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Se crea a partir de polvo de madera y un solvente biodegradable, y podría utilizarse para fabricar bolsas de plástico, envoltorios de alimentos e incluso en la construcción
Durante las últimas décadas, los científicos han realizado esfuerzos importantes en la investigación con polímeros para crear un plástico que 'desaparezca' en el medio ambiente. Cada año se producen más de 380 millones de toneladas de plástico, lo que supera con creces a la mayoría de los demás materiales artificiales.
Teniendo en cuenta nuestro problema creciente con los plásticos, dañinos para nuestro entorno tanto a la hora de producirlos —porque pueden requerir productos químicos tóxicos— como para acabar con ellos, porque pueden tardar miles de años en degradarse a causa de las largas cadenas de polímeros estables, buscar una solución a este problema en constante desarrollo se ha vuelto cada vez más valioso.
"Para mí, esto es lo que realmente hace que este plástico sea bueno: que se pueda reciclar o biodegradar, lo que se prefiera"
Además, los millones de toneladas métricas de desechos plásticos que acabarán ya sea en el vertedero o en el entorno natural, también acabarán arrojando millones y millones de piezas de microplástico (de tamaño milimétrico e incluso más pequeño) a nuestros océanos y a nuestros suelos, lo que de nuevo nos deja en una situación de amenaza para todos los organismos vivos que habitan nuestro planeta.
Sin embargo, no importa el tiempo o dinero invertidos en investigación, el sueño de los polímeros biodegradables ha resultado difícil de alcanzar. Hasta ahora. Un equipo de expertos de la Escuela de Medio Ambiente de la Universidad de Yale (EEUU) ha presentado un nuevo bioplástico que merece una mención destacada: tiene alta resistencia pero, a la vez, la capacidad de degradarse por completo en apenas tres meses.
Un equilibrio único entre degradabilidad y durabilidad
Está hecho a partir de subproductos de la madera; concretamente, de polvo de madera durante el proceso de deconstrucción de la matriz porosa de la madera natural; un material que, generalmente, se desecha como desperdicio en los aserraderos. Para fabricarlo, la estructura porosa de la madera natural se deconstruye para formar una especie de 'sopa' homogénea de celulosa-lignina (la lignina es el polímero orgánico más abundante del mundo vegetal), que presenta entrelazamiento a nanoescala y enlaces de hidrógeno entre la lignina regenerada y las microfibras de celulosa. La mezcla puede moldearse o enrollarse sin romperse.
Con ello, es posible fabricar películas de bioplástico lignocelulósico a gran escala simplemente vertiendo la sopa de celulosa y lignina en un molde. Según los científicos, entre las cualidades del material resultante, se encuentran una alta resistencia mecánica (es fuerte) y un gran estabilidad al contener líquidos (robusto), así como resistencia a la luz ultravioleta.
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"Hay muchas personas que han intentado desarrollar este tipo de polímeros en plástico, pero los hilos mecánicos no son lo suficientemente buenos para reemplazar los plásticos que usamos actualmente, que están hechos principalmente de combustibles fósiles", aclara Yuan Yao, profesor asistente de ecología industrial y sistemas sostenibles en la Escuela de Medio Ambiente de Yale y líder del trabajo que publica la revista 'Nature Sustainability'. "Hemos desarrollado un proceso de fabricación sencillo y directo que genera plásticos a base de biomasa a partir de la madera, pero también plástico que también ofrece buenas propiedades mecánicas".
Además, a diferencia de la mayoría de los plásticos a base de petróleo y otros plásticos biodegradables, este bioplástico puede ser reciclado (pudiendo volver a reutilizar el disolvente biodegradable y reciclable DES —'deep eutectic solvent', por sus siglas en inglés—) o degradado por microorganismos en el suelo en poco tiempo.
"Para mí, esto es lo que realmente hace que este plástico sea bueno: todo se puede reciclar o biodegradar", explica Yao. "Hemos minimizado todos los materiales y los desechos que van a la naturaleza".
Numerosas aplicaciones
De hecho, durante los experimentos, los investigadores enterraron láminas de este bioplástico en el suelo: se quebraron en apenas dos semanas y se degradaron por completo en tres meses, cerrando el ciclo de forma segura para el entorno natural, algo que ni los plásticos convencionales ni los productos de consumo de celulosa hidrófila pueden ofrecer.
Parece un material muy prometedor para la producción de bioplásticos mucho más duraderos y también más resistentes, y los autores auguran un futuro repleto de este nuevo bioplástico moldeado en forma de película para bolsas de plástico, envases para cubrir alimentos, embalaje de productos —uno de los usos que más residuos deja— o incluso productos para emplear en el campo de la construcción o la industria automovilística.
Por
Sarah Romero
09/04/2021 - 05:00
https://www.elconfidencial.com/medioambiente/soy-eco/2021-04-09/plastico-bioedegradable-contaminacion_3026071/