jueves, 17 de mayo de 2018

La inteligencia artificial nos volverá más humanos

Dreamstime EXPANSIÓN

El temor a la nueva revolución industrial está dibujando un aura apocalíptica en la tecnología, pero... ¿cuánto hay de cierto en esto?
Constantemente se hace referencia a la cantidad de puestos de trabajo que la cuarta revolución industrial, en la que la Inteligencia Artificial (IA) jugará un papel fundamental, va a destruir. Pero rara vez se habla de cómo contribuirá a su impulso. El mejor antecedente para analizar en perspectiva lo que puede ocurrir en las próximas décadas es recurrir a la primera revolución industrial. A través de un estudio realizado por la firma Deloitte se procedió al análisis de los censos de Inglaterra y Gales entre 1871 y 2015, y descubrió que la tecnología había creado más puestos de trabajo de los que había destruido. Algo similar señalan las estadísticas realizadas entre 1800 y 2009.
El cambio fundamental, en aquellos años, fue que los seres humanos pasamos a desarrollar tareas más técnicas, profesiones que requerían un mayor conocimiento y dejamos de lado aquellas que se sustentaban en la fuerza física. Y esa transformación también ocurrirá en el futuro.
La diferencia es que, en este caso, la IA se hará cargo de aquellos trabajos y tareas rutinarias que requieren un gran volumen de procesamiento de información, como la reposición en los supermercados, los análisis médicos, búsqueda de principios activos en la industria farmacéutica. Toda tarea que pueda ser reemplazada por la automatización, desaparecerá para los humanos. Pero esto no es grave, como explica Michael Chui, del Instituto Global McKinsey, ya que "ninguna industria ni empleo será completamente automatizado en el futuro". Un ejemplo sorprendente de esto es Amazon. Se estima que el gigante de las compras por Internet aumentó en un 50% la cantidad de robots que utilizaba entre 2015 y 2016. Pero desde 2014 la cantidad de empleados contratados se cuadruplicó.
En primera instancia, tal como describe la ex secretaria de Comercio de los Estados Unidos, "nos convertiremos en trabajadores tecnológicos. Todos somos usuarios de tecnología desde el momento que tenemos un teléfono móvil". Y aquí reside la clave de lo que nos espera. Cuando desde Huawei presentamos al mercado el primer smartphone con NPU (unidad de procesamiento neuronal) y IA incorporada, gracias al procesador propio Kirin 970 en nuestros Huawei Mate 10, no lanzamos un órdago al mercado; el desafío fue para todos nosotros, los humanos. En especial para nuestro trabajo. Ejemplos claros de esto son Amy, un asistente virtual que elimina la tediosa tarea de programar reuniones; Tact, que analiza de forma automática los datos de ventas; Troops.ai, que automatiza el proceso de organización; y Vera, que es capaz de seleccionar los mejores candidatos, hasta 10.000 por mes, para cualquier puesto de trabajo y ya la utilizan Pepsi, Ikea o L'Óreal. Y, a la hora de buscar nuevos clientes Crystal (es capaz de crear perfiles de personalidad basados en el uso de redes sociales y hasta sugiere cómo personalizar los mensajes teniendo en cuenta gustos y aficiones.
Estos son apenas algunos ejemplos, pero desde el momento que comenzamos a llevar la inteligencia en el bolsillo, a través de nuestro teléfono, la realidad ha cambiado. Este mismo año hemos lanzado un terminal que hará a nuestra capacidad creativa a través de la fotografía más libre: Huawei P20 Pro aplica IA sin tener que entender los procesos. Ahí reside la clave, la inteligencia artificial debe simplificar nuestro día a día con tareas que podrían automatizarse, y esta ayuda debe realizarse sin esfuerzo.
Todo esto nos dejará a los humanos "libres" para potenciar aquellas cualidades que nos distinguen como especie: imaginación, creatividad, pensamiento crítico, etc. Y son justamente aquellos que se preparen para este entorno, quienes tendrán éxito. Así, la tecnología no nos quitará el trabajo, lo que hará será enfrentarnos a una adaptación del sistema educativo que permite, verdaderamente, preparar a los jóvenes para los desafíos futuros. Ya no son las (viejas y repetidas) respuestas las que les llevarán lejos, sino las (nuevas) preguntas que sean capaces de formular.
La primera revolución industrial provocó un cambio en los salarios (más dignos), un aumento en la productividad que permitió el crecimiento poblacional y sentó las bases para la educación actual y las horas de trabajo. La IA, bautizada por los expertos como el petróleo del siglo XXI, tendrá un impacto similar. Richard Branson, Elon Musk o expertos en economía como Andy Stern o Lee Kravitz, señalan que la riqueza que llegará con el uso adecuado de la tecnología hará factible un Ingreso Básico Universal, un salario para todos. Ciento cincuenta años atrás, los trabajadores de las fábricas de la revolución industrial no concebían un futuro en el que trabajaran menos de 12 horas diarias, ni ellos ni sus hijos de hasta 6 años. Hoy puede desconfiarse de la idea de un salario universal, pero serán los avances tecnológicos los que lo permitan. Y eso creará una paradoja: la tecnología no tiene imaginación, pero nos la devolverá a nosotros.

Por Pablo Wang, director de Huawei Consumer Business Group en España
Actualizado: 15/05/2018 00:06 horas
http://www.expansion.com/economia-digital/protagonistas/2018/05/15/5af98c7422601d357d8b464c.html

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