otra opción era esperar a la reunión de enero, su última al frente de la institución.
La bolsa neoyorquina se disparó tras conocer la decisión de la Reserva Federal y el Dow Jones de Industriales, subió un 1,85 % marcando un nuevo máximo histórico, al igual que el selectivo S&P 500, que subió un 1,67 %.
La credibilidad de la Fed estaba en juego siete meses después de aquella declaración. Tuvo ya una oportunidad en septiembre para dar el primer paso. Pero ahora disponía de todos los ingredientes para levantar un poco el pie del acelerador y lanzar el mensaje al mercado de que no tiene nada que temer. El paro está en el 7% que Bernanke, algo que citó como referente para dejar de comprar bonos.
Además, el Congreso de EE UU llegó la semana pasada a un acuerdo presupuestario para los próximos dos años que evita el caos que se vivió en octubre, cuando las actividades del Gobierno federal cesaron de forma parcial durante 16 días. La distorsión de los datos forzó al banco central a tomarse algo más de tiempo en octubre. Así que en esta reunión se jugaba todo al cara o cruz.
No se cierra la puerta a volver a inyectar más dinero
Acertaron los que anticiparon por el recorte frente al status quo. La Fed estaba comprando desde diciembre de 2012 el equivalente a 40.000 millones de dólares (29.030 millones de euros) en bonos del Tesoro, que deja reducida con este primer recorte a 35.000 millones de dólares (25.400 millones de euros). Toca también los 45.000 millones (32.660 millones de euros) que adquiere en activos de deuda hipotecaria desde septiembre de ese año, que rebaja en 5.000 millones de dólares (3.600 millones de euros).
De esta manera se busca que la economía y el mercado empiecen a estar más guiadas por los tipos que por la compra de bonos. En cualquier caso, el comunicado estable un claro vínculo del programa con la evolución de los datos económicos. Es decir, si la economía progresa como espera, podrá recortar más. Si por el contrario se modera, se reserva la posibilidad de elevar la inyección.
Es decir, es un gesto más bien simbólico, porque la Fed seguirá ayudando a la economía durante al menos durante todo 2014. Pero no hay un calendario establecido. Por eso lo más importante no es la cantidad sino las indicaciones. Bernanke insiste que cuando deje de comprar deuda, los tipos estarán excepcionalmente bajos un buen tiempo. Están en el 0% desde hace cinco años.
James Bullard, de la Fed de St. Louis, dijo días antes de la reunión que es posible que haya una pausa tras un primer pequeño recorte si la inflación lo permite. El mercado laboral, explicó, sigue débil pese a crear 190.000 empleos de media al mes. La Fed mantiene que no habrá alza de tipos mientras el paro no baje del 6,5%. Podría esperar incluso más tiempo tras lograse.
El programa de compra de bonos, el tercero que activó desde el colapso de Lehman Brothers, es un gran experimento y por eso le cuesta tanto a la Fed comunicarse. Yellen será realmente la encargada de desmontar una estructura que disparó el balance del banco central, con activos acumulados por valor de cuatro billones. Antes de la crisis no llegaba al billón.
Wall Street se muestra ahora más receptivo que en mayo. La reducción gradual en la compra de bonos también se justifica con otro argumento. La masa de liquidez inyectada puede tener efectos negativos si se prolonga y no está demostrando ser de tanta ayuda para acelerar la creación de empleo. En sus proyecciones, anticipa un crecimiento medio del 3% en 2014 y un paro ronde del 6,5%, para de ahí bajar del 6% en 2015. No espera un repunte de la inflación, que se mantendrá en el 1,5% el año próximo.
Los tipos de los bonos a 10 años están cerca del 3%, reflejo de que los inversores esperan menos liquidez de la Fed. Bernanke insiste que la salida se hará de forma gradual. Trata así de mantener las expectativas bajas, para que no encarezca el coste de los préstamos más rápido de lo deseado. Pero lo que no puede contener es que hay una mayor confianza en la recuperación.
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