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Un evento negativo en la vida de un individuo puede llegar a generar comportamientos compulsivos en el presente, además de hacerle fracasar en sus relaciones. Una experta desvela cómo
Las palabras "adicción" y "trauma" suelen venir bastante asociadas. Cualquier película que trate de estos temas psicológicos probablemente presente a un personaje con problemas de conducta a los que cede o se sobrepone y que lo retrotraen a un evento negativo del pasado. Las conductas adictivas, por otro lado, están vistas como una especie de forma de evasión, sea del propio trauma o de una realidad actual amarga. Y, a decir verdad, el riesgo de desarrollar algún tipo de trastorno relacionado con las adicciones se incrementa un 76% en caso de haber sufrido un trauma en la vida de una persona.
Por otro lado, como explica Annie Tanasugarn, psicóloga especialista en adicciones, en la revista 'Medium', hay algunas de ellas más frecuentes pero no tan dañinas a corto plazo para el individuo como son al teléfono móvil (el famoso FOMO, del que ya hemos hablado en más de una ocasión), al sexo, al ejercicio (la vigorexia), a la pornografía o la adicción al trabajo (los llamados 'workaholics'). Estas, al implicar un consumo más cotidiano o que no viene implícito un riesgo para la salud, como sí sucede en las más destructivas (a las drogas o al alcohol), suelen estar asociadas a algún tipo de evento negativo del que se pretende escapar, ya que proporcionan un alivio instantáneo frente a eso de lo que se quiere huir.
"Si crecimos en el caos, entonces ese caos será lo cómodo de nuestras vidas"
"Lo que hace que este tipo de adicciones sean peligrosas es que muchos de estos comportamientos no se pueden evitar por completo", asegura Tanasugarn. "Algunas actividades como trabajar, comprar o usar el 'smartphone' son parte de nuestra vida diaria, lo que provoca que en caso de que exista el paciente no sea capaz de aceptarlo o le sea mucho más difícil gestionarla". A fin de cuentas, todos tenemos ciertos comportamientos compulsivos que no tienen por qué implicar un problema hasta que nos afectan de lleno en nuestra vida. "Todos podemos acabar desarrollando manías para distraernos de lo que nos pesa, de nuestros traumas no procesados", lo que a su vez refuerza la actitud ansiosa y genera más culpabilidad y dificultad para avanzar.
Ahora bien, ¿cómo saber si ese comportamiento errático que llevamos detectando nos va a traer problemas al convertirse en una posible adicción? Dependiendo de cuál sea la actitud negativa que estamos desarrollando, sus causas y consecuencias variarán, no solo en cuanto a tipos, sino también en intensidad. Por ejemplo, hay personas que no pueden disfrutar de lo que sería una relación sana, normalizando las tóxicas y acabando cayendo una y otra vez sobre la misma piedra.
Ante todo, pide ayuda
"Si crecimos en el caos, entonces ese caos será lo cómodo de nuestras vidas", admite la psicóloga, en lo referente a esa imposibilidad de afianzar algún vínculo saludable y duradero. "Una relación sana puede sentirse incómoda o aburrida, de ahí que pueda recurrir a comportamientos compulsivos", remarca Tanasugarn. "Cuando estas adicciones se afianzan en el individuo, este siente culpa, vergüenza o un estilo de apego más evitativo, sumado a sentir temor ante el abandono".
Las cosas se complican cuando el trauma que sufrió el individuo en cuestión es de tipo sexual. En este caso, "corre un mayor riesgo de desarrollar adicciones como al sexo o directamente evitar todo tipo de lazo emocional o afectivo profundo con alguien para recluirse en las relaciones virtuales o en los videojuegos". Otra de las posibilidades es que el trauma provenga de un trato muy negativo por parte de figuras de autoridad como los padres, fuera abusivo o de completa dejación. En este sentido, la persona intentará por todos los medios buscar una validación externa para todo lo que hace, a la par que tener más posibilidades de acabar siendo adicto al trabajo o al ejercicio físico, teniendo una especie de tendencia perfeccionista que buscará siempre llevar a un último término todos sus propósitos.
En conclusión, "no existe una regla común sobre qué tipo de comportamiento compulsivo puede llegar a tener una persona en función de sus experiencias vividas". Tampoco existe un tratamiento eficaz para remover tanto la conducta adictiva como aliviar o solucionar el trauma generado en el pasado. Lo que está claro es que necesita de una atención psicológica individual y pormenorizada, ya que tanto tener un trauma como un problema de adicción es un asunto grave dentro del mundo de la psicología. Ante todo, precisará de tiempo y paciencia para sanar y, sobre todo, para recuperar "la autoestima, la identidad y la autocompasión".
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31/07/2022 - 05:00
www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2022-07-31/trauma-adiccion-psicologia-social-vida_3462859/