Nadie pone en duda que la desigualdad a nivel mundial está
creciendo a niveles intolerables.
Un informe de la organización humanitaria Oxfam publicado este lunes aportó
una comparación escalofriante: las 85 personas más ricas del planeta ganan lo
mismo que los 3.500 millones más pobres.
El hecho no ha pasado desapercibido entre los ricos que, desde el estallido
financiero de 2008, están en el banquillo de los acusados.
En la exclusiva cumbre de Davos, Suiza, que congrega a políticos y unas mil
multinacionales con un volumen de negocios equivalente a casi la mitad del
Producto Interno Bruto (PIN) de Estados Unidos, esta creciente desigualdad fue
identificada como una de las principales amenazas para la economía global.
Esta coincidencia de Oxfam y los multimillonarios de Davos es sorprendente y
quizás alentadora, pero se presta a una pregunta elemental: si hay acuerdo, ¿por
qué no se ha hecho nada para solucionarlo?
El credo de la desigualdad
Las cifras y las fechas dan contexto histórico y dimensión de la
desigualdad.
En los últimos 30 años ésta se incrementó en 24 de los 26 países que tienen
datos para este período que analizó Oxfam.
En la máxima potencia planetaria, Estados Unidos, un salario medio equivalía
en 1978 a US$48.000 dólares en valores actuales y el 1% ganaba unos
US$390.000.
En 2010 el sueldo medio había caído a US$33.000 mientras que el del 1% ganaba
más de US$1 millón.
Este período coincide con la hegemonía del credo neoliberal que promovieron
el general Augusto Pinochet en Chile, el presidente estadounidense Ronald Reagan
y la primera ministro británica Margaret Thatcher entre la segunda mitad de los
70 y los 80.
Esta ideología que emergió triunfante con la caída del muro de Berlín,
reivindica una regulación mínima, libertad absoluta al mercado, retiro del
estado de la actividad económica y una disminución de la carga impositiva para
los más ricos a fin de promover el crecimiento económico.
La solución que propone OXFAM a la creciente desigualdad global va
exactamente en la dirección opuesta.
"Se necesita un combate global a la evasión impositiva y a los paraísos o
guaridas fiscales. Un sistema impositivo más progresista. Un salario digno",
indicó a BBC Mundo el jefe de investigación de Oxfam Ricardo Fuentes-Nieva.
Con esta receta se acaban las coincidencias con las multinacionales de Davos
que se han opuesto sistemáticamente a esas medidas.
El estado bobo
La única entidad para intervenir significativamente en la reducción de
desigualdades a nivel nacional es el estado, pero para hacerlo necesita fondos
con los que financiar inversiones en salud, empleo, educación o seguridad
social.
En las últimas décadas la élite mundial, que suele acusar al estado de todos
los males económicos, ha contribuido decisivamente al desfinanciamiento
estatal.
Según el Tax Policy Center de Estados Unidos, desde la década de 1970, la
carga impositiva bajó para los ricos en 29 de los 30 países en que existen datos
disponibles.
En este mismo período el número de paraísos fiscales trepó vertiginosamente
hasta las 50 o 60 jurisdicciones que, según el semanario The Economist,
son el destino de unos US$20 millones de millones - casi el doble del PIB
estadounidense.
El director de la ONG Tax Justice Internacional, John Christensen, ilustra el
impacto fiscal de los paraísos fiscales.
"A nivel de los individuos la pérdida en ingresos fiscales es de unos
US$255.000 millones. A nivel corporativo se produce entre multinacionales que
suelen aplicar una política de distorsión de precios. Cuanto menos gana una
compañía, menos impuesto paga, de manera que contratan a precios inflados
servicios legales o financieros de sus subsidiarias en paraísos fiscales. En el
paraíso fiscal pagan poco y nada y en el país de origen, mucho menos de lo que
deberían porque, en teoría, sus ganancias están muy por debajo de la realidad
debido a los costos incurridos con sus propias subsidiarias. Para darle una
dimensión del tema, el 60% del comercio internacional es entre multinacionales",
explicó a BBC Mundo.
Esto facilita distorsiones tragicómicas.
Un edificio en las Islas Caimán, la Ugland House, es la sede oficial de
18.000 compañías. En Estados Unidos, Delaware, cuya población no llega al millón
de personas, existen 945.000 compañías, más de una firma por cabeza.
En Reino Unido Google facturó en 2012 más de US$5.000 millones, pero
prácticamente no pagó impuestos.
Poderoso caballero Don Dinero
La globalización financiera, la desregulación, la capacidad de mover la
producción de un país a otro han convertido a este poder económico en una fuerza
capaz de torcer el brazo de los gobiernos.
"La élite mundial está imponiendo políticas de estado que los favorezcan.
Esto está produciendo una desligitimación de la democracia y el estado", indicó
a BBC Mundo Ricardo Fuentes-Nieva.
En una encuesta de seis países -España, Brasil, India, Sudáfrica, Reino Unido
y Estados Unidos- la mayoría de los entrevistados opinó que las leyes favorecían
a los ricos. En el caso de España, la proporción fue abrumadora: 8 de cada 10
personas pensaban así.
Esto llevó a que en su documento de Oxfam hiciera un llamamiento a la élite
global para que se comporte con responsabilidad.
Llamados de este tipo se vienen haciendo desde hace años. ¿Hay alguna razón
para que las cosas cambien?
Según Fuentes-Nieva la profundidad y extensión de la crisis cambia las
cosas.
"Estamos ante un peligro de ruptura del contrato social. Esta vez el conjunto
de la sociedad, incluída especialmente la clase media, se ha visto afectada.
Pero hay que recordar que se trata de políticas públicas que se pueden cambiar.
Si no lo hacemos el impacto perjudicará a las mismas élites porque la creciente
exclusión de consumidores puede terminar produciendo una sociedad económicamente
esclerótica", señaló a BBC Mundo.
Señales de esclerosis no faltan. La última la proporcionó esta semana un
informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que advirtió que el
desempleo mundial será un 6,1% este año comparado con el 5,5% previo al 2008 y
que entre los jóvenes alcanzará el 13,1%.
Marcelo Justo BBC Mundo Última actualización: Miércoles, 22 de enero de 2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.