martes, 20 de mayo de 2014

El polémico acuerdo que busca crear el mayor mercado del planeta

 
 
El acuerdo transatlántico establecería un mercado de 800 millones de personas.
 
 
 
Un país puede ser demandado por una multinacional y quienes resolverán el caso serán tres abogados particulares, sin derecho de apelación.
 
En eso consiste, en pocas palabras, el controvertido mecanismo de arbitraje que podría ser incluido en un nuevo acuerdo comercial que negocian Europa y Estados Unidos y que ha generado fuertes protestas a ambos lados del Atlántico.
 
Representantes de ambos bloques se reúnen esta semana en Arlington, Virginia, en la quinta ronda de negociaciones para crear el acuerdo que establecería el mayor mercado del planeta, con 800 millones de personas.
Las tratativas iniciadas el año pasado buscan establecer el llamado Acuerdo Transatlántico de Comercio e Inversión, Trans-Atlantic Trade and Investment Partnership o TTIP, que según estudios comisionados por la Unión Europea podría generar más de US$100.000 millones adicionales en producción económica.
El fin de semana el comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht, defendió el acuerdo y aseguró que "es completamente falso que sólo favorezca a las grandes corporaciones".
Sin embargo, mientras De Gucht pronunciaba esas palabras en la Cumbre Empresarial Europea en Bruselas, cientos de manifestantes intentaban rodear el edificio en una cadena humana denunciando el tratado como una amenaza contra la democracia.
El apoyo del público es crucial, porque el acuerdo deberá ser aprobado tanto por el Congreso en EE.UU. como por el Parlamento Europeo.
¿Por qué las negociaciones han generado tanta polémica?
 
 

Las multinacionales y el arbitraje

Opositores al acuerdo ven con preocupación la posible inclusión del mecanismo de resolución de disputas por el que una multinacional que se ve perjudicada por una medida de un gobierno puede demandarlo ante un panel de arbitraje basándose en la violación de un acuerdo de inversión.
El polémico mecanismo ya es una realidad y ha sido utilizado, por ejemplo, por la tabacalera Phillip Morris para demandar a Uruguay por la ampliación de las advertencias gráficas a un 80% de los paquetes de cigarrillos. El caso será resuelto por un panel de arbitraje del Banco Mundial.
 
"Esa forma de resolución de disputas se ha vuelto cada vez más controvertida en Europa, porque lo que hemos visto en los últimos cinco años es que ese mecanismo, que antes era usado sólo contra países en desarrollo, está afectando a países europeos", dijo a BBC Mundo Pia Eberhardt, de la organización Corporate Europe Observatory, una ONG con sede en Bruselas que monitorea el impacto de grupos de lobby en la Unión Europea.
"Hemos visto, por ejemplo, cómo dos compañías energéticas de Suecia demandaron a Alemania y eso ha hecho que la gente en Europa comience a preocuparse por este tema y vea esta cláusula como una amenaza a la democracia. En otros países hemos visto que la mera amenaza de un juicio ha hecho que los legisladores no introduzcan regulaciones tan estrictas como querrían, así que efectivamente el mecanismo está afectando la política de los países".
De Gucht dijo, por su parte, que el mecanismo de arbitraje de disputas es algo que "podrá manejarse" y apuntó a una consulta pública puesta en marcha por la Comisión Europea para recabar opiniones al respecto de los actores interesados.
Eberhardt afirma que el mecanismo debatido por negociadores europeos y estadounidenses "es básicamente el mismo utilizado por Phillip Morris contra Uruguay: tres abogados particulares nombrados por las partes toman una decisión sin posibilidad de revisión".
 

Preocupaciones ambientales

 
Otro de los puntos polémicos del acuerdo es su posible impacto en cuestiones ambientales, como la introducción de productos y cultivos genéticamente modificados que han generado rechazo en algunos sectores en Europa.
"También se han expresado temores en Europa de que el acuerdo lleve a un aumento del fracking o fracturación hidráulica para obtener gas o petróleo de esquisto", advirtió Eberhardt a BBC Mundo.
"Aunque las campañas de oposición a nivel local sean efectivas, la gente se pregunta: ¿qué sucederá si una compañia se ve perjudicada por regulaciones estrictas? Ya hay un precedente en el marco del Tratado de Libre Comercio para América del Norte, TLCAN o NAFTA por sus siglas en inglés, con el caso de una empresa de petróleo de Canadá que demandó al gobierno de Canadá a través de una subsidiaria en EE.UU. porque una provincia canadiense introdujo una moratoria contra el fracking".
 

"Impacto global"

El comercio entre la Unión Europea y Estados Unidos ya llega a casi US$3.000 millones en bienes y servicios cada día.
Pero de aprobarse, el nuevo acuerdo acabaría con otras barreras, incrementando el intercambio transatlántico en un 17% y generando cerca de un millón de empleos, según afirmó el embajador de EE.UU. ante la Unión Europea, Anthony Luzzatto Gardner, en la Cumbre Empresarial Europea en Bruselas.
"¿Nos hemos vuelto tan ricos que estas cifras ya no nos parecen significativas? ¿Nos hemos vuelto tan indiferentes al problema del desempleo que este aumento no es relevante?", dijo Gardner.
Lo que está en juego, para Eberhardt, va mucho más allá de Europa y EE.UU. y afecta también a los países en desarrollo.
"Este acuerdo definitivamente tiene relevancia para todo el mundo. Consideremos por ejemplo que tanto la UE como EE.UU. dijeron que buscarán negociar un nuevo gold standard o regla de oro en materia de derechos para los inversores. Si esa regla se establece, será muy difícil para otros países resistir ese estándar y negociar acuerdos diferentes", dijo la investigadora.
"Reglas de ese tipo impactarán en países que no han participado del acuerdo y serán un modelo para el resto del mundo".

Redacción   BBC Mundo    Última actualización: Lunes, 19 de mayo de 2014

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