Para los no iniciados, el bloque de casas del siglo XVIII de la calle Shepherd Market de Londres seguramente no les diga nada. Pero detrás de las puertas de color granate y la fachada georgiana se encuentra 5 Hertford Street, uno de los clubes privados más importantes de Londres que tiene una lista de espera de 3.000 solicitudes. Inaugurado hace relativamente poco, en 2012, es uno de los mejores ejemplos del boom que está viviendo el campo de los establecimientos de este tipo.
Fundado por Robin Birley, hijo de Mark Birley - padre de la mítica discoteca Annabel-, este club tiene una tarifa anual de 2.700 dólares. En el interior hay comedores privados con chimeneas, un bar con incrustaciones de conchas marinas, y una tienda de cigarros con un humidor a la medida donde Davidoff Dom Perignon y otros raros stogies están disponibles.
Sin embargo, la apuesta más característica de este local es que incluye un club nocturno, de pista de baile psicodélica y cielo estrellado, que tiene su propia lista de miembros para asegurar la máxima privacidad en los momentos más desenfrenados.
Birley le dijo a Vanity Fair en 2012 que la apertura del 5 Hertford Street costó 50 millones de dólares, que fue asumida mayoritariamente por los propietarios del local. Para los inversores, este tipo de clubes ofrecen un flujo de efectivo inmediato de operaciones inmobiliarias en la zona.
Asimismo, este nuevo concepto de club se está expandiendo a Nueva York, Robin Birley está en conversaciones para hacerse cargo de un espacio cerca de Union Square en Manhattan. Lo cierto, este club londinense es popular entre los estadounidense que incluso forman parte de clientela que utiliza el club como lugar de negocios o re reunión cuando están en Londres.
5 Hertford Street no es el único club que está experimentando expectativas reales de crecimiento. El Groucho Club, un local de Londres establecido en 1985 y favorecido por expertos en arte y medios de comunicación, también está en conversaciones con un propietario de un local de Nueva York, según el director ejecutivo Matthew Hobbs.
Y en EEUU, The Battery, que ocupa un antiguo almacén en San Francisco, ha crecido a más de 4.600 miembros desde su apertura en 2013. Sus miembros recorren unos interiores diseñados por Ken Fulk y asisten a eventos gratuitos con artistas como Snoop Dogg y los Chainsmokers.
El crecimiento de este tipo de clubes se debe a la competencia de los espacios de co-working, unos híbridos de alta gama. Un ejemplo de estos espacios es Mortimer House, del hotelero Guy Ivesha: un edificio art decó de seis pisos en el centro de Londres con espacios de trabajo, una sala de estar o un gimnasio y un estudio de Pilates ocupan el sótano.
http://www.eleconomista.es/evasion/caprichos/noticias/8904492/01/18/El-boom-de-los-clubs-privados-la-mejor-forma-de-hacer-negocios.html
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