martes, 23 de noviembre de 2010

Cinco claves para entender la crisis del avispero coreano

Foto from expansion.com

La península de Corea comparte una de las culturas más antiguas de la humanidad, pero se encuentra profundamente dividida después de desgajarse en dos países independientes tras la Segunda Guerra Mundial.
CONFLICTO HISTÓRICO NO RESUELTO
Corea estuvo ocupada por Japón desde comienzos del siglo XX hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando tras la derrota de los nipones el norte de la península quedó bajo el dominio comunista de la Revolución China, país con el que comparte frontera, y el sur bajo control capitalista de los aliados y sobre todo, de Estados Unidos. La división inauguró una larga etapa de conflictos al abrigo de los años de la Guerra Fría, en la que se produjeron sin éxito varias tentativas de reunificación y procesos de paz. De hecho, la Guerra entre Corea del Norte y del Sur fue el principal escenario del enfrentamiento entre los dos bloques ideológicos.
No fue hasta la caída del Muro de Berlín cuando los gobiernos de las dos Coreas comenzaron a celebrar reuniones en un intento de reunificación o Estado confederado que mantuviera sus respectivos regímenes políticos, por lo que ambos países se integraron en la ONU. Pero a lo largo de los años noventa y la primera década del siglo XXI, las diversas tentativas de acercamiento y reconciliación en los años de armisticio han terminado por caer en saco roto, pese a algunos tímidos avances conseguidos, como diversos acuerdos económicos e iniciativas conjuntas de reagrupamiento familiar. Pero, técnicamente, Corea del Norte y del Sur siguen siendo países en conflicto cuyos continuos roces amenazan han convertido esta región del mundo en el avispero asiático.
ESCALADA NUCLEAR Y REARME: POTENCIAS MILITARES
En los últimos veinte años ha sido manifiesta la inversión de ambos países en tecnología nuclear con fines armamentísticos, la cual tanto uno como otro se han encargado de exhibir con fines políticos y propagandísticos. La tensión en la que viven desde hace décadas también ha supuesto que un gran montante de su economía se dedique a mantener y alimentar un abultado ejército que les ha convertido en potencias militares.
El desafío nuclear norcoreano al mundo se ha traducido en numerosas sanciones internacionales y la suspensión de ayudas técnicas y económicas que condujeron a una gran hambruna en el país de la que se hablado -sin certezas- de haber provocado en los años noventa cerca de un millón de personas fallecidas por inanición y enfermedad.
Con su vecina del norte en plena crisis, Corea del Sur hundió un torpedero en 1999 que mató a más de treinta marineros norcoreanos, tras lo que la tensión se relajó, y Washington levantó algunas de sus sanciones económicas a Corea del Norte para evitar una escalada del conflicto. No obstante, años más tarde volvieron los enfrentamientos navales entre ambos países.
El Gobierno de Corea del Norte, sumamente opresivo y opaco, ha ocultado en ocasiones que posee armas nucleares mientras otras veces, según la coyuntura, ha dado a conocer mediante la propaganda de sus diversas pruebas nucleares. Hace tres años, las delegaciones de ambas Coreas, Estados Unidos, Rusia, Japón y China firmaron un acuerdo de desnuclearización a cambio de ayuda energética y económica, al que se sumó también Corea del Sur, pero Pyongyang no ha interrumpido oficialmente ni la investigación de enriquecimiento de uranio ni las pruebas nucleares, lo que ha llevado de nuevo a conflictos con Seúl y la comunidad internacional, sobre todo Estados Unidos y la Unión Europea, aliados y socios de Corea del Sur que ven en Corea del Norte una latente y persistente amenaza.
En marzo de este año, el hundimiento de un barco surcoreano en el que murieron 46 marinos supuso el incidente más grave, aunque Pyongyang niega su autoría. Tras este episodio, Estados Unidos y Corea del Sur comienzan unas maniobras a gran escala en el Mar de Japón; desde entonces, los encuentros de artillería no han dejado de sucederse.
TERRITORIO EN LITIGIO
La dos Coreas han compartido históricamente una de las civilizaciones más antiguas del mundo, pero desde su separación en 1945 mantienen un callado litigio por el control del territorio de la península que comparten. La República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) ocupa la parte septentrional de la península, situada al este de China, entre los mares del Japón y Amarillo. Al sur limita con la República de Corea (Corea del Sur), que se encuentra rodeada del mar del Japón y el mar Amarillo, donde hay más de tres mil islas, y el estrecho de Corea que la separa de Japón.
Son dos gobiernos independientes que sin embargo comparten lengua y religión, influenciados y controlados por ideologías diferentes, por lo que ambos reclaman desde su independencia la Península de Corea al completo, que se manifiesta en una férrea defensa de su línea fronteriza.
AISLAMIENTO 'VERSUS' APERTURA
Mientras Corea del Sur ha experimentado en estos últimos años un florecimiento económico sin precedentes con el sello de multinacionales como Samsung y Hyundai, la autárquica Corea del Norte ha seguido la estela soviética de la Guerra Fría y se encuentra aislada internacionalmente bajo una política gubernamental oscura y cerrada de ensalzamiento al jefe del Estado que raya la paranoia y reprime violentamente a sus ciudadanos. El Gobierno de Pyongyang viola sistemáticamente todos los tratados internacionales de derechos humanos, lo que ha provocado la huida de oleadas de norcoreanos hacia China en busca de alimento y trabajo. Los que han conseguido huir han dado testimonio de campos de concentración, hambrunas organizadas, torturas y asesinatos políticos dentro de las fronteras norcoreanas que traena a la memoria el trágico recuerdo del nazismo.
CONTAMINACIÓN IDEOLÓGICA
Es curioso que mientras los coreanos de ambos países comparten unas profundas raíces -de hecho, innumerables familias se encuentran divididas desde que se abrió la frontera que los separa-, su evolución tras la Guerra Fría ha sido crucial en función de si han estado al abrigo de la economía de mercado y la democracia parlamentaria, en el caso de Corea del Sur, o el sistema centralizado de partido propio del marxismo-leninismo, en el caso de Corea del Norte.
En estos últimos veinte años, la centralizada Corea del Norte no ha desestatizado ni una sola empresa o industria creadas en zonas de inversión internacional y los beneficios se siguen dedicando desproporcionadamente a la inversión en armamento, que ronda una cuarta parte del Producto Interior Bruto.
Por Marga Castillo. Gráfico: César Galera from expansio.com/economía 23/11/2010

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