- Cada vez son más los alojamientos que usan sensores de movimiento para regular la temperatura de las habitaciones
¿Eres uno de esos viajeros que cuando estás en un hotel regulas el termostato de la habitación para lograr la temperatura que consideras perfecta para tu descanso? Pues si eres uno de ellos ya puedes ir despidiéndote de este pequeño placer.
La imagen de levantarse empapado en sudor en un hotel será cada vez más habitual. Los hoteles que instalan sistemas de calefacción mediante sensores de movimiento aumentan día tras día. Este novedoso modo de regular la temperatura se realiza con la intención de que los establecimientos sean más ecológicos y eficientes.
Esta práctica, muy arraigada en Estados Unidos, se basa, según publica Los Angeles Times, en que la calefacción se modula y se establece una temperatura ambiente en el momento en que no hay nadie en la habitación.
Las razones del auge de este modelo, tal y como explica el profesor de gestión hotelera del York College of Pennsylvania, Frederick Becker, citado por el rotativo, se deben a que el coste de la electricidad es la carga económica más elevada que tienen que afrontar estos establecimientos.
A pesar de la predisposición de los hoteleros a fomentar este nuevo método de ahorro energético, el sistema no es perfecto. Muchos de los sensores se desactivan cuando los huéspedes están durmiendo debido a que no detectan movimiento alguno en el interior de la estancia.
Los sensores se desactivan incluso cuando los huéspedes estan en la habitación
Además, algunos termostatos no informan sobre la temperatura real, como pone de relieve Tim Fountain, un periodista de The Wall Street Journal que duerme la mayoría de las noches en establecimientos hoteleros. Tras utilizar sus propios métodos de medición, Fountain ha llegado a la conclusión que un 30% de los reguladores de temperatura de los hoteles estadounidenses no marcan los grados de manera correcta.
Así que, vistas las temperaturas, no te extrañes si te despiertas en mitad de la noche empapado de sudor. El problema no eres tú, sino el sistema de calefacción del establecimiento.
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