- La moderna HafenCity, donde a finales de siglo languidecían los almacenes portuarios
¿Qué hacer con un gran puerto que ya no ejerce como tal? Esta pregunta, que ha planeado sobre muchas de las ciudades portuarias que trasladaron el grueso de su actividad marítima a las afueras de la urbe, también se cernió a finales del siglo pasado sobre Hamburgo. Y la ciudad germánica quiso responder a lo grande: ideando un macroproyecto de regeneración urbanística para convertir las viejas naves del Speicherstadt –ciudad almacén– en los centellantes edificios y equipamientos de la HafenCity –ciudad puerto.
La idea surgió de la oportunidad urbanística de aprovechar más de un centenar y medio de hectáreas de terrenos y canales abandonados del antiguo puerto hamburgués, junto al centro neurálgico de la urbe y en la amplia orilla del río Elba. Además, usó la palanca del cambio geopolítico de la Alemania de principios de la década de los 90, tras la caída del Muro de Berlín, que redefinió la posición estratégica de Hamburgo en el mundo, hasta entonces en el extremo noreste de los países occidentales ante el Telón de Acero.
Una oportunidad urbanística y una coyuntura geopolítica con la que el equipo del exalcalde de Hamburgo, Henning Voscherau, empezó a trabajar con sigilo. El primer paso requirió cautela y permitió que la Ciudad Libre y Hanseática de Hamburgo recuperara poco a poco las concesiones de terrenos y naves del Speicherstadt.
Si el plan hubiera salido a la luz, la adquisición de los espacios portuarios habría sido mucho más costosa. Sin embargo, no fue hasta finales de la década de los años 90que el engranaje público empezó a conocerse. Las líneas maestras del proyecto fueron presentadas por el alcalde Voscherau en 1997 y tres años más tarde aprobadas por el Senado hamburgués. El masterplan fue encargado al equipo arquitectónico holandés KCAP y al alemán ASTOC Architects & Planners.
El boceto definió un nuevo apéndice para la ciudad, con 127 hectáreas de terrenos y 30 hectáreas de canales ligadas al centro de Hamburgo y en los que se planteaban una decena de barrios con alma propia y vestidos de usos laborales, residenciales, culturales, turísticos, comerciales, ambientales y de ocio. Los números hablan por sí solos: se acabarán construyendo más de 2,32 millones de metros cuadrados de superficie bruta, con 7.000 viviendas, lugares de trabajo que darán empleo a 45.000 personas y 28 hectáreas de espacio público.
Allí donde languidecían los vetustos almacenes del antiguo puerto, hoy ya se eleva una nueva y moderna ciudad con altos estándares de calidad para que el centro de Hamburgo crezca a través del río Elba.
El plan comenzó obras en el año 2001, vio su primer edificio empresarial dos años después y el primer bloque de viviendas en 2005. Sin embargo, el objetivo es a largo plazo y no se prevé que esté listo hasta mediados o incluso finales de la próxima década. A día de hoy se ha completado cerca de la mitad de los proyectos constructivos –64 de 133.
En su extenso recorrido tampoco ha quedado exento de polémicas, la mayoría de ellas por el diseño de algunos de sus edificios o por la inversión requerida para su construcción. El volumen total de inversión supera los 10.000 millones de euros, en torno a 8.500 millones de capital privado y 2.400 millones de caudales públicos. Cifras que señalan la HafenCity como el proyecto de desarrollo urbano más grande de Europa.
Ambas sombras –diseño e inversión– oscurecieron el que ya se ha erigido como su emblema arquitectónico: la Filarmónica del Elba –Elbphilharmonie–, una faraónica y controvertida sala de conciertos que fue estrenada hace apenas un año tras varios retrasos (diez años de obras) y, sobre todo, por un elevadísimo sobrecoste en su ejecución (pasando de los 77 millones de euros proyectados a un total de 789 millones).
La Elbi, como la conocen los locales, capitanea desde la orilla del Elba la reinterpretación del viejo puerto de Hamburgo. Una transformación arquitectónica apoyada por una palanca geopolítica para un moderno escenario urbanístico y social. El nuevo Hamburgo.
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