La seductora idea de la "convergencia" sigue viva. Pero no debería. La noción básica de la convergencia es que los ingresos en los países pobres alcanzarán rápidamente, o convergerán, con aquellos de los países ricos. Este argumento ganó popularidad durante la última década cuando las economías emergentes crecían tres veces más rápido que la principal economía del mundo, Estados Unidos.
Después de que la tasa de crecimiento promedio anual del Producto Interno Bruto de los países emergentes llegara a su cenit de 8,7% en 2007, se desplomó a casi 4% en 2013. Sin embargo, para muchos analistas, ese ritmo aún parece ser lo suficientemente rápido para que estos países alcancen a EE.UU., que ahora crece a un ritmo anual de poco más de 2%.
Sin embargo, si mira con detenimiento, el panorama cambia dramáticamente. Una vez que se excluye a China, el crecimiento del PIB a lo largo de los últimos dos años no ha sido más alto en los países emergentes que en EE.UU. La convergencia se ha detenido en un frente amplio y luego de perder terreno por buena parte de la última década, la participación del PIB global de EE.UU. se ha estabilizado desde 2011 en 23%, mientras que la proporción de los mercados emergentes excluyendo a China, se ha estabilizado en 19%.
Algunas de las mayores estrellas de los mercados emergentes en la última década, incluyendo Brasil, Rusia y Sudáfrica ahora están creciendo a un ritmo más lento que EE.UU. Es muy poco probable que esta tendencia cambie en el futuro cercano. De hecho, estos países están "desconvergiendo". Incluso China reportó una tasa de crecimiento de 7,7% que parece cada vez menos sostenible dada la cantidad de deuda que está asumiendo para cumplir con su ambiciosa meta.
Nada de esto debería sorprenderlo debido a que la historia económica muestra que la convergencia es en gran medida un mito. Los vientos que generan períodos de convergencia rápida, incluyendo el dinero fácil y el auge en los precios de los commodities durante la última década, nunca duran. Las economías emergentes rara vez crecen lo suficientemente rápido por períodos prolongados de tiempo como para alcanzar al mundo desarrollado. Hubo tantos países perdiendo terreno como ganándolo en cada década a excepción de una desde 1960. La excepción fue la década pasada. Entre 2005 y 2010, sólo tres países no incrementaron su PIB per cápita en relación a EE.UU.: Níger, Eritrea y Jamaica.
Los vientos que produjeron esta extraña convergencia masiva han desaparecido y el mundo emergente está regresando a su estado normal, con apenas unas pocas naciones en el camino de la convergencia rápida. Las estrellas actuales incluyen a países como las Filipinas, Colombia y Perú. Pero estas historias de desarrollo probablemente no duren indefinidamente debido a que las rachas de fuerte crecimiento pocas veces duran más de una década. Las rápidas expansiones a menudo terminan en una crisis o una contracción, borrando buena parte de las ganancias obtenidas durante el boom.
Es difícil mantener el ritmo de crecimiento, algo que muchos explican con la llamada trampa de ingresos medios. Esta teoría asegura que un país pobre puede crecer a una velocidad alta a través de mejoras simples como pavimentar las carreteras, pero le resultará difícil mantener el ritmo cuando alcance los ingresos medios y la necesidad de desarrollar industrias avanzadas. Hoy en día hay mucha especulación sobre si los mercados emergentes, incluyendo Brasil, Sudáfrica y Rusia están perdiendo impulso simplemente porque han llegado o están acercándose al nivel de ingresos medios.
No obstante, nuevas investigaciones muestran que "trampas de desarrollo" pueden detener a cualquier país en cualquier que sea el nivel de ingresos que haya alcanzado. Los retos de desarrollar industria —respaldada por mejores bancos, escuelas y reguladores— no se acumulan y entorpecen a una economía a la vez. En cambio, hostigan a un país aspirante durante todo su camino hacia el desarrollo. En un ensayo de septiembre de 2013, investigadores del Banco Mundial encontraron muchos ejemplos de economías que han sufrido reveses en el umbral de cada nivel de PIB per cápita, de ingresos bajos, medianos o altos. Su análisis de estas transiciones halló "poco sustento para la idea de una trampa de ingresos medios".
En algunos casos, las trampas de desarrollo pueden arrastrar países que han alcanzado la riqueza recientemente a las filas de los de ingresos medios, como pasó con Argentina y Venezuela en el último siglo. Desde fines de los años 50, muchos países también han retrocedido del grupo de naciones de clase media a los de clase baja, incluyendo Filipinas en la década del 50, y Rusia, Sudáfrica e Irán en los años 80 y 90. Cada década produce nuevas estrellas, desde Irak en los 50 hasta Irán en los 60 y Malta en los 70, que se apagan en la década siguiente.
Aun así, los periodos de bonanza suelen ser malinterpretados como una señal de que los países en desarrollo están escalando la cima del desarrollo. Muchos mercados emergentes dependen demasiado de los commodities, que representan el grueso de sus exportaciones, y crecen a grandes velocidades, incluso más rápido que las principales economías globales, pero solo cuando los precios de las materias primas suben.
Los precios de los commodities subieron 160% en los años 70, y el número de países que se acercó rápidamente a los desarrollados de Occidente se elevó a 28, frente al promedio de 22 en la década promedio. En los años 80 y 90, cuando los precios de las materias primas se estancaron, el número de países convergentes cayó a solo 11. Los precios de los bienes básicos luego se duplicaron en la década del 2000, otra era dorada de la convergencia, cuando 37 países empezaron a seguirle el paso a las naciones desarrolladas.
Pero las economías que dependen fuertemente de los commodities como Rusia y Brasil tienden a desacelerar su avance apenas los precios de las materias primas empiezan a caer. Según el Banco Mundial, de las 101 economías de ingresos medios en 1960, solo 13 alcanzaron y mantuvieron su estatus de ingresos altos para 2008: Guinea Ecuatorial, Grecia, Hong Kong, Singapur, Irlanda, Israel, Japón, Mauricio, Portugal, España, Puerto Rico, Corea del Sur y Taiwán. De esas 13, solo Guinea Ecuatorial es una economía dominada por los commodities.
La convergencia masiva de la década pasada fue un evento extraordinario que desafió la imaginación del mundo. Sin embargo, nunca vale la pena extrapolar del pasado reciente al futuro distante. Esto es particularmente cierto en el mundo emergente, donde el crecimiento económico se ve caracterizado por auges profundos pero cortos, usualmente alimentados por precios inestables de los commodities. No asuma que todos los mercados emergentes están diseñados para crecer más rápido que EE.UU. o que alguna fuerza mítica llamada "convergencia" conducirá a todas las naciones emergentes a un camino directo hacia la prosperidad.
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