viernes, 13 de enero de 2023

EL PARADIGMA DE LA VACUNACIÓN El orgullo en China: a Europa le caducan las vacunas covid y Pekín las rechaza (por ahora)



Trabajadores se preparan para envasar comprimidos contra la fiebre en la oficina del Grupo Farmacéutico Youcare. 
(EFE/Mark R. Cristiano)



La Unión Europea lleva desde el verano intentando regalar dosis a países en desarrollo que en ocasiones las rechazan por falta de demanda entre su población o problemas técnicos




Los asuntos internos de China se resuelven en China. Este es un dogma del Gobierno de Pekín que afecta a su política en todos los ámbitos. "La situación de prevención y control de la epidemia es precisa y controlable (…). Se ha construido la línea de producción de vacunas contra el covid más grande del mundo, con una capacidad de producción anual de más de 7.000 millones de dosis, y la capacidad de producción total ha superado los 5.500 millones de dosis", ha sido la primera respuesta que ha dado la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Mao Ning, a la oferta de la Unión Europea de suministrar vacunas a la superpotencia asiática.

El acuerdo parecía bueno para ambas partes. A Europa, desde hace meses, le sobran vacunas, mientras que a China le faltan, al menos, las más fiables. Pero esa es una verdad complicada de gestionar desde ambos lados. Fuentes europeas han confirmado a El Confidencial que muchos países de la UE tienen desde el pasado verano un stock de vacunas que llevan ofreciendo a muchos países en vías de desarrollo y que acaban sin encontrar destinatario. Muchas de esas vacunas están caducando. La propia Agencia Española de Medicamentos reconocía recientemente que 14 millones de dosis, un 7% del total, han caducado en España. Situación similar se repite en todo el entorno de la UE.

Es cierto que existe el mecanismo internacional creado por la Organización Mundial de la Salud, Covax, para el reparto equitativo de vacunas a nivel global. Muchas vacunas se han donado a través de este mecanismo, pero en el rebajado escenario de alarma actual de la pandemia muchos países rechazan las vacunas por tres motivos: falta de recursos para conservar las vacunas en frío, falta de profesionales sanitarios o falta de interés entre la población en vacunarse. "La maquinaria diplomática de muchos países se activó al ver que había tanto excedente. La respuesta ha sido, en ocasiones, pese a que el país donador pagaba todos los gastos, que no había demanda de la población en vacunarse o no había posibilidad de preservar o suministrar las dosis", explica un alto cargo de Bruselas.

De aquel primer escenario en que se tachó a Occidente de egoísmo por acaparar todas las vacunas al inicio, se ha pasado a un exceso de existencias de unos y un cierto desinterés de los otros por siquiera tener vacunas gratis. La pandemia, tres años después, ha dejado lecturas diversas en cada país tras un primer excepcional contexto en que el análisis y la respuesta fueron en todos los países los mismos.


La OMS critica a Pekín

placeholderPersonas con mascarillas patinan sobre un lago congelado en Pekín. (EFE/Wu Hao)
Personas con mascarillas patinan sobre un lago congelado en Pekín. (EFE/Wu Hao)

Pekín rechaza de puertas para afuera la ayuda occidental para controlar una epidemia que sigue moviéndose entre un total ostracismo por parte de las autoridades. "Creemos que las cifras actuales publicadas por China infravaloran el impacto real de la enfermedad en términos de ingreso en los hospitales, admisiones en cuidados intensivos y, sobre, todo en términos de decesos", ha dicho Michael Ryan, responsable de la gestión de emergencias sanitarias de la OMS. Entre otras críticas, la hasta ahora siempre cautelosa OMS con China apunta al polémico cambio en la contabilidad de decesos por el covid por parte de Pekín. China, ahora, solo califica como muertos por covid a los decesos ligados directamente con "insuficiencia respiratoria". "Pensamos que esta es una definición muy estrecha", ha dicho Ryan. La propia web de la OMS habla de algo más de 10 millones de contagios actualmente en China y un total, desde el inicio de la pandemia, de 31.914 muertes reconocidas. Mientras tanto, el Gobierno de Xi solo ha contabilizado 120.000 contagios desde principios de diciembre y únicamente 30 muertes.

La empresa británica de análisis científicos Airfinity sigue manteniendo que Pekín miente con sus cifras y predecía el pasado 4 de enero que "las infecciones por covid alcanzarán en China su pico más alto el 13 de enero, con 3,7 millones de casos por día. Se estima que las muertes alcancen su punto máximo 10 días después, con aproximadamente 25.000 fallecidos por día, para un total de 584.000 fallecidos desde que la epidemia estalló en todo el país en diciembre. Predecimos 1,7 millones de muertes en China para fines de abril de 2023".

Pese a esto, el pasado domingo, tras casi tres años de aislamiento, China abrió sus fronteras al mundo, dando un paso al frente en el fin de la política covid cero, ideada para frenar la expansión de la pandemia de coronavirus. Aunque sí que se seguirá pidiendo una prueba negativa de covid, realizada en las últimas 48 horas. Sin embargo, por el otro lado están los Estados occidentales que están exigiendo mayores garantías a los viajeros que provienen de China.

En este escenario la diplomacia mediática está jugando sus cartas. China apunta a que si no hubiera mantenido su política de covid cero en los primeros años, donde se ha mejorado la lucha contra la enfermedad y se ha reducido su letalidad, el desastre de muertes hubiera sido gigantesco.

Admitiendo esa hipótesis, las críticas apuntan a la inoperancia mostrada en la baja vacunación porcentual de la población, las dudas que hay sobre que sus vacunas, Sinovac y Sinopharm, sean menos efectivas (la mayoría de análisis así lo afirman), y la falta de camas de hospital. "Estos tres años, la apuesta ha sido solo contener el virus y no se han aprovechado para prepararse para un contagio masivo que ha llegado cuando la población se ha hartado de los constantes encierros", dicen la mayoría de analistas.

Pero reconocer eso sería reconocer un gran error de Pekín, que por ahora mantiene que son los medios occidentales los que exageran y tergiversan la situación del covid en China. Se ha entrado, por tanto, en un escenario diplomático donde todo sucede entre bambalinas para evitar la imagen de que la superpotencia china necesita a Europa.

En marzo de 2020, cuando la pandemia empezaba en occidente en Italia, China mandaba a sus científicos a aleccionar a los italianos de cómo afrontar una monumental crisis. Los representantes chinos, entre otras cosas, abroncaron a los italianos por practicar un confinamiento que consideraban ineficaz al permitir a algunas personas salir a la calle o bajar de uno en uno a hacer la compra. El Gobierno chino presumía entonces de su gestión. Tres años después, Italia, con mucha mayor mortalidad porcentual oficial por covid, está abierta con total normalidad y China se enfrenta al peor momento de la pandemia. Otra vez es Europa la que pide controlar los vuelos que llegan de China.

La reciente vista a China del canciller alemán, Olaf Scholz, motivó ya un primer acuerdo con la llegada del efectivo medicamento Paxlovid para tratar a los enfermos de covid en China. Todo se hizo con un perfil bajo. Pekín permitió a mediados de diciembre que Alemania enviará vacunas de Pfizer a China para suministrar a los alemanes que viven allí. Muchas embajadas europeas han hecho lo mismo con sus trabajadores. Ya hay, por tanto, vacunas occidentales en la superpotencia asiática. ¿Llegarán finalmente al resto de la población?





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12/01/2023 - 12:17
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