Tras pasar por Eurovisión, Conchita Wrust es un nuevo icono gay
Antes fue Tom: un “niño raro”, un adolescente marginado y un adulto valiente que creó su ‘alter ego’ para reivindicar su diferencia
Thomas (Tom) Neuwirth tenía 22 años cuando tomó una decisión que le cambiaría la vida y le convertiría en un personaje famoso en su país.
Después de sufrir la intolerancia de la sociedad austriaca, que lo catalogó como un ser indeseable a causa de su homosexualidad, Tom, un joven dotado de un enorme talento musical, decidió crear una figura artística que tendría la monumental tarea de provocar y cuestionar los conservadores valores austriacos reivindicando con sus actuaciones públicas el derecho a ser diferente en un mundo lleno de prejuicios. A su alter ego lo llamó Conchita Wrust, una mujer con barba y rostro angelical, cuya imagen daba la vuelta al mundo el pasado fin de semana tras ganar el Festival de Eurovisión.
Tom nació el 6 de noviembre de 1988 en Gmunden, una pequeña localidad austriaca de unos 10.000 habitantes. Creció y fue a la escuela en Bad Mitterndorf, un pueblo alpino de 3.200 almas donde su padre regentaba un albergue para turistas. Allí fue donde el chico admitió su homosexualidad y donde sufrió la intolerancia de sus compañeros de escuela, que muy pronto lo rechazaron, primero por ser “un chico raro” y más tarde porque —además de tener el afán de vestirse con la ropa y los zapatos de su madre— a los 14 años admitió ser gay.
“No lo tuve fácil y al final ya casi no me atrevía a ir al baño durante las pausas”, ha contado después. A los 14 años fue enviado a un internado en Graz, donde se inscribió en la Escuela de Moda. Terminó su formación en 2011.
Ya con 17 años participó por primera vez en un programa de televisión para jóvenes talentos (Starmania). Aunque no tuvo mucho éxito, Tom se hizo conocido por su voz de tenor, pero la verdadera fama le llegó en 2011, cuando se presentó al programa La gran oportunidad, donde su interpretación de la famosa canción de Titanic My heart will go on fue vitoreada por el público y le ayudó a obtener el segundo lugar en el concurso.
A partir de ese año, Conchita se volvió un personaje popular en Viena, tanto por su apariencia como por su calidad musical. En 2012 estuvo a punto de clasificarse para Eurovisión, pero nuevamente obtuvo un segundo lugar.
Tom y Conchita tienen vidas privadas diferentes. En el escenario, Conchita, que —según relata en su biografía— supuestamente nació en las montañas de Colombia con su tupida barba negra y todo, tiene un romance con un bailarín. Tom, en cambio, tiene una pareja: “Mi amigo me conoció como Tom y vive naturalmente junto a Tom”, confesó. “Dos semanas después de conocerle tuve que explicarle por qué me levantaba a veces a las siete de la mañana cuando tenía una cita a las diez. Fue entonces cuando le dije que era Conchita”.
Conchita, con peluca, barba, pestañas y senos postizos, ya era un personaje real, y Tom, su creador, escribió una breve biografía de ambos en la que señalaba irónicamente que los dos formaban un equipo que trabajaba en perfecta armonía, aunque nunca se habían visto. Y que se echaban de menos cuando se miraban al espejo: “La persona privada Tom Neuwirth y la figura artística Conchita Wrust se respetan desde lo más profundo de sus corazones. Se trata de dos caracteres individuales con sus propias historias, pero ambos comparten un mensaje esencial contra la discriminación y a favor de la tolerancia”.
Lo que nunca pudo imaginar Tom es que su personaje se convertiría en una especie de héroe, que Conchita sería algo así como la nueva emperatriz de Austria, una mujer admirada y respetada por la familia política austriaca. Su espectacular triunfo en Eurovisión supuso desafiar la odiosa homofobia que impera en Rusia —que quiso sacarla del concurso— y, al mismo tiempo, logró ofrecer una inédita imagen de Austria como un país tolerante y respetuoso con la diversidad.
Su actuación hizo el milagro. El canto del Fénix (Rise like a Phoenix) la elevó a lo más alto, y frente a esa idea anquilosada y conservadora de la sociedad austriaca emergió un país con aires de modernidad en el que se reabría públicamente el debate sobre los derechos de los homosexuales. El Gobierno austriaco prometió legislar sobre temas como la adopción y el matrimonio gay, y el canciller federal, el socialdemócrata Werner Faymann, invitará a Conchita mañana a la sede del Gobierno, un homenaje nunca antes visto en el país.
La cantante española Ruth Lorenzo, una de sus rivales en el festival, celebrado este año en Copenhague, compartió con Tom/Conchita los días previos y la resume así: “Es una persona fabulosa, un amor, impresionante. Generosa, bondadosa y sensible”.
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