La inclinación del hombre por fumar parece haber estado en
nuestros genes mucho antes de que los indígenas americanos utilizaran el tabaco
en sus rituales y los europeos lo llevaran a su continente en el siglo XVI.
Esa pasión por el cigarrillo –condenada como vicio y calificada como
mortífera- parece tener su origen de un cruce prehistórico entre el Homo Sapiens
y el hombre de Neandertal, después de que nuestra especie abandonara lo que hoy
se conoce como África, según un informe revelado en la revista Nature
esta semana.
Pero no solo fue la debilidad por fumar. Algunas enfermedades que actualmente
sufre el ser humano como la diabetes tipo 2 y la enfermedad de Crohn, entre
otras, también vienen de aquel cruce de caminos.
El estudio del genoma de nuestra especie, el Homo Sapiens, había revelado el
cruce genético con esta especie ancestral.
Sin embargo, todavía no se había podido establecer qué implicaciones habían
generado en la salud del ser humano después de ese "encuentro" histórico.
Asunto que logró defenir este estudio, que determinó que entre el 2% y el 4%
de la huella genética de los no-africanos viene de los Neandertales.
Y con un exámen sistemático de los genomas de 1.004 personas, el líder de la
investigación, Sriram Sankararaman y sus colegas, lograron identificar las zonas
donde todavía se pueden observar versiones "Neandertales" de distintos
genes.
Entonces sucedió la coincidencia y la sorpresa: el gen que estaba relacionado
con la dificultad para dejar de fumar resultó ser una versión "Neandertal".
Lo extraño es que todavía no existe ninguna evidencia de que este "primo"
ancestral se dedicara a fumar en sus horas de ocio o trabajo.
Ahora, lo que sostienen los investigadores es que el gen puede tener más
implicaciones, y que su relación con fumar solo sería una derivación moderna de
algo más severo.
Nuevos campos
Otro de los hallazgos de esta investigación fue determinar que el ADN del
Neandertal no está distribuido de modo uniforme en el genoma humano, y que
además es habitual encontrarlo en alteraciones genéticas de la piel y el
cabello.
Esto sugiere, advirtieron los investigadores, que estos rastros le
permitieron a los humanos una rápida posibilidad de adaptarse a los ambientes
helados que encontraron cuando se mudaron hacia la región conocida como
Eurasia.
Allí sucedió el encuentro con los Neandertales, quienes llevaban miles de
años adaptándose a esas difíciles condiciones climáticas.
Pero éstos seres primitivos se extinguieron después de alcanzar a cubrir la
zona que va desde las islas británicas hasta Siberia, 30.000 años atrás,
mientras que el Homo Sapiens se expandía desde lo que ha sido considerado su
tierra natal: África.
Los vestigios genéticos del hombre de Neandertal fueron encontrados en
regiones donde los genomas están relacionados con la pigmentación de la
piel.
"Nosotros hallamos que los genes de la piel de esta especie hicieron que los
europeos y los asiáticos del Este se ajustaran mucho mejor al ambiente", explicó
Benjamin Vernot de la Universidad de Washington y co-autor de un estudio aparte
publicado en la revista Sciencie.
Los genes relacionados con los filamentos de queratina, una proteína fibrosa
que es necesaria para la dureza de la piel, el cabello y las uñas, también se
enriquecieron con el ADN de la especie extinta.
Esto puede haber ayudado a proporcionar a los recién llegados a la parte alta
de Eurasia, un aislamiento más grueso contra el frío, sugiere la
investigación.
"Es tentador pensar que los Neandertales estaban ya adaptados a un ambiente
no-africano y que eso le dio beneficios genéticos a los hombres modernos", dijo
el profesor David Reich, de la Escuela de Medicina de Harvard y co-autor de la
investigación en Nature.
Un legado dificultoso
Pero cómo nos ayudó a salvarnos del frío en nuestras primeras incursiones
fuera del trópico, también nos legó una larga lista de enfermedades como la
diabetes tipo 2, la depresión, lupus, la cirrosis biliar –un enfermedad
autoinmune del hígado- y la enfermedad de Crohn.
En el caso de esta última dolencia, el Neandertal nos heredó el aumento de
posibilidades de adquirirla.
Pero surge una pregunta ¿Estos seres primitivos realmente sufrieron estas
enfermedades o simplemente nos traspasaron el riesgo de adquirir dolencias a
través de nuestro código genético?
"Nosotros no tenemos el suficiente conocimiento sobre la genética del hombre
Neandertal para responder a esa pregunta", le dijo a la BBC el doctor
Sankararaman.
Sin embargo, para Joshua Akey, de la Universidad de Washington, no es algo
imposible de establecer.
"La mezcla de estas dos especies sucedió hace poco en términos evolutivos,
así que no se puede esperar que las herencias que nos quedaron se borren de un
momento a otro", afirmó.
Y añadió que "lo que estamos viendo es una extensión de un genoma extinto que
se está purgando de forma lenta, pero progresiva".
Selección natural
Sin embargo, en algunas partes de nuestro genoma estaban desprovistas de ADN
del hombre Neandertal, lo que sugiere que ciertos genes fueron tan nocivos en la
descendencia de este emparejamiento, que durante los últimos años el hombre
moderno los ha borrado de forma activa de su genoma a través de la selección
natural.
"Encontramos que muchas zonas del ADN del hombre actual cargan con una
pequeña muestra o ninguna de este ancestro", explicó Sankararaman.
Y aclaró que "la reducción del ancestro Neandertal fue probablemente a causa
de la selección de genes que eran malos y defectuosos para nosotros".
Paul Rincón BBC Ciencia 30/01/2014
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