Pere Viñolas, consejero delegado de la inmobiliaria Colonial. se presenta a las elecciones de la Cambra en el equipo de Carles Tusquets
Los parques de negocios en la periferia ya no están de moda porque los empleados más jóvenes y creativos vuelven la espalda al coche
Si algún alto directivo hablase libremente de lo que piensa de su oficina en el parque de negocios de la periferia...”, señala socarronamente Pere Viñolas, consejero delegado de la inmobiliaria Colonial. Pero mientras esos directivos siguen haciendo una hora de coche cada mañana para ir a trabajar, grandes empresas como Mango, ING o Santander alquilan oficinas de coworking en el centro de la ciudad para ubicar a sus empleados de departamentos clave, especialmente los más creativos, como los programadores o los de innovación y desarrollo.
Los millennials, explica Viñolas, están cambiando las oficinas. “No quieren coger el coche, sino ir a trabajar caminando o en patinete. Lo que no quiere decir que hayan de estar en paseo de Gràcia, sino en un entorno con vida urbana y bien comunicado. Y las empresas, que necesitan retener a esos trabajadores, han de adaptarse. Las oficinas son un recurso más del departamento de recursos humanos”.
Colonial, que tiene una cartera de edificios valorados en 12.000 millones de euros en el centro de París, Madrid y Barcelona, se ve beneficiada por este fenómeno. “Nosotros siempre apostamos por el centro, y este giro nos ha venido bien”.
En la adaptación de las oficinas a los cambios sociológicos enmarca también el fenómeno del coworking. ”La gente quiere más capacidad de interacción, calidad de vida y eso que llamaríamos experiencias, es decir, proyectarse más allá del ámbito laboral, y esos cambios los lidera el coworking, que yo llamaría más bien ‘trabajo flexible’ porque hay centros que tienen trabajadores de una sola empresa, y ya no sólo pymes y autónomos como hace años”. Colonial ha creado su propia marca de coworking, Utopicus, y en algunos de sus edificios le reserva varias plantas (“tenemos ya 15 centros y vamos a una inauguración por mes”) para experimentar desde dentro el cambio del negocio. “Nos hemos dado cuenta de que los centros se llenan, y rápido. Y también de que son muy apreciados por los inquilinos tradicionales, porque a ellos les da también flexibilidad para crecer y pueden incorporar a sus propios trabajadores a las actividades de ocio, que son abiertas”.
Espacios
Los ‘coworkings’ o las tramas mixtas como el 22@ triunfan como un elemento de la gestión de recursos humanos
¿Serán así las oficinas del futuro? A juicio de Viñolas, no. “En Londres o Nueva York el coworking es apenas el 5% del parque de oficinas. Para nosotros, el 2%. Y aunque está creciendo, creemos que seguirá siendo un modelo de nicho”.
Viñolas destaca como los esquemas sobre cómo se trabaja están en revisión constante. De los cubículos de antaño a los espacios abiertos de ahora. O el auge y la caída del teletrabajo. “Las tecnológicas, que lo impulsaron, vuelven ahora a la presencia física y crean grandes campus, como los de Apple, Google o ahora Facebook, como estrategia de gestión del tiempo”.
Esto se traduce también en cambios urbanísticos. “Triunfan los modelos mixtos como el 22@, que mezclan usos (comercios, oficinas y viviendas). Los estudios muestran que la felicidad de la gente aumenta su rendimiento, y uno de los aspectos que más se valoran del trabajo es el tiempo de desplazamiento”. Estas tendencias aumentan el valor del centro urbano. “En las ubicaciones más secundarias, en cambio, se puede ofrecer a los inquilinos rentas más bajas”. La misma Colonial, explica Viñolas, ha visto cambiar el perfil de sus inquilinos. “Ya no tenemos administraciones públicas, por ejemplo, que son más sensibles al precio y se van a la periferia”.
Las nuevas tendencias laborales han impulsado Barcelona y le han dado “una notable presencia de compañías tecnológicas extranjeras, superior a la esperada”. Y ese atractivo se ha trasladado a las rentas, que crecen a ritmos del 5% al 10% interanual, de manera que un inquilino, al renovar, se encuentra ahora con subidas del alquiler del 25%. “Parece mucho, pero estamos recuperando lo que bajamos con la crisis: las rentas en términos nominales están prácticamente al nivel de 1991, y en términos reales son por tanto mucho más bajas”.
Viñolas, que se presenta a las elecciones a la Cambra de Comerç en la candidatura de Carles Tusquets, defiende que hay que impulsar el atractivo global de Barcelona como plaza de negocios. “Hay espacio para hacerlo manteniendo el equilibrio para que los colectivos más desfavorecidos no se vean excluidos de la ciudad”. A su juicio, es clave que Barcelona sea más competitiva, sin descuidar la responsabilidad social. “La ciudad tiene que seguir progresando”, concluye.
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