La cafeína es un estimulante del sistema nervioso central (CREATISTA / Getty Images/iStockphoto)
- La cafeína se relaciona a menudo con enfermedades cardíacas, arritmia o taquicardia
Está comprobado que el café puede ser letal y hay casos recientes que lo corroboran, como el de Davis Cripe, que murió en mayo del año pasado tras consumir tres bebidas cafeinadas en menos de dos horas: un café con leche, un refresco y una bebida energética.
Sin embargo, y aunque diez gramos de café acabarían con cualquiera, es muy difícil que eso suceda: una taza normal de café contiene unos cien miligramos, lo que significa que tendríamos que beber cien seguidas para sufrir una muerte por arritmia, como fue el desafortunado caso del adolescente estadounidense.
¿Es realmente peligroso el café?
Cuando hablamos de los efectos del café, nos referimos, en realidad, a su principio activo, la cafeína, un alcaloide presente también en el té, algunos refrescos y bebidas energéticas.
Hay estudios científicos que ponen en duda que exista una correlación entre la ingesta de cafeína y la enfermedad cardíaca o el riesgo de arritmia, sin embargo, la percepción general y la recomendación de los médicos sigue siendo de no abusar: la cafeína es un estimulante del sistema nervioso central y, como tal, es arritmogénica.
El cardiólogo Fernando Fabra explica que, por el hecho de ser un estimulante, hace que suba la tensión arterial, pudiendo provocar taquicardia debido a su efecto vasodilatador, aunque este efecto es más notable en los niños y adolescentes, que no están acostumbrados a ella.
¿Cómo afecta la cafeína a nuestro cerebro?
Cuando tomamos una bebida con cafeína, esta se disuelve y esparce por nuestro cuerpo hasta llegar al cerebro, donde se adhiere a unas proteínas que normalmente reciben adenosina, una sustancia que provoca somnolencia.
La concentración más alta de cafeína en sangre se produce a los 45-60 minutos de haberla ingerido y, después, con el paso de las horas, el hígado va descomponiendo la cafeína en sangre, lo que significa que va quedando menos para combatir a esas moléculas de adenosina que hacen que tengamos sueño, y volvamos a sentirnos cansados de nuevo.
Además, los receptores de adenosina del cerebro están conectados con los de la dopamina: la cafeína nos pone alegres no solo porque combata la sensación de cansancio, sino porque al facilitarle el trabajo a la dopamina, incrementa nuestra sensación de placer.
Y es la dopamina, precisamente, la responsable del efecto adictivo del café: cualquier sustancia que active la sensación de bienestar a través de esta sustancia química, provocará que queramos experimentarla de nuevo, una y otra vez.
La cafeína y su efecto adictivo
Para algunos científicos, no hay evidencia clara de que la cafeína sea adictiva. La adicción se entiende como el resultado de la exposición a una sustancia que incrementa los niveles de dopamina en determinadas estructuras cerebrales; aunque es cierto que la cafeína hace al cerebro más sensible a la dopamina, no llega a incrementar sus niveles.
Si se considera la adicción como algo que afecta negativamente a la vida de quien la padece, la cafeína tampoco entraría en esa definición, pues generalmente, su efecto es el contrario.
Sin embargo, ello no quita para que se la deba tratar con el respeto que merece, como advierte el doctor Fabra: “La cafeína es una droga, menor, pero una droga. De hecho, produce dependencia: existen los cafeinómanos”. El experto la desaconseja completamente en el caso de los niños y recomienda, en el de los adolescentes, mucha moderación.
El caso de las bebidas energéticas
Donde sí se muestran tajantes y unánimes los expertos es en lo relativo a las bebidas energéticas, pues contienenmuchos ingredientes diferentes que interactúan entre sí. Siendo la cafeína uno de ellos, se potencian sus efectos estimulantes y por tanto, el riesgo de arritmia.
Pero, sin duda, lo peor es cuando se mezclan este tipo de bebidas con alcohol: “Si le añades alcohol, que también es un estimulante, el riesgo es aún mayor”. El doctor Fabra se muestra rotundo a este respecto: “El alcohol es tóxico para el hígado, a cualquier dosis. Solo o en compañía, es un disparate que, de descubrirse ahora, estaría completamente prohibido”.
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