Varios estudios demuestran que la profilaxis previa a la exposición al VIH puede reducir el riesgo de infección en más de un 90%.
Tras años de estudios, de controversias y de las aprobaciones oficiales de rigor –largas y burocráticas-, el Centro para el Control de las Enfermedades (CDC, siglas en inglés) ha emitido esta semana nuevas recomendaciones para la prevención del sida y ha aconsejado a la población de alto riesgo que tome el fármaco conocido por el nombre comercial de Truvada para reducir las probabilidades de infectarse con el virus del VIH.
El CDC recomienda que deberían medicarse para evitar un potencial contagio, los gais o bisexuales que practican sexo sin prervativo; los heterosexuales con parejas de alto riesgo de contraer la enfermedad –drogadictos por vía intravenosa u hombres bisexuales que tienen relaciones sexuales sin protección-; quienes mantengan relaciones sexuales con una persona infectada; y todo aquel que comparta jeringuillas o sea drogodependiente por esa vía.
La recomendación del CDC llega casi cuatro años después de que la revista New England Journal of Medicine publicase en noviembre de 2010 los resultados de un estudio clínico de tres años (financiado por el Instituto Nacional de Salud de EEUU, NIH, siglas en inglés) que anunciaba la pronta llegada de un tratamiento que podía reducir el riesgo de contagio de VIH en más de un 90%. Comercializada bajo el nombre de Truvada para el tratamiento, la píldora había sido sintetizada en 2004 por Gilead Sciences, el mayor productor mundial de medicamentos contra el SIDA, y usada en combinación con otros retrovirales como tratamiento fundamental en personas que viven con sida.
Entonces, el NIH llegó a la conclusión de que Truvada no solo suprimía el virus en personas ya infectadas sino que prevenía que gente sana se contagiara. Los investigadores etiquetaron el tratamiento con el nombre de “profilaxis previa a la exposición”, en término abreviado: PrEP. Para bien o para mal, no fueron pocos quienes lo denominaron “el nuevo condón”.
En 2012, la FDA (la Agencia del Medicamento de EEUU, siglas en inglés) aprobaba Truvada para su consumo y definía el fármaco –una pastilla azul- como una combinación de los antirretrovirales tenofovir y emtricibatine. Aquella fue la primera vez que los asesores de salud del Gobierno de EEUU respaldaban administrar un medicamento antiviral a las personas sanas expuestas al VIH a través de relaciones sexuales o drogas intravenosas. Aquel día de noviembre de 2010 en que el NIH anunció los resultados de laboratorio de la PrEP, el equipo investigador recibió una llamada de felicitación del presidente de EEUU, Barack Obama y la revista TIME situaba PrEP en el número uno de las innovaciones médicas de ese año.
Desde entonces hasta ahora se ha recorrido un largo camino en el que la comunidad médica ha parecido ser reacia a recetar Truvada –en general, no tiene buena acogida prescribir medicinas a gente sana- y los críticos del medicamente han cuestionado su seguridad, eficacia y precio (13.000 dólares al año, 9.500 euros) y han acusado al Gobierno de conspirar con las grandes compañías farmaceúticas a costa de la salud pública.
Para los científicos del CDC, Truvada es un gran paso adelante después de comprobar que tras más de 30 años de aconsejar el uso de los preservativos para evitar el contagio las cifras de infectados han permanecido casi inamovibles en la última década, con 50.000 casos nuevos cada año. Nada apunta a que los homosexuales vayan ahora a usar el tratamiento de Truvada pero es un nuevo camino abierto frente al hecho de que cada vez son más los gais que mantienen relaciones sexuales sin protección (un 20% más en 2011 que en 2005).
Uno de los temores que tienen las autoridades sanitarias es que la población en riesgo deje de usar los preservativos ante la existencia de Truvada. El CDC recomienda en su anuncio de esta semana que se sigam usando profilacticos, ya que Truvada no protege contra otras enfermedades de transmisión sexual como la sífilis o la gonorrea. En cualquier caso, como apuntan los expertos, la gonorrea y la sífilis se curan con antibióticos pero el VIH dura de por vida y su degeneración en enfermedad es mortal si no se trata.
Sin embargo, hoy como hace cuatro años, AHF (AIDS Helthcare Foundation), la mayor organización de lucha contra el sida del mundo, sigue vaticinando una “catástrofe en la salud pública” y ha calificado las directivas del CDC como “uno de los capítulos más vergonzosos” en la historia del organismo. En opinión de esta fundación, lo que se esconde detrás es la maniobra de una porderosa farmeceútica para que gente joven y sana compre una medicación que no necesita.
Sin embargo, OUT, revista enfocada a la población homosexual, se preguntaba en un artículo de finales del año pasado si Truvada era la solución que la comunidad gay estaba esperando al VIH. Cierto es que el título del artículo resultó polémico –“¿Es este el nuevo condón?”- pero la conclusión era que, tomada una vez al día la píldora azul, Truvada podía prevenir el VIH de forma segura y la proporcionan la mayoría de los seguros de salud. Otra interrogante sería por qué, entonces, “tan pocos gais la toman”, apuntaba OUT.
Las claves de la profilaxis
María Lillo
¿En qué consiste la profilaxis preexposición?
Se trata del uso de un fármaco antes del contacto con el agente infeccioso para evitar su transmisión. Es la que se da por ejemplo al personal sanitario que se pincha con una aguja con sangre de una persona infectada.
¿Qué es Truvada?
Un fármaco compuesto de una asociación de dos antirretrovirales: tenofovir y emtricitabina. No reemplaza a los preservativos u otras medidas que permiten las relaciones sexuales seguras, sino que se usará como método complementario.
¿Para qué está indicado?
En España solo se usa para el tratamiento de adultos infectados por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), pero en Estados Unidos la Agencia del Medicamento (FDA) aprobó su uso en población en riesgo de contraer el agente infeccioso en julio de 2012.
¿A quiénes les ha recomendado su uso el Centro para el Control de Enfermedades (CDC)?
Las autoridades sanitarias lo consideran útil en mujeres que se dedican a la prostitución; personas que practican sexo sin preservativos; aquellas que tienen parejas en alto riesgo de contraer la enfermedad —como los drogadictos por vía intravenosa—; los que mantienen relaciones sexuales con una persona infectada y todos los que comparten jeringuillas o se drogan por esa vía.
¿Qué beneficios se obtienen con el uso del fármaco?
Varios estudios internacionales, entre ellos una amplia investigación de la Universidad de California, San Francisco (UCSF), han demostrado que la profilaxis preexposición puede reducir el riesgo de infección en más de un 90% en personas que toman diariamente esta pastilla.
¿Cuál es la posología que se indica para prevenir el contagio?
Una pastilla al día; igual que los pacientes infectados por VIH.
¿Cuáles son los efectos secundarios de Truvada?
Se considera que este fármaco es relativamente seguro, con escasos efectos secundarios como dolor de cabeza, naúseas y dolor abdominal, que desaparecen con el tiempo. Más graves pero menos frecuentes son otras dolencias asociadas a su ingesta, como daño en el hígado y en el riñón.
¿Cuánto cuesta?
El tratamiento tiene un coste anual superior a los 9.500 euros (13.000 dólares) en Estados Unidos. En España una caja de 30 comprimidos cuesta 502,99 euros, pero no se vende en farmacias. Se dispensa únicamente en hospitales.
¿Por qué no se había recomendado antes su uso?
Algunos expertos consideran que un uso más extendido de los antiretrovirales puede generar resistencias. Según un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud, entre el 10% y el 17% de los nuevos infectados presentan un virus insensible a alguno de los antivirales existentes.
Yolanda Monge Washington 15 MAY 2014 - 21:23 CET
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