martes, 24 de enero de 2023

¿ESTRATEGIA MILITAR O DE DISTRACCIÓN? A Putin le quedan dos cartas en la manga para darle la vuelta al frente y ninguna es un as



Soldados ucranianos, en una maniobra militar cerca de la frontera de Ucrania y Bielorrusia, el 20 de enero de 2023. (Reuters/Gleb Garanich)



Rusia ha aumentado el número de efectivos de sus tropas y ha iniciado maniobras militares con Bielorrusia antes de una supuesta ofensiva en Ucrania en primavera de 2023




Vladímir Putin tiene un claro propósito para 2023 y quiere cumplirlo en los primeros meses del año. Después de un invierno sin muchos movimientos en el frente, Rusia estaría preparando una gran ofensiva en Ucrania para compensar las derrotas en el frente desde que empezó a invasión. Los analistas apuntan a que, para llevarla a cabo, Putin podría jugar dos cartas que pueden cambiar el rumbo de la guerra o seguir el camino del fracaso ruso. La primera está centrada en ampliar el número de efectivos militares, la segunda, en aumentar su presencia en Bielorrusia. Ninguna de ellas sería, en el escenario actual, una carta ganadora.

Los informes del Institute for the Study of War (ISW) apuntan a que el Kremlin está aumentando el número de sus efectivos: ha elevado la edad de reclutamiento y ha recuperado divisiones militares que habían sido disueltas. Rusia elevará los efectivos de 1,15 millones a 1,5 millones en 2026, según los pronósticos. Además, los blogueros rusos afirman que el presidente ruso convocaría una movilización total en las próximas semanas.

Por el otro lado, Bielorrusia vuelve a encabezar la lista de preocupaciones de Ucrania desde que empezó la guerra con unas maniobras que algunos analistas, y el propio Volodímir Zelenski, interpretan como una posible antesala de una entrada de Bielorrusia en la nueva fase de la guerra. "Es probable que Rusia se esté preparando para montar una gran ofensiva en enero-marzo de 2023. El movimiento de equipo militar ruso a los campos de entrenamiento en el sur de Bielorrusia siguió a la visita de Putin a Minsk. Según los informes, uno de los temas discutidos fue la cooperación militar entre Rusia y Bielorrusia, que se ha intensificado desde el establecimiento de una fuerza conjunta en octubre de 2022. Además, el jefe de las fuerzas armadas ucranianas, Valeriy Zaluzhnyi, advirtió de los preparativos de Rusia para otra ofensiva contra Kiev a principios de 2023", explica Alex Kokcharov, un analista de riesgo centrado en Rusia, Bielorrusia y Ucrania, a El Confidencial.

En las maniobras militares se utilizarán todos los aeródromos, polígonos de la fuerza aérea y las tropas de defensa aérea de Bielorrusia. También está previsto que, hasta el 1 de febrero, se lleven a cabo patrullas conjuntas a lo largo de la frontera y que lleguen tropas tácticas. Todas estas tareas son "puramente defensivas", según Víktor Jrenin, ministro de Defensa bielorruso. Por su parte, su homólogo ruso, Serguéi Shoigú, afirmó que los ejercicios se llevan a cabo para "desalentar que los potenciales oponentes intenten una escalada o provocaciones".


¿Una estrategia de distracción?

Lukashenko niega que tenga intención de tener un papel más activo en la guerra y que se convierta en un trampolín para la nueva ofensiva —Rusia ya lo hizo al inicio de la invasión— mientras que Putin afirma que no está ejerciendo presión sobre su homólogo bielorruso para que lo haga. No obstante, ni Ucrania ni Occidente confían en sus palabras. El presidente Volodímir Zelenski advirtió recientemente sobre los posibles ataques desde Bielorrusia y las fuerzas ucranianas han aumentado la seguridad en su frontera con el país. Después de que Putin visitara a Lukashenko y aumentaran los rumores sobre un aumento de la cooperación, Ucrania ha reforzado la defensa en la frontera con un mayor envío de unidades y ha minado una parte del territorio.

El envío de tropas ucranianas a la frontera de Bielorrusia puede ser la estrategia de Rusia con las maniobras militares. La política bielorrusa Sviatlana Tsikhanouskaya, que huyó del país en 2020, alertó que el propósito de estas acciones "es amenazar a los ucranianos, distraerlos y desviar la atención de sus tropas de la parte este del país hacia las fronteras del norte". El Donbás sigue siendo el frente prioritario para los rusos y según Andriy Yusov, representante de la Inteligencia de Defensa de Ucrania, Putin ordenó al nuevo jefe de las Fuerzas Armadas rusas, Valeri Gerásimov, que conquiste el óblast de Donetsk para marzo.

La misión de Gerásimov se enmarcaría después de los enfrentamientos en Soledar, una ciudad sin valor estratégico, pero que ahora mismo se postula como una gran victoria para Rusia. Las fuerzas del Grupo Wagner afirman que ya han tomado control del territorio, mientras que Ucrania se resiste a afirmar una derrota y solamente ha apuntado a un retroceso de sus tropas en ese frente. Mientras, la lucha continúa en Bajmut después de meses de ofensiva. "La batalla de Bajmut es la clave para los planes futuros de ambos bandos en Donbás. Si los rusos logran ocupar la ciudad, intentarán recuperar parte del territorio perdido desde septiembre", apunta Emmanuel Karagiannis, experto en seguridad internacional del King's College de Londres.


Rusia necesita (todavía más) soldados

Las maniobras militares entre Rusia y Bielorrusia, así como los últimos encuentros entre altos cargos de los dos ejecutivos pueden ser una estrategia para distraer a Ucrania pero, aunque Rusia volviera a utilizar a Bielorrusia como trampolín para una nueva ofensiva, surgen dudas sobre el resultado de esta maniobra. "En gran parte del norte de Ucrania hay bosques muy densos, lo que limitaría en gran medida el movimiento de vehículos de una fuerza invasora a las carreteras. Esto haría que la fuerza invasora fuera vulnerable ante la infantería armada con armas antitanque, como se vio en el noreste de Ucrania en los primeros meses de la invasión rusa", sostiene Alex Kokcharov.

Asimismo, una ofensiva rusa desde Bielorrusa requeriría una fuerza de al menos 30.000 unidades, lo que probablemente requiera una mayor movilización de reservistas. Su momento estaría influenciado por la necesidad de evitar las lluvias de primavera y el barro, que es probable a partir de marzo de 2023 en adelante. Por lo tanto, se llevaría a cabo antes, mientras el suelo está congelado, o después de las lluvias”, añade el experto.

Al respecto, ISW explicó que es poco probable que un ataque ruso desde su país aliado se lleve a cabo a principios de año. En primer lugar, porque las fuerzas rusas desplegadas en Bielorrusia están en fase de entrenamiento. "No hay indicadores que apuntan a que las fuerzas rusas en Bielorrusia tengan las estructuras de comando y control necesarias para un ataque en primavera de 2023 contra Ucrania", apunta el informe.

En segundo lugar, Rusia todavía no ha finalizado la movilización parcial que anunció en otoño del año pasado. "Es posible que Rusia complete una o más convocatorias de reserva adicionales para otoño (...) y que la industria militar se prepare para aumentar el material necesario para una invasión desde Bielorrusia. Parece más probable que un nuevo ataque desde ese país tenga lugar a finales de 2023", concluye el documento de ISW.

Convertir a Bielorrusia en un protagonista activo de la guerra no está visto con buenos ojos para muchos analistas rusos. Los blogueros rusos, que se han convertido en una de las voces más importantes en Rusia por la censura de los medios de comunicación, han criticado una hipotética ofensiva desde ese país. Ponen como ejemplo la retirada de Jersón, que a pesar de la humillación política, fue necesaria. Moscú perdió un símbolo, pero ganó un enorme río desde el cual pueden castigar a los ucranianos con artillería y aviación. Esta estrategia les permitió comprimir sus esfuerzos. "Las fuerzas rusas no tienen la capacidad de proyectarse en Ucrania a lo largo de múltiples ejes, como Rusia intentó hacer a principios de 2022", cita ISW a uno de los blogueros rusos.


La movilización total, ¿problema o solución?

La carta de Bielorrusia tiene muchos cabos sueltos. La segunda carta, también. Informes de inteligencia británica, así como reportes de expertos OSINT apuntan que Rusia ordenaría la movilización de hasta 500.000 reclutas, además de los 300.000 que convocó el pasado octubre. "Habrá una segunda ola de movilización. Nos veremos obligados a llevar a cabo la segunda, y tal vez la tercera ola. Para ganar en Ucrania, necesitaremos convocar al menos a otro medio millón de soldados", dijo Igor Strelkov, un bloguero ruso y exoficial de inteligencia. "Esperamos que lleven a cabo ofensivas en las regiones de Donetsk y Járkov, así como posiblemente en Zaporiyia, pero que se defiendan en Jersón y Crimea. Esta es la cantidad de hombres que necesitarán para tal tarea", añadió Vadym Skibitsky, subjefe de inteligencia militar de Ucrania, en un artículo de The Guardian.

El desafío que enfrentó la "movilización parcial" fue la falta de formación de los efectivos. De los 300.000 movilizados en otoño, Rusia se ha reservado ahora en torno a la mitad para entrenarlos y usarlos más adelante, según ISW. Si se unen otros 500.000 soldados, el Ejército ruso puede no tener la capacidad para entrenarlos a todos para la siguiente ofensiva.

El problema de la formación de los efectivos fue una de las causas del ataque con misiles HIMARS en Donetsk, que provocó la muerte de 63 soldados, según el Kremlin, pero que Ucrania aumentó a más de 400. Cientos de soldados se encontraban en una escuela de la región de Makiivka, que utilizaban como almacén de artillería, cuando las fuerzas ucranianas los interceptaron por el uso de teléfonos móviles. Los analistas llamaron "ineptos" a los altos mandos, que culparon a los soldados por utilizar los móviles minutos después de la entrada del año nuevo.

Además del uso de teléfonos, también criticaron que se cometan errores estratégicos en el frente, como aglutinar en un mismo edificio a cientos de soldados. "¿A quién se le ocurrió la idea de colocar personal en gran número en un edificio, donde incluso un tonto entiende que si golpean con artillería, habrá muchos heridos o muertos?", escribió el bloguero militar Arcángel Spetznaz Z.

El caso de Makiivka demuestra una falta de coordinación en alguna de las maniobras en Ucrania. "Si movilizas a 500,000 hombres, esos problemas no desaparecen, simplemente tienes problemas similares con más mano de obra", señaló el experto militar estadounidense Rob Lee, a The Guardian.

Por otro lado, los planes de la OTAN para proporcionar tanques Leopard a Ucrania pueden dar un nuevo impulso al país en la guerra. Hasta ahora, tanto Ucrania como Rusia han usado tanques de la era soviética en la batalla, y los Leopard serían un gran paso adelante en cuanto a capacidad. También ayudaría a compensar la superioridad de Rusia en cuanto a la artillería, un aspecto clave para avanzar en regiones de Luhansk durante el verano.

Las cartas que a Rusia le quedan por jugar no son un as, pero siguen siendo lo suficientemente amenazadores para Ucrania en una nueva fase de la guerra. El objetivo de Moscú es recuperar la iniciativa que perdió después de la contraofensiva de Járkov y Jersón, y para conseguirlo necesitará más que un aumento de los efectivos. Ucrania también tiene planes para 2023, y "pondrá toda la carne en el asador para aumentar su capacidad militar de cara a la primavera", concluye Alex Kokcharov.




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23/01/2023 - 05:00
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