jueves, 8 de abril de 2021

Cómo un chip de un dólar mantiene en vilo a toda la economía mundial




Los controladores de pantalla solo transmiten instrucciones básicas
Dan órdenes para iluminar la pantalla de un teléfono o de un ordenador
Sin estos chips sencillos, no se pueden fabricar la gran mayoría de dispositivos


La escasez de chips semiconductores lleva meses lastrando la producción de coches, electrodomésticos y otros dispositivos. Al principio, todo hacía indicar que esta escasez tenía los días contados, simplemente un desajuste pasajero entre oferta y demanda tras el boom de demanda de dispositivos electrónicos durante el covid. Sin embargo, los meses pasan la escasez de chips continúa y el interés por esta 'crisis' se acentúa, revelando algunas curiosidades sobre estos microchips que hace poco no importaban a nadie. En el ojo del huracán de esta escasez parece encontrarse un chip sencillo, cuyo precio no supera un dólar y está poniendo en jaque a la economía global.

En un reportaje publicado por la agencia financiera Bloomberg aseguran que para entender por qué la industria de semiconductores ha entrado en crisis hay que empezar con una pequeña pieza llamada controlador de pantalla, cuyo precio no alcanza el euro.

Esta industria, de unos 450.000 millones de dólares, está conformada por diferentes tipos de chips, entre los más llamativos están los de Qualcomm e Intel, muy sofisticados y que se venden por hasta 1.000 dólares. Estos chips hacen funcionar potentes ordenadores y sofisticados smartphones. Por el contrario, un controlador de pantalla es sencillo, casi arcaico, y su único propósito es transmitir instrucciones básicas para iluminar la pantalla de su teléfono, monitor o sistema de navegación.

Controladores de pantalla

El gran problema para la industria de los chips y para otras muchas industrias, como los fabricantes de automóviles, es que no hay suficientes controladores de pantalla. Las empresas que los fabrican no pueden seguir el ritmo de la creciente demanda, por lo que los precios se han disparado. Esto a su vez está contribuyendo a la escasez de suministros y al aumento de los costes de los paneles de visualización de cristal líquido, componentes que resultan esenciales para la fabricación de televisores y ordenadores portátiles, así como automóviles, aviones y refrigeradores de alta gama.

"No hay forma. Si usted cuenta con todo lo demás, pero no tiene un controlador de pantalla, entonces no podrá construir su producto", asegura Stacy Rasgon, experto en la industria de semiconductores de Sanford C. Bernstein. China está también consumiendo muchos chips, aunque intenta producirlos al final tiene que importar la gran mayoría para montar los dispositivos electrónicos que luego vende al resto del mundo.

Actualmente, la crisis que en un principio parecía insignificantes (por ejemplo los chips de administración de energía) y muy limitada, se ha propagado a través de la economía global. Fabricantes de automóviles como Ford Motor, Nissan y Volkswagen ya han reducido su producción, lo que lleva a estimaciones de más de US$60.000 millones en ingresos perdidos para la industria este año.

Es probable que la situación empeore todavía más antes de empezar mejorar. La rara tormenta invernal en Texas ha reducido la producción estadounidense. Un incendio en una fábrica clave de Japón obliga a cerrar las instalaciones durante un mes. Samsung ha advertido sobre un "grave desequilibrio" en la industria, al tiempo que Taiwan Semiconductor Manufacturing reconoce que no puede seguir el ritmo de la demanda a pesar de tener sus plantas funcionando por encima del 100% de su capacidad.

Ahora, la crisis que comenzó teniendo un impacto limitado en industrias muy concretas, está expandiéndose como un temporal a través de la economía global. Los fabricantes de automóviles están siendo la cara más visible de esta escasez de chips. Las fábricas de coches desde España a EEUU han tenido que reducir la producción, lo que lleva a estimaciones de más de 60.000 millones de dólares en caída de ingresos para la industria este año.

"Nunca había visto algo así en los últimos 20 años desde la fundación de nuestra compañía", asegura Jordan Wu, cofundador y director ejecutivo de Himax Technologies, uno de los proveedores más importantes de controladores de pantalla.

Un demanda tremenda

Wu asegura que la pandemia ha generado una demanda tan fuerte que los socios fabricantes no pueden hacer suficientes controladores de pantalla para todos los paneles que van a ordenadores, televisores y videoconsolas, además de todos los nuevos productos en los que las empresas están poniendo pantallas, como refrigeradores, termómetros inteligentes y sistemas de entretenimiento para automóviles.

Wu comenta a Bloomberg que Himax no puede hacer más controladores de pantalla, no tienen espacio y tampoco quieren incrementar aún más la presión sobre su fuerza laboral. La compañía diseña controladores de pantalla y luego los fabrica en una fundición como TSMC (Taiwán) o United Microelectronics. Sus chips se fabrican con lo que se conoce como tecnología de 'nodo maduro', que están lejos de la vanguardia en el sector. Estas máquinas graban líneas en silicio con un ancho de 16 nanómetros o más, en comparación con los 5 nanómetros de los chips de alta gama.

Todo esto ha sido una bendición para el negocio de Himax. Las ventas están aumentando y el precio de sus acciones se ha triplicado desde noviembre.

Sin embargo, el CEO no está contento. Su negocio se basa en brindar a los clientes lo que quieren, por lo que su incapacidad para satisfacer los pedidos en un momento tan crítico le resulta muy duro. No espera que la crisis, especialmente para los componentes automotrices, termine pronto. "Todavía no hemos llegado a una posición en la que podamos ver la luz al final del túnel", indicó Wu.