DREAMSTIMEEXPANSION
La productividad y creatividad de los empleados aumenta cuando llevan los cascos puestos y disfrutan de sus canciones favoritas.
A veces es un gesto automático. Casi sin pensarlo, comenzamos con nuestra rutina, conectamos nuestros auriculares y buscamos esa canción que nos hace empezar el día con buen pie, nos ayuda a mantenernos atentos en nuestra tarea o nos entretiene mientras realizamos alguna más repetitiva o tediosa ¿Pero afecta de alguna manera esta costumbre a nuestro rendimiento diario?
Un reciente estudio de la Universidad de Miami ha demostrado que escuchar música de nuestro gusto mientras trabajamos activa el centro de placer de nuestro cerebro y estimula la corteza orbitofrontal. Esto implica que este acto tan sencillo no sólo mejora nuestro estado de ánimo, sino que incide positivamente sobre nuestra capacidad resolutiva y aumenta la productividad y la creatividad.
Sin embargo, una mala elección de nuestra banda sonora laboral -como, por ejemplo, una melodía con algún punto disonante o con un ritmo demasiado acelerado- puede provocar el efecto contrario y distraernos.
Los investigadores también percibieron que los que ya son unos expertos en su labor no se benefician tanto de las bondades de la música. Sí que influye en su humor, pero no en su desempeño, como sí ocurre en el de aquellos que tienen cierto nivel y experiencia pero aún se encuentran en una fase de aprendizaje de su oficio.
Así las cosas, los melómanos incorregibles están de suerte: ningún jefe, por estricto que sea, tendrá ya excusas para pedirles que dejen a un lado sus cascos.
Motivación y concentración
Según un estudio que el año pasado elaboraron LinkedIn y Spotify, un el 87,9% de los españoles se mostró convencido de que escuchar música en el trabajo conseguía hacerlos más productivos. Por su parte, un 70,4% destacó su poder motivador y un 41,5% consideró que propiciaba su creatividad. Además, un 39,1% hizo hincapié en la capacidad que tienen sus acordes favoritos para calmarlos en momentos de estrés y otro 15,3% admitió que, simplemente, los empleaba para mitigar el ruido de sus compañeros.
Cada gremio tiene sus gustos. El pop cala hondo entre los empleados del sector viajes (es el preferido por el 80%), los ingenieros (75,4%) y los profesionales de las tecnologías de la información (70,9%). Los arquitectos se decantan por el jazz (55,60%) y los que se dedican a la industria del lujo se inclinan por el reggae (57,10%).
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